La otra cara del caso Quirino-Leonel
Que recordemos, y según la docencia que hemos recibido en materia de periodismo, no se nos ha dicho que el periodista debe ser selectivo en cuanto a publicar sobre hechos delincuenciales que atenten contra la seguridad del país. La veracidad y responsabilidad de lo noticioso, está supeditado por lo que interese a todos.
En consecuencia, no se nos enseñó que sólo es interesante, novedoso y por consecuencia, noticioso, lo que exclusivamente, sólo afecte a políticos opositores que no sean de nuestro agrado.
Los que somos periodistas, cual que sea la categoría, lo somos, no porque tengamos títulos, sino porque advirtamos sobre quién es noticia y qué debe interesarle a los consumidores de ese servicio. Y profesional en esta tarea, es quien sabe certeramente lo que quiere el público, al margen de informaciones a contrapelo, en nada agradables. En este caso lo deontológico, está por encima del simple cotejo técnico de la redacción ordinaria.
Censurar el que, finalmente, a fuerza de reiteraciones forzadas, los medios y los periodistas hayan difundido el caso Quirino-Leonel, es un absurdo y una acción de tartufos; no de periodistas experimentados, cuya labor no es de poetas, sino de informadores que no pueden perder su norte, caiga quien caiga. Una cosa es tener una tendencia parcelaria, y otra es rayar en la más burda abyección clientelista.
Fuimos de los primeros que hicimos un artículo sobre la denuncia del capo Quirino Ernesto Paulino Castillo que involucra al expresidente Leonel Fernández Reyna, en favores millonarios por parte del narcotraficante, muy poco después de difundirla el comunicador Salvador Holguín en su programa, “Hilando Fino”.
Aunque ya se sabía sobre la carta de Quirino, el artículo en cuestión encontró mucha resistencia. Y no sólo-contrario a como dicen algunos ahora-, había cierta autocensura en los medios y periodistas que no lo publicaron. Además, no se le estaba dando el crédito al comunicador Holguín.
Por el contrario, algunos lo denostaron como profesional; lo encasillaron en el litoral político de oposición a Fernández Reyna y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
¿Qué ocurrió? Que al descreerlo y entender que no era Quirino quien se pronunció a través de su televisado programa, hubo reiteraciones sobre el caso, el capo confirmó o ratificó que efectivamente esa persona era él, y que la carta dando cuenta sobre los 200 millones que entregó a Leonel, entre otros beneficios, era legítima Por si fuera poco, herido en su amor propio como profesional, Holguín se envalentonó y pasó el audio en otros medios defendiendo su dignidad y credibilidad.
Esa es la otra cara de la saga Quirino-Leonel. Si desde que se difundió esa noticia la prensa no le hubiese dado paso al clientelismo político y autocensura; el poder de influencia de Leonel, no se hubiera impuesto; y se le hubiera dado credibilidad a Holguín como difusor de la especie, luego que otros se negaran a publicar la, el asunto habría creado cierto revuelo, pero no hasta donde ha llegado. Tal vez, al menos en esta etapa, se hubiera difuminado.
Esta es la realidad monda y lironda. Ahora resulta que un confeso narcotraficante no tiene credibilidad. Al parecer los únicos que tienen credibilidad son los micronarcotraficantes que, recientemente, en Hato Mayor, Ocoa y otros lugares han denunciado que, entre otros, agentes policiales, fiscales y autoridades judiciales, los han extorsionados; sobornados y obligan a seguir con el sucio negocio.
Pero sucede que, en hechos más graves, se acusa al exmandatario Fernández Reyna de recibir dinero del narcotráfico, ¡ahí si no hay credibilidad, que bueno es así!
No conocemos a Holguín y no sabemos si es comunicador o periodista, y a veces nos parece alguien que sobreactúa en lo gestual y pretende vender algo más, pero, hay que respetar su valentía y darle crédito. Los encargados de desmentir y desmontar lo que ya se ha regado como pólvora sobre Fernández Reyna, son las autoridades competentes. Ni Holguín ni ningún periodista que haya cumplido con el deber de informar, es responsable de lo que ha manifestado Quirino.
Y para enjuiciar este asunto, no hay que cuestionar a los periodistas de nuestro inextricable sector. Aquí no basta con ser articulista, ni otro ocho cuartos, hay que internarse por largo tiempo en nuestras redacciones, para saber, en la madre práctica, de los deberes e intríngulis que bordean a los que no están comprometidos con nadie, en asuntos políticos-partidario.
Si además, algunos no están convencidos de lo que ha dicho el detective Angel Martínez sobre que el caso está documentado, y ése que habló y dirigió la misiva era Quirino y relató la verdad; entonces los dominicanos podríamos optar por elegir de, entre nuestros candidatos presidenciales y demás yerbas políticas, a nuestros narco-políticos preferidos.
Y vamos a hacerlo en el entendido de que será considerado como tal el que, con todas las pruebas habidas y por haber, sea pasible de imputación y condena. Pero de una vez por todas, para consentir nuestra anomia, ¡vamos a optar por elegir nuestros narco-políticos favoritos! De lo contrario, dejémonos de monsergas; admitamos la realidad, y tratemos de sanear nuestra sociedad.
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
20 Comments
Nuevos

Trump elige a Susie Wiles como jefa del gabinete en Casa Blanca
Abinader entrega muelles en Río San Juan y Cabrera para la pesca
Primer Ministro Haití seguirá en Puerto Rico, su futuro es incierto
Geopolítica muy complicada para nuestro pobre país
Gigantes y Toros ganan en los últimos partidos serie regular
Inaudito: robar lo intangible
Presidente se corona campeón Liga Soprovis en Softbol 2025
Monseñor Nouel: ley 195-04, un cascarón vacío
Presagios de la Guerra Civil en EE. UU.
Ramón Vila y Esmerlin Castro son campeones Tenis de Mesa
Ángel Lara gana medallas oro y plata Centroamericano Ajedrez
Sergio Vargas enciende malecón de SPM en el Ritmo de la Costa
Migración ilegal y dignidad












