Leonel, Henry Kissinger y la pizza

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EL AUTOR es escritor. Reside en Nueva York.

Creo que dos aspectos enlazan a la sociedad norteamericana con la política. En cualquier convenio, ya  sea político, social o económico, los norteamericanos aplican lo que yo he definido como la  “teoría de la pizza”: cada  recibe un slice o el pedazo que le corresponde. Es decir, en los acuerdos demarcan las fronteras y  no es permitido pasar de una franja hacia otra. 

El segundo aspecto me surgió mientras leía las memorias del ex Secretario de Estado, Henry Kissinger que definía a la política como “una ciencia de posibilidades”.  

        A pesar de que  las comparaciones son cojas, me permito decir que mi llamada “teoría de la pizza”, quizás,  no funciona en los enredos políticos de República Dominicana; sin embargo, aquellos juicios  extraídos de las vivencias de Kissinger, me facilitan  interpretar algunos  conflictos internos del Partido  de la Liberación Dominicana  y algo,  posiblemente  visto,  muy lejano: una nueva candidatura de Leonel Fernández para la presidencia de la nación.  

        De plano ya los que se atribuyen ser los más connotados “analistas” y hasta se hacen llamar “politólogos”,  como dioses sagrados, dieron sus inapelables veredictos: unos apegados a sus respectivas  parcelas   y otros en espera de ser parte  de la burocracia local. Así, es  son los juicios en la aldea política dominicana.  Nadie da un puntazo sin tejer su propio lienzo. 

  En estos ajetreos de amarrar y sacar tajadas, nadie supera a la gran mayoría  de escritores e intelectuales de la isla. Esta legión de ingratos son semejantes a los gusanos de seda. Sólo hacen sus tejidos en primavera. ¡Pena  del gobernante que caída en desgracia después haberle tendido la mano  a estos trepadores! Nadie como Leonel Fernández  ha saboreado lo que es haber sacado de la pobreza a cientos de escritores  e intelectuales dominicanos, durante  sus tres  gobiernos.

        Cuando el ex presidente Leonel Fernández estuvo como postulante por primera vez, dicha pizza estaba en otra mesa. Y la teoría de Kissinger tenía el  petillo puesto. No había la remota posibilidad de un slice de pizza. 

 Durante todos  sus gobiernos, Leonel ha tenido en la mesa a la pizza completa; y sin sonrojarse, se ha hecho dueño del circo, la escena y sus actores. ¡Si vuelve gobernar tendrá  aprender que  Roma no paga los traidores!  No obstante,  él ha superado al doctor Balaguer hasta exhibir, lo alguna vez he llamado,  su  deslumbre  maquiavelismo providencial.

        Ya consolidado como presidente del partido gobernante, Leonel le entrega un slice a su favorecido, el presidente Danilo Medina; éste tiene que compartir ese mismo slice, justamente con la vicepresidente Margarita Cedeño  de Fernández; esposa del hombre que es indiscutiblemente  dueño de la pizzería completa. Ah! esto me recuerda aquellas lecturas del Segundo Congreso del Partido Comunista Ruso, cuando  surgen dos partidos: menchevique(minoría) y bolchevique (mayoría); allí,   a medianoche,  Vladimir Lenin fue tajante: “Aquí el partido y yo somos la razón”.

        Leonel es el  PLD y  la razón de que PLD siga gobernado.  ¡Así de simple! Y uno se pregunta, ¿cómo es posible que a dichos “politólogos” se les ocurra descartar  a un líder que tiene bajo su control absoluto  al principal partido de la nación? Y algo más: tiene en sus bolsillos   la mitad del gobierno. El presidente Danilo Medina para comer un slice tiene que mirarle la cara primero a Margarita Cedeño y luego al ingerir Coca-Cola da  un vistazo al hombre  que nuevamente  ya puso calentar su horno morado.

        Y si agrego aquello del caudillo romano, Cayo Julio César cuando dijo que política es tres cosas: Dinero, dinero y más; asunto este que  confirma a Leonel, dispuesto a pagar a precio de vaca muerta a sus adversarios y luego les entrega un pecaminoso slice de pizza. He aquí como dichos   detractores quedan  varados a largo del camino; y  a esos “politólogos”, graduados por ahí, apuntan  al fantasma de la ventana.  

 A unos y otros, Leonel les aplica  la teoría de Kissinger y por supuesto, tiene muchas  posibilidades para seguir nuevamente, un largo y desafiante,  reparto de pizza.

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