La farsa perredeísta en otros tiempos

Si en la gestión gubernativa de Joaquín Balaguer se hubiese realizado una farsa de convención como la que acaba de transcurrir en República Dominicana el pasado domingo veinte; el mandatario la hubiese conjurado a tiempo o, en caso contrario, uno u otro camarógrafo, o reportero gráfico tal vez ubicándonos en un mal menor, habría resultado herido de bala. De seguro que, entre otros, Heriberto Rossi, Valentín Pérez Terrero, Gennys Payano y el osado Raudo Cruz; habrían manifestado su valentía y arrojo en pos de cumplir como avezados reporteros con el cumplimiento de su deber. De alguna manera estos inquietos profesionales hubiesen desplegados las energías y peripecias propias de sus menesteres, para retener imágenes que mostrarían los hechos tal cual acontecieron. Pero más que eso, en otras circunstancias y con un régimen represivo como lo fue el de Balaguer; otra casta de consagrados y aguerridos periodistas no condicionados en lo mediático, habrían evidenciado que hubo una orden de entorpecer su trabajo. Esto, aunque ahora buscando un golpe de efecto tardío, se pretenda desagraviar, con teatrales disculpas, a representativos de la prensa. Se hubiera establecido sin mayores ambages que sí hubo el mandato de atropellar a los miembros de la prensa, y más cuando, según se dice, a siete comunicadores y comunicadoras se les despojó de celulares con los que tomaban algunas escenas. Ese número de periodistas agredidos, es síntoma de que, previamente, se orquestó un plan contra los reporteros de medios diversos. Toda la sociedad le hubiese exigido a los máximos dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) que identifiquen como se debe, a qué compañía pertenecen los miembros de seguridad que blandieron y dispararon sus pistolas en un funesto certamen mal llamado “fiesta de la democracia” por el presidente de esa organización política, Miguel Vargas Maldonado. Por razones obvias, conocemos hasta de soslayo, a los agentes o ex agentes de la Policía Nacional. Y eso hubiese sucedido aunque, hoy, paniaguados comunicadores, de los que se dice han actuado en otros tiempos con omisión ante asesinatos de otrora ilustres periodistas; consideren como normal los líos en los torneos electorales realizado por las direcciones y militancia del PRD. Además, ante lo inenarrable y evidente, ningún comunicador comprometido se habría atrevido a decir, como se alegó en el presente de uno de los contendores en esa jornada electoral; que el desorden se debió a la anarquía de éste, con el argumento de que arrastra problemas desde su infancia. ¡Qué juicio más simplón! Este absurdo, diferente a hoy con un pueblo y una prensa casi en su totalidad adocenada, habría sido desarticulado y rechazado contundentemente. Y más cuando un vídeo, que le fue arrebatado a punta de pistola al reportero gráfico de Noticias SIN, Víctor Vicente, demuestra fehacientemente que uno de los personeros de Vargas Maldonado dice, más o menos; que quien salta esa valla es un hombre muerto. ¿O acaso en todos los escenarios electorales en que participa el PRD u otro partido político, se estila esta amenaza de muerte? Ante lo grosero del torneo electoral que realizó el PRD de hoy, es decir, el de Vargas Maldonado; en circunstancias pasadas y dominando la férula balaguerista, increíblemente, otra ciudadanía nada arredrada ni contaminada por los tentáculos de personaje alguno peledeísta, hubiese protestado casi al unísono; los denominados representantes de la sociedad civil se habrían movilizados y los movimientos y partidos de oposición, se hubiesen lanzado a las calles, clamando respeto y defendiendo la libertad de expresión. Y no sólo Juan Bolívar Díaz y Huchi Lora entre otros, por cierto muy pocos; habrían protestado y dicho que la farsa de esa convención perredeísta constituye un acto bochornoso, con aristas delictivas. Un Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) menos comprometido, habría remecido las redacciones y convocado a los periodistas, para protestar enérgicamente ante tal atropello. Lamentablemente, tras estos hechos, ha habido casi una total indiferencia entre periodistas y medios de comunicación, y hasta en sectores que se suponen progresistas. El evento electoral realizado por el PRD, el pasado domingo veinte y organizado por uno de los protagonistas del pacto de “las corbatas azules” y sus acólitos; nos permite confirmar lo que nos han dicho algunos neoyorquinos que lo conocen desde hace tiempo. Dicen que antiguos amigos de Vargas Maldonado no quieren nada con él y que se ha peleado hasta con familiares, muy, pero muy cercanos. Que siempre ha sido un déspota, sostienen. Por último hay que concluir en que la farsa montada por Vargas Maldonado no es más que el reflejo de la conjunción de dos figuras que han lacerado la democracia dominicana. Y no hay que ser un genio político, para uno percatarse de quien es el otro personaje que actúa en colusión con un tosco y prepotente Miguel Vargas Maldonado.

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