La vida es una emoción imperecedera

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EL AUTOR es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach.

Cuando uno es un niño, ansia interiormente “ser ya” un adulto. Es un afán inquieto en el que uno “visualiza” “esa otra vida” en la que será ¡por fin!… “Libre” … También abrigamos, en esos años primeros, aprender a leer y a escribir.

Tenemos prisa por “comenzar” a deleitarnos del mundo. De descubrir lo que hay más allá de la esquina de nuestra calle. Una vez superado el primer obstáculo ambicionamos con recorrer el barrio y así hasta que “indagamos” de cabo a rabo la ciudad.

Esas emociones se irán diluyendo con el tiempo. Se nos harán transparentes y ya no determinaremos la sorpresa, la maravilla y el milagro de su existencia.

No recuerdo en qué momento alguien me señalo al sol como, “aquella luz cegadora” que debía evitar mirar fijo a riesgo de quedarme ciego. Nunca nadie me dijo que esas gotas que caían del cielo llegaban de “esponjas” que flotaban.

Tampoco recuerdo en qué momento descubrí que “esas bolitas rojas”, que brotaban de esos “árboles pequeños” eran cerezas, ni que aquellos caparazones verdes guardaban celosos una pulpa carnosa y dulce a la que “alguien” llamo “limoncillos”.

De repente todo se hizo conocido, los besos, las despedidas, las ausencias. Ya hubo “una primera vez” que se convirtió en otra y en otra y en otra vez.

La emoción inicial, aquella en la que descubrimos sensaciones, deseos, pasiones y sus contrarios. Son posiblemente las razones primordiales que empujan la vida dándole vida, ¡sí! Porque una vida sin emoción no es vida.

Cuando el cuerpo cansado vaya desestimando las emociones carnales, surgirá otra emoción silenciosa que nos irá conversando como un espejo intentando dar respuesta a “esa otra pregunta” que en algún momento de nuestra niñez a otro niño se le ocurrió decir ¿sabías que nos vamos a morir? Esa emoción “mortuna” nunca nos preocupó ya que “eso” quedaba muy lejos, según nuestros cálculos.

Así que ya consumidas todas las emociones iniciales, siempre sospechamos que, al final, nos quedaría “la última emoción por descubrir”, pero nunca sospechamos, bueno, eso para los que no han hecho consciencia, que “esa emoción final” realmente sería la primera de “distintas” e infinitas emociones.

Así vamos descubriendo que la vida en sí, es una emoción imperecedera y que esta es “el aire” que la sostiene. No hay consciencia que carezca de emoción. No se puede “pensar” sin que se produzca una emoción, ya que todo pensamiento es el razonamiento de esta.

Viéndolo así, podríamos afirmar entonces que, existimos gracias a las emociones y que, a la vez, estas, actúan de acuerdo al “medio” que habitamos… En este estado terrícola, las emociones están contaminadas de “las cosas” que aquí “existen” o que, desde aquí, se vislumbran.

A través de nuestros sentidos, vista, olfato, tacto u oídos, somos “manipulados” a comportarnos de acuerdo a todo lo que estos capten. Máquinas receptoras diseñadas para “percibir” las emociones de este escenario y convertirlas en nostalgias y demás pendejadas que nos hacen «creer» ser parte de ellas.

No podría ser de otra manera, ya que sin estas no tendríamos sentido. La emoción inicial siempre tiene un final que “nos evita” atarnos a esta dimensión rica en emociones exquisitas y viciosas. Se nos brinda en plena intensidad llamando nuestra atención y luego nos tira de las alturas con un paracaídas atado a nuestra espalda. El que no lo sepa abrir se dará duro…

Cuando uno es ya un anciano, ansia disimuladamente volver a ser un niño; analfabeto, inculto, inocente. Sin afán de descubrir la esquina y saboreando de esa libertad en su acera como si fuera una deliciosa y eterna emoción inicial.

Salud! Mínimo caminero

jpm-am

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henry capellan
henry capellan
1 Año hace

entre las cosas bonitas. que e leido en mi vida sin lugar a dudas esta es una de las mas emotivas y realmente verdaderas.pues la vida es tan corta y el proceso de vivirla es tan complicado. que cuando empezamos a entenderla entonces hay que morirse

Leed
Leed
1 Año hace

Extraordinaria tu exposición, de los procesos evolutivos de la vida ligados a la emoción de ser. Finalmente, entramos a esa etapa de disolución que culmina con la muerte. Un laberinto insospechado para todos

Zumarraga
Zumarraga
Responder a  Leed
1 Año hace

Decia Facundo Cabral en una de esas reflexiones cantadas, que la vida es el arte del encuentro.
Se encontro la que iva ser mi mama, con el que iva a ser mi papa; producto de un chispazo de la union de todos los sentidos, aglutinados todos, los sentidos en accion inmediata produjeron a un ser, que, pudo haber sido yo, o cualquier otro.