Lavar los trapos sucios en casa y barrer para adentro

Preliminar

Para mejor entendimiento de mi entrega de hoy, es necesario entender que los políticos, como sujetos sociales, tienen una vida privada e íntima en la que son intocables públicamente, so pena de condenas civiles y penales. Al contrario, su vida pública (actuaciones, acciones, conductas, comportamientos, etc.)  es susceptible de críticas, juicios, opiniones, comentarios, denuncias, etc., sin que ello acarree sanciones civiles y penales, claro, siempre y cuando estos haceres se ajusten a hechos verídicos.

Aplicando los criterios anteriores, jurídicamente es permitido que cualquiera pueda someter a los políticos al escrutinio público por los actos y conductas propias o impropias que cometan en el ámbito de la vida pública, más no así, a lo que se circunscribe al campo de la Privacidad e Intimidad, sobre todo, en esta última, que pertenece a la esfera espiritual. Este aclarando viene al tapete para señalar que mis escritos en ningún momento tocan la Privacidad e Intimidad de los políticos a quienes aludo, sino la parte que concierne a la vida pública de ellos.

Del desconocimiento de la mayoría de nuestro pueblo a esta salvedad se valen los políticos nuestros para justificar el aberrante proceder de «lavar los trapos sucios en casa y barrer para adentro», criterios estos muy a la medida para los corruptos del país, que quieren y pretenden que sus deleznables actos no salgan a la luz pública y queden en la impunidad. Finalmente reafirmo: Está bien que «lavemos la ropa sucia en casa», eso se comprende, pero por Dios, «no los trapos sucios» y más si estos tienen gusaneras. Hecha esta aclaración, pasamos al tema de hoy. Veamos:

«Lavar los trapos sucios en casa y barrer para adentro» es un apoyo solapado a la impunidad, y a la vez una contradicción con el ejercicio de transparencia que tanto reclamamos al sector público y privado en sus respectivos quehaceres. Por lo tanto, analizado bien este concepto a la luz de sus perniciosos efectos, su usanza, jurídica y éticamente no es más que una proposición indecente cuya consuetudinaria práctica, para mal de todos, ha convertido a nuestra patria en un ínsula gobernada por hombres y mujeres gusanos de la peor especie.

Barrer para adentro es algo cochino, y responde al sentimiento egoísta y ruin que tienen algunas personas, que no quieren desprenderse de nada de lo que tienen, ni siquiera de la propia suciedad que han ido generando. Por eso (nos dice Marisol Vicens en unos de sus artículos): «al ver algunas actitudes de nuestras autoridades y de buena parte del liderazgo político no podemos dejar de asociarlas a este concepto», a lo que yo añado: en una sociedad que no piensa por sí misma, porque no tiene capacidad para ello, frases como» barrer para dentro y lavar los trapos sucios en casa», son creadas por los poderes facticos para su conveniencia, y aceptadas por una mayoría domesticada, que no piensa, que no analiza, y que mucho menos puede reparar, en el daño que se hace a sí misma con aceptar sumisa… sin cuestionar, ésta praxis de tape para impunidad y el acabose.

En este contexto, la iglesia católica, desde antes de los tiempos medievales, adoptó en praxis solapada, el concepto contenido de la frase en cuestión (los trapos sucios se lavan en casa y barrer para adentro). Lo hizo para encubrir los crímenes de todo tipo y las vagabunderías y aberraciones que desde su fundación se dan en su seno. Tapar a sus pederastas, que dañaron a tantos niños y niñas en el mundo, fue avalado por ese indecente dicho, con el claro objetivo de mantener el prestigio y la supuesta honorabilidad y la impronta de moralista y santa, que vende a los incautos esa poderosa institución. Por igual, los pastores evangélicos, ni cortos ni perezosos, al ver los beneficios de su aplicación, la hicieron suya; y sabichosamente, los políticos de los países del Tercer Mundo influenciados y controlados por estas religiones, también la hicieron suya para disfrutar de los beneficios perversos, que su aceptación y práctica les reporta.

En este orden de ideas, ¿cuánto les ha beneficiado y le gustaría que así fuera por saecula saeculorum a políticos como Miguel Vargas, Peggy Cabral, Fiquito Vásquez, Fello Suberbí, Héctor Guzmán, Eduardo Prats, los hijos de Peña Gómez y a toda esa cuadra que en un tiempo fueron dirigentes y allegados al PRD como fue el caso del tal Pepe Goico, Leonel Amonte, Victor Gómez Casanova y otros no menos folclóricos?

Esta consuetudinaria de «lavar los trapos sucios en casa y barrer para adentro» sería definitivamente maravillosa para los Felix del PLD (Felix Bautista, Felix Rodríguez Grullón y Euclides Gutiérrez Felix), y para Leonel Fernández, Victor Díaz Rúa, Francisco Javier García, Temistocles Montas, Reynaldo Pared Pérez, Monchy Fadul, General Pedro Rafael Peña Antonio, coronel Carlos Piccini, Danilo Medina y su círculo, y para todos esos personajes del peledeismo y de la prosapia balaguerista y perredeista y de otras parcelas políticas, que se hicieron millonarios de la noche a la mañana en el ejercicio del poder, o que vivos aún disfrutan de pensiones superiores a las asignaciones de un hospital provincial, como el caso de Leonardo Matos Berrido y otros, obscenamente privilegiados.

