La «revolución bolivariana» hipotecando en el imperio

                                               
 
   El conocido escritor y novelista estadounidense Maurice Sendak, autor de las obras «Donde viven los monstruos» y «La cocina de noche», manifestó una vez: » Es evidente  que detrás de muchas actitudes puritanas hay mucha suciedad escondida». 
 
   No hay que ser muy ducho para entender que el autor de esta frase, hacía una clara alusión a una de las bajas pasiones del ser humano y de muchos gobiernos que se esconden bajo el manto maligno y perverso de la hipocresía, el cinismo y la desfachatez en su rol frente a la sociedad. Como es sabido, si hay un terreno fértil para ello, sin lugar a dudas,  lo es el ejercicio de la política, y más aún, cuando la misma se lleva a cabo desde la cúspide del poder.
 
   Al finalizar la semana anterior, salió a la luz pública en los medios internacionales, una información que no sólo le ha causado a muchos asombro e incredulidad, sino que nos demuestra hasta la saciedad, hasta donde ha llegado el descrédito, la ineptitud, la deficiencia, el desorden y la corruptela durante 16 largos años de la llamada «revolución bolivariana» en la patria del Mariscal Antonio José de Sucre.
 
   La República Bolivariana de las Colas (antiguamente República de Venezuela), realizó a principios del mes de marzo,  unas  «negociaciones» con otra empresa símbolo del capitalismo «salvaje, imperialista y esclavista», como los es el banco estadounidense «Citybank»,  al hipotecar parte de sus reservas en lingotes de oro, por la suma de unos US$1,000 millones de dólares, para poder «equilibrar» sus balanzas financieras que están en rojo y poder seguir dándole vida a sus «misiones», que es el soporte político para la compra de conciencia y tratar de permanecer en el poder. (Ver enlace de la información) )https://www.nacion.com/economia/Venezuela-empena-oro-reservas-millon_0_1483451726.html
 
   La transacción envolvió unas 1,4 millones de onza troy de oro por un tiempo de cuatro años, el cual, al finalizar el mismo y si el gobierno honra su compromiso, dichas onzas volverían a las arcas venezolanas. A nivel económico, esta operación financiera se conoce como un «swap», que no es más, que el intercambio del mineral por efectivo, asumiendo el compromiso de que la operación será revertida en una fecha determinada y con el precio final ya establecido.
 
   Después de estar tres lustros con un poder omnímodo, estar asentado en una tierra rica en petróleo, gobernar a su antojo y sin control alguno, haber tenido la fortuna de gobernar con el precio del barril de petróleo  más alto en toda la historia de Venezuela, dicha nación  se haya actualmente sumida en una penosa crisis alimentaria, económica, inflacionaria, de salud, de trabajo y con  una criminalidad sin prececedentes. 
 
   Como se estila en los gobiernos socialistas  y populistas, acciones de esa naturaleza, que demuestran su insolvencia moral fruto de la corrupción rampante y  la implatación de un modelo social y anacrónico como lo es el modelo cubano, hacen este tipo de operaciones en silencio y evitando que el pueblo se entere de las mismas, porque lo desnuda en su hipocresía y cinismo político frente a su verborrea «antimperialista», mientras negocian  impúdicamente con empresas  «capitalistas» para cubrir su fracasada revolución socialista.
 
   Lo triste y penoso de este accionar, es que dichos fondos no se obtienen para producir más riquezas o generar las mismas, algo que no pueden ya hacer porque (al igual que los Castros), han desmantealdo prácticamente todo el aparato productivo de la nación y han alejado con sus «expropiaciones» las inversiones  privadas y externas, sino que es para pagar deudas y compromisos internacionales ya contraídos y a sostener miles de lumpen y activistas chavistas para «defender» la revolución.
 
   Esta payasada de gobierno chavista  tiene tan baja estima y confianza a nivel mundial, que los lingotes de oro envueltos en la operación financiera, no podrán quedarse en las bóvedas venzolanas, sino que los prestamistas norteamericanos  optaron por dejarlo en el Banco  de Inglaterra. Huelga decir que, si los bolivarianos no cumplen con sus compromisos contraídos, dicho oro sería tomado ipso facto por el Citybank. 
 
   En los gobiernos populistas con ribetes de socialistas, como es el chavista, el cinismo, la desverguenza, la desfachatez, el descaro y la impudicia, son el  ente  fundamental  y los ingredientes corrosivos en su modus operandi. Cuando eso sucede, como ha sido el caso venezolano, entonces el deterioro afecta el cuerpo y el alma de la república. Ahí radica el doble y falso lenguaje.
 
   Se las pasan despotricando en contra del imperio norteamericano y sus instituciones,  así como el modelo económico que representa y buscan establecer un modelo social y económico totalmente contrario, desfasado, anacrónico e inservible como lo ha sido el cubano. Más sin embargo, por detrás del escenario, vienen como mansas palomas a buscar recursos al modelo que ellos satanizan.
 
   Como ya es costumbre en ellos, los gobiernos socialistas y populistas, tienen siempre la necesidad de tener un enemigo y cuando no lo tienen, los crean. Es la manera en culpar a otros de sus fallas. El más favorito de todos históricamente hablando, han sido los Estados Unidos. Esa práctica en latinoamérica fue implatada por Fidel Castro y ahora, en el ocaso de su exitencia, los bolivarianos de Venezuela han tomado su relevo. 
 
   De la misma manera, cada uno de estos regímenes  autocráticos y dictatoriales,  y de acuerdo a sus circunstancias particulares, crean «consignas», «slogan»,  «luchas», «guerras», «estribillos», «amenazas enemigas» etc. Fidel las  usó en 56 años y ahora les tocó el turno a los chavistas. Estos tienen las suyas y una en particular para referirse a los opositores que ellos definen como los de «La cuarta República», cuando dicen a viva voz:  !No volverán!.
 
   El pueblo venezolano que sufre esta desgracia socialista, le ha sacado filo a esta consigna con un fino y real humor negro, pues dicen: «Es cierto, pues no volverán: los pañales de niños, el pan, la harina, el pollo, la leche, el aceite, la carne, el azúcar, los medicamentos, los preservativos, la paz, el sosiego, el bolívar fuerte, el turismo, los trabajos, los recursos ganados con el petróleo, etc»
 
   Esa es la razón por la cual, a pesar de los años en que fue expresada, la frase dicha por el legendario e inmortal Sir Winston Leonard Churchill Spencer, adquiere cada vez más vigencia: » El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y la prédica de la envidia. Su virtud inherente es la distribución de la miseria». Es la realidad actual en Cuba y su satélite Venezuela. 
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