Las críticas ¿son buenas?
Si tomamos en cuenta, que una simple definición de crítica nos dará que es, “juicio, opinión o valoración de un hecho o acontecimiento, situación imperante, que incluye al actor o los actores”.
Siempre debemos tomar en cuenta que quien formula una crítica, es SU opinión, Su valoración, Su verdad, sobre lo criticado.
Que otra crítica emitida por persona diferente sobre el mismo acontecimiento, puede tener muchas similitudes y discrepancias.
Es ahí, donde entra el respeto hacia la opinión ajena, sin entrar o descender a la crítica en lo personal.
Son muchas, los cambios, las atenuantes logradas en el campo sociopolítico, debido a las críticas de la misma sociedad sobre determinadas acciones de los gobiernos. Los hechos están ahí.
Se han logrado nuevas leyes o legislaciones que tienen que ver con la lucha contra la corrupción, acuerdos obreros-patronales, mejor administración de los recursos públicos muchas veces, debido a la crítica constante de la sociedad.
Todo funcionario público, desde el humilde e importante alcalde pedáneo, hasta el Presidente de la República, no deberían dar muestra de molestia ni enojo, ante una crítica pública.
Las críticas verdaderas y honestas, sin otra motivación que la búsqueda del bien colectivo, el cumplimiento de olvidadas promesas, el hacer realidades programas sociales ralentizados y re-dirigir miradas y atenciones a situaciones como inseguridad, delincuencia, alto costo de la canasta familiar, no debería enojar a funcionario alguno.
Critica ciudadana responsable
Ahora bien: hablamos de la crítica ciudadana responsable. No de aquella que se refugia en el anonimato, con nombres inventados, que aprovechan cualquier ola para hasta con lenguaje obsceno, tratar de llamar la atención.
Funcionarios ineptos, haraganes, incapaces y oportunistas, deberían dar gracias al cielo, por las críticas públicas realizadas a su gestión en cualquier escala de la administración pública.
Algunos, despiertan y tratan de enderezar su accionar, debido precisamente a las críticas sanas y objetivas, “sin segundas ni terceras intenciones”.
A veces- dije a veces- los funcionarios malos, descuidados, ignorantes, delincuentes con ínfulas de sabelotodo, admiran y les gustan, las sociedades mudas. Aquellas que nada les importa.
Luchamos por una sociedad crítica y digna de mejor suerte.