Lo que hace a los grandes hombres

En mis plásticas con otras personas, he observado que todos hemos conocido grandes hombres, a quienes recordamos y consideramos ejemplos en algunos de los aspectos importantes de la vida. ellos han dejado huellas, probablemente sin habérselo propuesto. Sin embargo, su grandeza interior hizo posible esas hazañas que impactaron en nuestras vidas, y en la sociedad en general. Fueron, son y serán grandes hombres, en las mentes de sus conocidos.

En el evangelio de Mateo, hay una conversación entre Jesucristo y sus discípulos, que dice: » En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos, y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe» Mt. 18:1- 5.

Jesucristo, les enseñó con ese contenido, que la grandeza está en la humildad, la cual les permite entrar al reino y haber recibido a Cristo. Ninguno de ellos podía ser grande, sin estar en el reino y tener al Rey. Por tanto, esta es una condición indispensable para ser grande en el reino de los cielos. Lo cual fue propio para ellos, como lo es para todos los que profesamos la fe en Cristo. Por eso, Pedro escribió: «Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo» I Ped. 5:6.

Jesucristo da a sus discípulos otra enseñanza importante, sobre el ser grande y ser el primero en el reino de Dios. El les dijo: «Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» Mt. 20:25- 28.

El privilegio de los hombres grandes, es que descubrieron que la grandeza no se hereda, ni se vende en colmados, sino que está en ser siervo, para servir a los demás. No consiste en ser servido, sino en servir. Por esa razón, Jesús el Cristo vino a ser el más grande en el reino de los cielos y aún entre los que no pertenecen al reino, por ser siervo y servidor de todos. «Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra. y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre» Fil. 2:9- 11.

En la ciudad de La Vega, tuve el honor de conocer al filántropo  ingeniero Heriberto Medrano Basora (Cuqui), quien por su humildad y servicio vino a ser grande entre  los grandes del país; siempre estuvo presto para servir a los demás. Este hombre merece un reconocimiento póstomo como ser poner el nombre de la venida del «riito,» avenida Cuqui Medrano, por su importancia e influencia social. Los grandes deben ser recordados después de su partida de esta tierra, para que sirvan de ejemplos para generaciones futuras.

Los grandes hombres, son luces que brillan y llaman la atención de aquellos que están a sus alrededores. Si los pueblos entendieran que la continuidad de los éxitos del pasado, son la base de éxitos futuros, todos nos interesáramos en reconocer esos grandes valores del pasado. El error de muchos gobernantes es no dar continuidad de los gobiernos que les antecedieron. Por eso, los países pobres no avanzan; cada quien quiere su impronta, no les importa los países.

Como individuo, rechazaba la historia en la escuela, pero reconozco que la historia de una familia, de un barrio, de una ciudad, de una provincia, de un país son tan importantes como su futuro. Cada uno es la herencia del pasado, en cada aspecto de su vida. El presente hace pequeñas transformaciones, que el futuro tiene el deber de mejorar considerando todo el pasado.  No olvidemos nuestros grandes, nuestros héroes, nuestro pasado. Todo esto, es el resultado del servicio que otros y ellos hicieron.

En consecuencia, debemos adoptar como forma de vida, el ser siervo, servidor de aquellos que está con nosotros. Reconozcamos a los grandes entre nosotros. Muchos de éstos no traspasan sus linderos sociales, pero son importantes entre ellos. «Dar honor al que honor merece». El primer honor es para Dios, Creador de todo; el segundo de Jesucristo, quien dio su vida por nosotros; el tercero, del Espíritu Santo, por su gran labor entre la iglesia y su arduo trabajo con la humanidad de convencernos de pecado, de justicia y de juicio; Y luego, para todos los grandes de la humanidad.

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