Llegada del otoño
Quienes me conocen saben que mi estación favorita es el otoño. Y lo es, en parte, porque durante el día en que este inicia se produjo mi nacimiento en San Cristóbal, hace ya 76 años.
Astronómicamente al otoño se le ha definido como la estación del año que comienza en el equinoccio del mismo nombre y termina en el solsticio de invierno. Esto quiere decir, que el otoño es una estación del año que marca la transición entre el final del verano y el inicio del invierno.
La palabra otoño proviene del latín autumnus, que significa “llegada de la plenitud del año”. Se trata de una época templada del año, que en el hemisferio boreal corresponde a los meses de septiembre, octubre y noviembre, y en el austral a los de marzo, abril y mayo. Por eso se siente uno extraño estando en Argentina, Chile o Australia, por ejemplo, en diciembre, cuando se siente un calor terrible. En cambio, desde marzo, se siente el frío congelante del invierno.
Lo más característico del otoño es la caída de las hojas de aquellos árboles que forman parte del grupo de los que en botánica se llaman caducifolios. Los árboles de este tipo, a diferencia de los perennes o perennifolios, renuevan sus hojas cada año.
Con la llegada del otoño, las hojas adquieren un color amarillento o amarronado y caen al suelo una vez que están bien maduras o secas y comienzan a ser arrastradas por el viento. Durante el invierno, estos árboles permanecen “desnudos” y vuelven a exhibir su follaje en la primavera.
En nuestro país, de clima cálido, esta bella experiencia es poco notoria porque la mayoría de nuestros árboles son de hojas perennes, es decir que son plantas que tienen un follaje que permanece verde y funcional durante más de una temporada de crecimiento.
Temperatura
A pesar de la región geográfica en que está ubicado nuestro país, lo habitual es que, en el otoño, las temperaturas desciendan un poco respecto al verano y se tornen más agradables y así permanezcan hasta el año siguiente, porque no tenemos invierno. Y desde finales de noviembre y durante todo diciembre se siente una brisa fresca muy agradable que se dice que anuncian los aires navideños.
Uno de los pocos árboles en nuestro medio en el que se observa una caída parcial de las hojas es el almendro. Suele ser un árbol frondoso, ya no tan común como en mis años de infancia, cuyas hojas caídas, amarillas y secas, rodean su tronco y el suelo de los alrededores del mismo.
Por otra parte y de manera simbólica, se asocia al otoño con el ocaso de la vida, esto es, cuando se está a poco tiempo del invierno. La diferencia entre el otoño y el invierno dentro de este simbolismo, es que en el otoño todavía pueden tenerse experiencias gratas y satisfacciones, como alcanzar ciertos triunfos anhelados, juguetear con los nietos como si se fuera uno de ellos, reconocer entre risas que ya no se tiene la fuerza ni la resistencia de la juventud, pero algunos, incluso, por circunstancias de la vida, llegan a conocer de nuevo el amor.
El invierno, en cambio, es una etapa de reposo en la que ya se está muy cerca de la tumba. La naturaleza explica la diferencia simbólica entre el otoño y el invierno en la vida de una persona de manera práctica permitiendo que durante el otoño una gran variedad de flores, como los crisantemos, permanezcan hermosas llenando los jardines y las macetas de colorido, lo cual no se ve durante un invierno frío.
Pero con todo, en el invierno de la vida la persona llega a estar consciente de que le queda por vivir menos tiempo de lo que ya ha vivido; sin embargo, deja de temerle a la muerte, la espera tranquilamente y, a veces, incluso, le sorprende su tardanza en llegar.
jpm-am
comparto el sentimiento del dr porque al igual que el, el otoño es mi estacion del año favorita y he tenido la dicha de apreciar no solo la diversidad de colores de esta hermosa estacion pero todas las otras en plena magnitud. gracias por su analogia del otoño con esa etapa de nuestras vidas en donde la reflexion sobre nuestras vidas es oportuna y la consciencia plena de su simpleza nos ayuda a comprender el valor de la misma. muchas gracias.
excelente.los que fuimos niños por la década 60s en nuestros campos, extrañamos mucho y sentimos mucha nostalgia de aquellos tiempos,se recuerda con ternura,a padres,abuelos,vecinos y amigos idos,porque como escribe el doctor,para entonces llegaban las » brisas de navidad» y los villancicos navideños en las emisoras de entonces,especialmente,radio guarachita.y las profesiones de madrugada de la iglesia
proseciones de la iglesia,correccion
esas proseciones,abrigaditos por el frío viento de otoño de entonces,siempre terminaban en casa de algún feligrés ,tomando jengibre o chocolate y un *** te veo en la escuela***a aquellos primeros amores.lindos recuerdos.
p.d.,la vería en la escuela,de mecanografía,pues para aquella década,vivíamos en zona rural,escuela pública cerrada,yo recogía café de día de noche ayudaba molerlo en una depulpadora junto a una arroyito.asi ayudaba a mi madre con unos pesos me pagaban,para comprarme uniforme y zapatos para la escuela en enero.