La vida, muerte y legado Papa Francisco: el pastor del siglo XXI
La historia de Jorge Mario Bergoglio, quien sería conocido como el Papa Francisco, es una narrativa de humildad, valentía y renovación espiritual. Nacido el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, Bergoglio creció en una familia de inmigrantes italianos de clase trabajadora. Su vocación religiosa se manifestó temprano, ingresando a la Compañía de Jesús, donde se formó como sacerdote jesuita. Su trayectoria, marcada por la austeridad, el compromiso con los pobres y su cercanía pastoral sería el cimiento de un pontificado que transformó profundamente a la Iglesia Católica.
Cuando fue elegido Papa en marzo de 2013, se convirtió en el primer pontífice latinoamericano y el primer jesuita en liderar la Iglesia. Desde el inicio, Francisco rompió con tradiciones arraigadas: prefirió vivir en la Casa Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico y eligió un nombre papal inspirado en San Francisco de Asís, símbolo de pobreza y fraternidad. Su estilo sencillo y su lenguaje directo le granjearon una conexión inmediata con millones de creyentes y no creyentes en todo el mundo.
El 21 de abril de 2025, el mundo recibió la noticia de su muerte: Francisco falleció a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta, víctima de un ictus cerebral que desembocó en un colapso cardiovascular irreversible. La tristeza fue inmediata y masiva. Más de 250,000 personas acudieron a la Basílica de San Pedro para rendirle homenaje, y su funeral, celebrado el 26 de abril, reunió a representantes de 148 naciones y a miles de fieles en la Plaza de San Pedro. Como había pedido en vida, fue enterrado en una tumba sencilla en la Basílica de Santa María la Mayor, bajo la inscripción «Franciscus».
En el momento de su muerte, la Iglesia Católica contaba con aproximadamente 1,406 millones de fieles en todo el mundo, con África mostrando el crecimiento más significativo. El Colegio Cardenalicio, encargado de elegir al nuevo Papa, estaba compuesto por 252 cardenales, de los cuales 137 eran electores menores de 80 años.
El impacto de su muerte reverberó no solo en el mundo católico, sino en todo el ámbito internacional. Francisco no fue simplemente un líder religioso; fue un referente ético y moral en una época de crisis política, social y climática. Representó a una Iglesia «en salida», más cercana a los sufrientes, más dialogante con otras religiones y culturas, y más comprometida con los desafíos del presente.
Su legado continúa vivo en la transformación de la Curia romana, en la promoción de una sinodalidad más amplia dentro de la Iglesia, en el fortalecimiento de la opción preferencial por los pobres y en su incansable llamado a construir puentes en lugar de muros. La memoria de Francisco no se limita a sus palabras o gestos simbólicos; persiste en una generación de cristianos y líderes que han abrazado su llamado a una fe vivida con alegría, compasión y compromiso real con el prójimo.
Su principal legado: Una Iglesia abierta a todos los creyentes y no creyentes, sin importar su origen. Durante su gestión como papa realizó 47 viajes y visitó 66 países, dentro de los cuales incluyó a Irak, Sudán del Sur, Mongolia, Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Emiratos Árabes Unidos. Enfocó sus visitas a las periferias del mundo, llevando su mensaje de inclusión y a los más necesitados.
En conclusión, el Papa Francisco fue, y seguirá siendo, el pastor que supo interpretar los signos de los tiempos y actuar con el coraje del Evangelio. Su vida y su muerte constituyen un testimonio poderoso de que la grandeza espiritual reside en la humildad, el servicio y el amor incondicional. Las últimas palabras pronunciadas por el Papa Francisco fueron: “Queridos hermanos y hermanas”: “Feliz Pascuas”. Y yo digo: Paz a su alma y que Dios lo acoja.
of-am
DISPARATOSO…