La historia al revés

El  definitivo rompimiento  político entre  Juan Bosch y  Peña Gómez se produjo por como consecuencia del último párrafo de un artículo que su discípulo publico en la revista “Teoría y Política”, del PRD  sobre un reciente viaje a Estados Unidos,  en el que  se leía: “desde  entonces, me convencí que  los Liberales de Washington son mejores aliados de la revolución dominicana que Fidel Castro o Mao Tse Tung”.

Ese artículo  fue escrito hace 50 años,  tres antes de que Bosch renunciara de ese partido bajo el alegato de  que había cumplido  su misión histórica, para fundar unos meses después  al Partido de la Liberación Dominicana (PLD)  con la encomienda de completar la obra inconclusa de Duarte.

En ese periplo por Estados Unidos, Pena Gómez visitó varios estados de la Unión Americana e interactuó con senadores y representantes del Congreso, la mayoría del Partido Demócrata, quienes quedaron impresionados por las cualidades políticas  de joven y fogoso líder, lo mismo que él  con sus  anfitriones.

Lo que digo quedó demostrado cuando ya fundado el PLD, Bosch  visitó Vietnam, Cambodia y China, Cuba y Chile,  cuyas  fotos con jefes de Estado, presidentes y líderes de esas naciones fueron reproducidas en  carteles  con la expresión: «Estos son nuestros amigos”, en obvia respuesta a los amigos que alardeaba Peña Gómez.

Las contradicciones entre el maestro y el discípulo fueron esencialmente  ideológicas y, por su naturaleza,  irreconciliables, a pesar de que Bosch llegó a escribir de puño y letra que una agresión contra Peña Gómez, aun fuera con el pétalo de una rosa,  surtiría para el como  una daga a su corazón.

En ese momento históricamente determinado, el doctor Peña  Gómez creía que aquí se podía replicar un régimen político social similar al prevaleciente en Europa, en tanto Bosch sostenía que  eso era imposible porque la estratificación social  dominicana no era ni por asomo la del viejo continente.

La literatura política del lider perredeista se sostuvo mayormente  en sus relaciones con los “liberales de Washington”,  con el liderazgo europeo y con  sobresalientes líderes y dirigentes de la izquierda democrática de América Latina.  

Bosch, en cambio, diseñó un partido político cuyo objetivo estratégico era el de  la liberación nacional, que conllevaba una alta dosis anti imperialista, lo que pudo explicar  en varios libros, como “Pentagonismo sustituto del Imperialismo”, “Crisis de la Democracia de América en República Dominicana” y “Composición Social Dominicana, entre otros.

La salida de Bosch del PRD no  correspondió a ningún episodio coyuntural, sino a una razón histórica e ideológica que  ha servido de  luz y ejemplo para todo el liderazgo latinoamericano, que una vez confundió la liberación nacional con el nacionalismo ortodoxo.

Corresponde  a la historia  colocar a Bosch y a Pena Gómez en sus correspondientes peldaños, en la seguridad de que ambos habitaran compartimientos contiguos porque pretendieron lo mejor para su pueblo, aunque por caminos distintos.

Cuando el tempestuoso océano del tiempo se apacigüe, cronistas e historiadores  tendrán la difícil encomienda de  identificar “las irreconciliables diferencias o contradicciones” entre Danilo Medina y Leonel Fernández,  que amenazan con tirar por la borda todo el discipulado del maestro.

orion_mejia@hotmail.com

JPM
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