La furia de un pueblo indignado contra los corruptos

La RD está atravesando por un grave periodo de antivalores. Si esto se suma a la alta percepción que tienen los ciudadanos sobre la corrupción y a la falta de voluntad para enfrentar a los funcionarios que se burlan de los mecanismos anticorrupción, no hay duda de que esta es la peor crisis moral y ética de la historia.

Para nada ha valido la Comisión de Ética, la declaración de patrimonio, el libre acceso a la información, el Pepca y la oficina de compras y contrataciones. Sigue sin ser una prioridad de los políticos hacer de la prevención, el control y la sanción de la corrupción una realidad.

Los casos de corrupción en las instituciones públicas, en los contratos de concesión con empresarios y la manipulación política de los mecanismos de persecución solo han servido para fortalecer la impunidad, enriquecer a funcionarios y a empresarios y perjudicar a la población.

Todavía tenemos funcionarios que emplean a sus familiares y amigos, resuelven las trabas burocráticas con las redes o con llamadas, pagan por servicios políticos, cobran sin trabajar, reciben dinero por ayudas y favores, cobran por incumplir las normas y no reciben castigos.

Nos gastamos un procurador y una CC mas aliados de la política que de los ciudadanos. El contralor es un bueno para nada. Los jueces se venden. Los fiscales cobran peajes. Y el congreso es un negocio de libre mercado de los políticos. Estamos hablando que los mecanismos de fiscalización y persecución del delito, lejos de hacerle frente a la infracción, favorecen a los corruptos.

La corrupción, de un mal hábito, de un fenómeno aislado, de un botín político, de una práctica coyuntural, y de un crimen, ha pasado a ser una práctica del crimen organizado. Son muchos los ciudadanos que fallecen porque la corrupción les roba el presupuesto y les quitas sus viviendas, su salud y su alimentación.

El desvío de recursos públicos ha sido tan grande que de $ 30 mil millones, pasamos a perder más de $ 70 mil millones, y caímos en el robo de un monto con el cual se puede construir otra RD y sobra dinero. Los casos de corrupción son tan cuantiosos que ya no se pueden contar. Ha dañado todo el tejido social, militar e institucional. Y sin darnos cuentas hemos caídos en la complicidad con el lavado y el narcotráfico.

Los gobiernos nos mantienen sumidos en un sistema de educación deficiente y de muy mala calidad para hacernos vulnerables. Dijo Simon Bolivar que: un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción o lo que es lo mismo por la ignorancia nos han gobernado más que por la fuerza. Es por eso, que nos engañan, nos mienten, nos manipulan, se alzan con el salto y la limosna y se eternizan en el poder.

Esas debilidades han hecho que la corrupción sea también un fenómeno cultural. Quien pasa por el poder y no se hace rico es visto como un pendejo y quien se hace rico robando es resaltado. Aun, celebramos que se castigue hasta con la muerte a los ladrones comunes pero cuando se trata de ladrones de cuello blanco exigimos que para esos privilegiados se aplique la ley.

La corrupción no es un delito político como argumentan y hacen creer los funcionarios cuando caen en desgracias y son descubiertos, es un delito penal, es un robo y como tal debe ser incluida en los tratados de extradiciones bilaterales para evitar que a través del asilo los corruptos evadan la justicia, huyan a paraísos fiscales o se escondan en terceros países para procurar impunidad.

El contralor no debe seguir como una figura decorativa en la fiscalización de recursos. Como encargado interno de las auditorias y por tener representantes en todas las instituciones públicas debe ser el primero en darse cuenta de los delitos financieros en la administración del estado

Los procesos de compras y contrataciones públicas deben ser más transparentes y ágil, y deben eliminarse la emergencia y la confidencialidad de los contratos porque estamos cayendo en el mismo grado a grado del pasado que nos dejó cientos de casos de corrupción.

En las declaraciones de patrimonio debe obligarse al funcionario a decir sus bienes pero también obligarlo a decir como lo adquirió. Y exigirle antes de cambiarlos de puesto o cancelarlos que entregue su declaración de patrimonio e incluir la inhabilitación de cargos en la ley.

La búsqueda de informaciones públicas, más allá de que algunas instituciones cumplen y otras no, solo se va a respetar cuando la comisión de ética asuma todas las OAI de las instituciones, y tenga la autoridad de ordenar que se cumpla la norma y no se pongan excusas para bloquear la transparencia.

La ola por la transparencia de los ciudadanos ha logrado que la corrupción deje de ser vista como un problema irrelevante y pase a ser una verdadera preocupación. El escándalo de corrupción de Odebrecht y las filtraciones ha dejado al descubierto todo el entramado de corruptela de políticos y funcionarios.

Son muy pocos los que creen en el actual procurador. Ni es objetivo, ni es capaz ni tampoco es imparcial. Manipuló el expediente de Odebrecht, hizo sometimientos débiles para que se caigan. Dejó fuera al presidente y ex presidentes, a las empresas consorciadas y a muchos funcionarios que firmaron contratos con la empresa. Pero además, sacó del expediente a Punta Catalina, la sobrevaluación y el ilícito de campaña.

Tenemos la gran oportunidad electoral para castigar a los corruptos, sus cómplices y sus prevaricadores. Pero no debemos escoger a los mismos políticos de siempre. Hay que rechazar el liderazgo de sobrecito y la práctica del soborno de los viejos partidos. Y sobre todo repudiar a los políticos que ocultan la corrupción. Más temprano que tarde estos partidos serán ignorados así como también serán rechazados por la población.

No se pongan a lloriquear ni a lamentarse cuando el pueblo salga a las calles a repudiar a los corruptos en los restaurantes, estadios, canchas de baloncesto, escuelas, liceos, colegios, parques, universidades, reuniones y en todos los actos público de aquí y del exterior.

Todos los presidentes desde 1966 han sido cómplices de la corrupción porque en vez de castigar a los corruptos lo han privilegiados. Por esa protección, los corruptos son insaciables, están desbocados y lucen indetenibles. Es irreversible la caída del neoliberalismo. La recuperación de lo robado. Cárcel para los corruptos. Y privilegiar al ser humano. Nada ni nadie podrá detener la furia de un pueblo indignado contra los corruptos.

of-am

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