Las falsedades de Maduro

Nicolás Maduro continúa con su actitud de presentar un victimario acusando en cada ocasión a los Estados Unidos de querer su derrocamiento. Con ella da seguimiento a su permanente estrategia de presentarse como víctima de una conspiración del imperio. Así buscaría desviar la atención para ver si logra salir con éxito de la grave encrucijada por la que atraviesa su régimen personalista y violador de los derechos constitucionales de los venezolanos. El gobierno de Maduro acusa al secretario de estado norteamericano, John Kerry, de ser un asesino de los venezolanos, porque dice que cuando las protestas casi están controladas, de inmediato sale Kerry con una declaración sobre las manifestaciones y pidiendo que se respeten los derechos humanos, lo que a su juicio incentiva las protestas populares que no cesan desde principios de febrero del presente año, por lo que se producen muertes, las que achaca a esas “intromisiones” del representante del gobierno estadounidense. Hugo Chávez solía utilizar las mismas tácticas de distracción para desviar la atención y mantener el fuerte dominio mediático y psicológico en las huestes chavistas fanatizadas. Los Estados Unidos y organizaciones defensoras de los derechos humanos han mostrado preocupación por el uso excesivo de la represión contra manifestantes pacíficos y la utilización de fuerzas paramilitares de choque, específicamente los llamados “Colectivos” y los “Tupamaros”, de los cuales Maduro se refirió como que forman parte de una supuesta “diversidad social chavista”. El afirma que esos grupos paramilitares solo están haciendo un trabajo político y de paz. A la vez que alaba la actuación de esos colectivos en contra de las manifestaciones populares calificándola como impecable. Destacando “el trabajo” del colectivo «Alexis Vive» como una fuerza que lucha contra la delincuencia «con una experiencia armada». En estas protestas han muerto ya 28 personas, más de 300 heridos y miles de detenidos y torturados, siendo muchas de esas muertes responsabilidad de esos colectivos, lo que delata el cinismo de Nicolás Maduro. Maduro justifica su ilegal accionar paramilitar aduciendo que ellos existen desde décadas atrás cuando actuaban en los barrios populares en contra de la delincuencia y el narcotráfico. Calificando a los colectivos «como una expresión organizativa de Venezuela» y explicó que «son grupos de izquierda que hacen trabajo local y regional». De acuerdo a esas afirmaciones esta confirmando abiertamente el uso condenable de grupos armados al margen de la ley, para reprimir a opositores. Accionar que solo ha sido utilizado en la historia por los regímenes violadores de los derechos humanos. Incluso se atrevió a anunciar una convocatoria de los «colectivos» a Miraflores. «Yo acabo de convocar a una Conferencia Nacional de los Colectivos para que trabajemos unidos por la paz». Los organismos internacionales como las Naciones Unidas, Amnistía Internacional, entre otros, deben tomar en cuenta estas confesiones públicas del mandamás venezolano, y poner en práctica las respectivas sanciones correspondientes en estos casos claramente transgresores de las normas que deben regir en los gobiernos democráticos. Con esas declaraciones poco políticas, el nuevo fuhrer de Miraflores acaba de declararse públicamente como un dictador cuya base de sustentación siempre ha sido la ilegalidad. Como reza un sabio dicho jurídico popular: A confesión de parte relevo de pruebas. oseflndz@yahoo.com

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