Ley de partidos: quien hizo la ley hizo la trampa

Este refrán popular, que busca expresar que las leyes se crean con segundas intenciones, termina siendo bastante ilustrativo para recrear lo que está sucediendo con la inscripción de candidatos y los criterios que está usando el Tribunal Supremo Electoral(TSE) para hacerse un poco de la vista gorda y dejar pasar muchas candidaturas que, de otra forma, no podrían inscribirse.
Lamentablemente en R.D. este refrán parecería ser el día a día en la aplicación de las leyes.
Los tigüeres en Quisqueya somos buenos y nos ponemos pilas, para encontrar la salida fácil o jugarles la vuelta a las normas para buscar un beneficio.
En muchas ocasiones, pecando un poco de mal pensado, los mismos que crean la ley ya tienen planeado el procedimiento para esquivarla.
Criterios laxos para inscribir un adversario que hoy por una negociación se hace aliado, es permitido por la ley con una cuota tope y con eso fomenta la misma ley que debe regularlo todo,  el transfuguismo patético de RD y presenta la tesis de moda a los dominicanos de que nadie es adversario, ni piensa diferente.
Todo se negocia en la cúpula y sumar al gato con la paloma, es visto bien por el tribunal electoral y la Junta central Electoral.
Pasar a engrosar las filas de otro partido, todo es negociable, no hay mística, respeto a ideales y a la forma.
Esta práctica, transfugista debilita el sistema de partidos, favorece la inestabilidad política partidaria, afecta la credibilidad no solo del tránsfuga en cuestión,  sino del conjunto de la clase política, deteriora la cultura democrática y efectivamente distorsiona la representatividad surgida de las elecciones
En RD el transfuguismo tiene un efecto negativo en la representación y la gobernabilidad política.
El cuadro político que los votantes dibujaron en las elecciones se desdibuja y se transforma a lo largo de los cuatro años del ejercicio legislativo.
Esto lo único que refuerza es el espíritu y visión electorero de los partidos visto como vehículos electorales.
Es triste que la JCE y el Tribunal electoral, este alimentado esa visión, y no trabajando para institucionalizar a los partidos.
El problema de la ley de partido firmada al vapor es que la organización partidaria en el país se mueve en una doble dimensión.
Existe una organización legal inscrita ante la JCE y vista por el TSE,  y por otro lado una informal, o formal no registrada, pero que funciona como si estuviera inscrita y capta miembros de sectores externos. incluso los partidos se pueden dar el lujo de postular candidatos que no estén afiliados al partido en áreas en donde no tienen organización legal
Ya es tarde, el arrastre, se impone, las alianzas son validadas y esto es la ley del más fuerte y no de la razón y la justicia.  Por eso, Reinaldo Pared dijo que solo Comité Político tiene última palabra sobre eliminación del arrastre, no los tribunales.
Opine Usted.
JPM-am
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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