Las finanzas centradas en las personas

En
los últimos tiempos en República Dominicana economistas, empresarios,
financistas, funcionarios gubernamentales, periodistas y público en general debaten con insistencia la necesidad de cambiar el actual modelo económico basado en paradigmas
obsoletos que no permiten que las finanzas y la economía trabajen de forma
eficiente y efectiva a favor de las personas, protagonistas de todo proceso en el
mundo.

Se informa periódicamente que el Producto Interno Bruto (PIB), es decir, todo lo que produce el país durante un periodo
determinado, crece de forma sostenida
o que se ha contraído levemente en un trimestre especifico, pero de
lo que casi no
se habla es
de cómo ese crecimiento o mejoría de la economía ha podido contribuir
con una mejor
vida de la gente que habita el
país.

Se habla de que en los dos primeros años de Gobierno
el desempleo ha bajado y que por ende ha disminuido la pobreza, es decir, según
las autoridades nacionales hoy hay
más personas comiendo y demandado bienes y
servicios que antes, y por ende, han mejorado sus condiciones de vida en todos los aspectos, cuando se sabe en
realidad que eso
no
es así.

El ministro administrativo de la Presidencia anunció
que se crearon en los dos últimos años
unos 236,000 nuevos puestos de trabajo y que
en dicho período
la pobreza bajó un 6% o el equivalente a 534,139 dominicanos que abandonaron la pobreza. El dejar la pobreza no es tan fácil
como se expresa. Siempre ha habido pobres en el mundo pues no
todas las personas piensan iguales, tampoco tienen el
mismo estilo de vida, habilidades, escolaridad,
ni la misma capacidad cerebral, pues hablar de superar la pobreza en muchos casos es una utopía o una consigna política. Es el
caso de alfabetizar una persona que no solo basta con enseñarle a
escribir su nombre, mal escrito, sin
darle el seguimiento correspondiente ya
que la educación es un proceso continuo.

El ministro de la Presidencia también expresó que de
los 236,000 nuevos empleos un 75% corresponde
a empleos formales quedando el resto en la informalidad donde no
se tributa o no se paga impuestos sobre la renta, no se paga seguridad social y donde
las personas no son beneficiarias de las bondades de la protección que ofrece
el sector laboral formal.

Lo lamentable
de todo ello es
que en realidad
la población dominicana no recibe los beneficios que debe obtener cuando impera
una situación de bonanza o crecimiento del producto. Pasan los años y se
repite la misma historia con los mismos cordones de miserias barriales y sin
que esa población marginada pueda accesar
a los servicios públicos básicos de agua
potable, energía eléctrica, buena salud y educación.

Ante tal
situación se impone que haya un
cambio radical del actual status quo
para que el dominicano, digno de una mejor suerte, pueda insertarse en un círculo de
mejores condiciones de vida, pues de lo
contrario los guarismos o números
positivos de la economía y las finanzas
que los incumbentes de las distintas instituciones públicas presentan puedan
traducirse realmente en
bienestar a favor de
los dominicanos.

Es necesario que:
“se debe crear una nueva
teoría económica cuyo objetivo sea el desarrollo del bien común ya que el pensamiento financiero
de los últimos cuarenta (40)
años ha fomentado el individualismo al dar más importancia a los inversores o
inversionistas y a los mercados que concentrarse en el bienestar de las personas pues de
mantenerse dicho modelo solo acarreará repetir los mismos errores que han
desencadenado las crisis financieras de los países” (Profesor
Eduardo Martínez Abascal, Universidad de Navarra (IESE). El País de España
2014).

De no reinventarse y crear
un nuevo modelo
financiero, a las autoridades dominicanas se les
hará cuesta arriba cumplir con todas las promesas
que ofertó en
campaña el Presidente de la República
y las que
ofrece en sus acostumbradas visitas sorpresas, que hoy, debido a su alto
endeudamiento se les imposibilitará cumplir ya que casi todo
el dinero se
va en honrar
el servicio de la deuda. En tal virtud dejamos
el balón en
la cancha de las autoridades.

Recientemente, el gobierno dominicano entró a los
dos últimos años de gestión pública carente de
dinero o déficit, alto endeudamiento
que cada año crece, alta criminalidad e
inseguridad y con muchos problemas de
ejecución presupuestal donde
impera el incremento del gasto
corriente, gastos superfluos
muy por encima del gasto de capital.

Si las finanzas y
economía no se concentran en las personas o se ponen al servicio de estas para que puedan vivir con prosperidad y bienestar, pasarán muchos años sin
que el pueblo dominicano pueda alcanzar
una buena educación y salud, principales
pilares para alcanzar la felicidad,
la movilidad social, bienestar
y satisfacción.

felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com

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