¡Qué grandioso!, y que conveniente resultaría a los corrompidos poderes del Estado de hoy y a sus instituciones, mantener en vigencia esa fórmula de silencio cómplice y tapadera inmoral, para que no salgan a la luz pública los alarmantes casos de robos y demás depravaciones que descaradamente cometen sus integrantes. Y aplauden que así sea, hasta los corrompidos gremios profesionales dirigidos por capos a manera de la «Cosa Nostra» (maestros, médicos, abogados, ingenieros, choferes, periodistas, congresistas, jueces, empresarios e industriales y comerciantes, etc.). También entidades, dizque sin fines de lucro, como muchas ONGs. El que no haya prensa independiente, para ellos sería lo ideal, por eso han comprado el 80% de los periodistas dominicanos. En este contexto, que magnífico seria para la Policía Nacional, que se quedaran dentro de sus paredes, todos esos actos mafiosos, torturas, asesinatos y cuantas injusticias, crímenes y delitos que se dan en sus entrañas, en maridaje con el actual podrido sistema judicial y el gobierno de Danilo Medina.

De gran lucro resultaría para los gusanos aludidos, mantener en vigencia la acepción acomodada de la indecente propuesta en cuestión. La misma calza como anillo al dedo a los miles que roban al Estado, al cobrar sin trabajar. A todos ellos les gustaría que nuestra bocas estuvieran tapiadas y hasta sin lengua. Y cuando surge alguien que disiente de esa tapadera y lavadera, hacen cualquier cosa para crucificarlo.

Lógicamente, por las perniciosas influencias e imposiciones señaladas, esta engañosa praxis, ha sido aceptada como buena y valida por muchos individuos y familias y por una parte significativa de la sociedad, en la que encontramos las excepciones de una minoría intelectual, como también un importante segmento de la población, que sin ser académico, tiene elevados principios cívicos y morales. En esta obscena tapadera, hay registros de niñas que han sido golpeadas por sus propias madres cuando les han develado que han sido violadas por sus propios padres, tíos, u otros parientes cercanos o alguien de la Iglesia; todo en nombre de mantener la honorabilidad correspondiente al linaje de que se trate. Eso sí, todos, siempre prestos a denunciar a los perversos y las perversidades de los otros con la mayor energía.

Pero sucede, que en Europa y Norteamérica, ésta máxima de «lavar los trapos sucios y barrer para adentro», ya no tiene asidero moral, mucho menos, jurídica. En todos esos países ya los trapos hediondos no se lavan en casa. La ley no permite que los casos de incesto, violación, estupro, abuso a los menores, la violencia familiar y los femenicidios entre otros crímenes de sangre, queden ocultos e impunes en la casa, so pena de severas sanciones penales, para unos y otros. Tampoco en la política se permite, esa lavadera, barredera, e impunidad.

En ambas regiones del mundo, los políticos son fiscalizados bajo severos códigos éticos, morales y jurídicos. Cualquier violación a esos códigos, termina con la carrera política de cualquier individuo por encumbrado que sea, o esté. Para documentar estos casos, los ejemplos sobran. Pero en nuestra RD, desgraciadamente no es así. Ya se ha visto, que muchos políticos han cometido decenas de fechorías, como haber estuprado y violado a niñas, golpear a sus esposas o amantes o a cualquier otra mujer, hacerse multimillonarios robando y siendo parte del narcotráfico, traicionar a su Partido, y un largo etc., sin embargo, pese a ello, estas alimañas siguen teniendo vigencia política, a tal punto, que no solo se postulan, sino que son electos, cosa impensable que suceda en Europa o en los Estados Unidos de hoy. Ante estos hechos, y en vista de que una gran mayoría de mis compatriotas son tan dados a imitar y/ o adoptar modismos, voces, costumbres y culturas europeas y norteamericanas para estar en la onda con lo más refinado, ¿entonces, por qué no han adoptado de esos países, la norma de no permitir a las iglesias y a los políticos, el no «lavar los trapos sucios con gusaneras y el barrer para adentro», ni en los templos, ni en los palacios y oficinas gubernamentales, ni en las instituciones partidarias? ¿Por qué no incorporar a nuestra vida republicana, normas sociales y constitucionales y leyes, que en esos otros países han servido para corregir injusticias y grandes fallas del comportamiento humano, tan necesarios a la buena convivencia y al buen desempeño de las naciones y sus sociedades?

Pero para los que todavía insisten en eso de «lavar los trapos sucios en casa y barrer para adentro», y al efecto me reprochan que no haga público las barbaridades de nuestros políticos; a esos yo les pregunto: ¿pero, esta práctica es moral, ética y justa? Además, ¿ustedes creen, que esos encumbrados miembros de la jerarquía del Partido, se van a reunir para escuchar y discutir con alguien de las bases, de las que ellos, están tan distantes? ¡Por Dios, no seamos ingenuos? No lo van hacer jamás.

Finalmente reafirmo: Está bien que lavemos la ropa sucia en casa, eso se comprende, pero, no barramos para adentro ni lavemos los trapos con gusaneras en casa. De una vez y por todas, acabemos con la impunidad, el silencio cómplice y la cobardía, que para mal de todos, conlleva la tapadera de lo mal hecho. Rompamos con esa aberración. ¿No, dizque, que por la verdad murió Cristo?

Al lector, dejo la palabra.

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
4 Comments
Nuevos
Viejos Mas votados
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios