La verdadera causa

 

Se recibe como una buena noticia la decisión del Gobierno de no emprender ningún proyecto de reforma fiscal, a pesar de que puede aprobarlo en un Congreso de mayoría peledeista, porque bien se sabe que los poderes fácticos siempre voltean la carga tributaria hacia la clase media.

A la Administración Tributaria no le queda otro camino que mejorar sustancialmente la eficiencia en el cobro de impuestos y declarar una guerra a la evasión y elusión fiscal, que representa hoy entre un 30 a un 40% de los ingresos proyectados.

Por  alguna razón de conveniencia, a nivel mediático, económico y político se intenta convencer a la población de que la causa del dilatado déficit fiscal radica en el dispendio del Gasto Público y en la corrupción gubernamental.

La verdad es otra. El déficit fiscal se redujo en cuatro años, desde  algo más de un 5%, a  2,7% en proporción  al PIB, en tanto que la calidad del gasto se expresa en el 4% a la educación, construcción y rehabilitación de hospitales, carreteras, viviendas y habilitación del crédito a sectores antes excluidos.

La presión fiscal se mantiene en 13.5 del PIB, en tanto que los requerimientos de inversión  publicas representan al menos  un 17%, lo que indica que el ingreso público no refleja el crecimiento de la riqueza real que ha experimentado la economía desde 2004.

Dicho de otra manera, la Administración Tributaria no ha podido penetrar  hasta las grandes rentabilidades, por lo que los ingresos fiscales se nutren principalmente de  impuestos indirectos aplicados a las costillas de los clase media.

Para que se tenga una idea mejor de lo que aquí se explica, les digo que  el Gasto Tributario (impuestos dejado de  cobrar, para contribuir al desarrollo de la iniciativa privada),  asciende este año a 207 mil millones de pesos, equivalente al 6%  del PIB, más del doble del déficit fiscal, que es de 2,7%.

Ese déficit fiscal, tiene su causa  en las  transferencias de recursos  para conjurar déficits del sector eléctrico, que ascienden desde 2008 a 15 mil millones de dólares, a razón de US$1,300 millones al año.

Como puede verse, lo que se dice del, dispendio del gasto público y corrupción como  causas principales del déficit fiscal constituyen cortinas de humos para esconder la verdadera naturaleza del problema, que radica en la evasión, elusión y  en el Gasto Tributario.

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