La deuda se agiganta
Parece ser, que a las autoridades dominicanas no les preocupa el que crezcan vertiginosamente las obligaciones o compromisos financieros que mantiene el país ante organismos internacionales de financiamientos, gobiernos extranjeros e instituciones privadas de financiamientos nacionales e internacionales.
No, da a entender que no, pués no es la primera vez que economistas, financistas, agentes económicos, periodistas, organismos internacionales y público en general han puesto en alerta a las autoridades dominicanas, como si no lo supieran, respecto al crecimiento descontrolado de la deuda pública.
Son muchas las opiniones encontradas en cuanto al monto del endeudamiento que actualmente exhibe el país como corolario de los déficits que año tras año refleja el Presupuesto General del Estado.
Se estila que una empresa, una familia, un gobierno nacional o local se endeudan con el propósito de financiar sus operaciones, sustituir, adquirir o reparar algún equipo, invertir en investigación y desarrollo o simplemente ejecutar un proyecto factible financieramente o en su defecto cubrir fondos faltantes o déficits.
La deuda dominicana se destina principalmente para financiar déficits o pagar deudas viejas. De manera que no es la acción más saludable el endeudarse para esos fines ya que lo más indicado es que la deuda sea productiva la cual al ser invertida cubra por lo menos el costo que esta genera, de lo contrario, se tomarían préstamos para hacer más ricos a los prestamistas.
Se han hecho todos los cálculos habidos y por haber, al extremo de que estos han sido maquillados para dar la impresión de que el país todavía se encuentra dentro del índice de capacidad de endeudamiento y para exhibir de que se tiene competencia de gestión de deuda o eficiencia administrativa.
El último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) presenta al 31 de diciembre de 2016 un déficit fiscal consolidado de 4.3% del Producto Interno Bruto (PIB) el cual encumbró la deuda publica consolidada en un 49.7% del PIB y estima que para el año 2018 esta se colocará en un 52.3% del PIB.
Cada año el FIM cumpliendo con el artículo IV del Convenio Constitutivo de dicho organismo al revisar la economía y finanzas dominicanas rinde un informe casi en los mismos términos anteriores para que se evite seguir acumulando más deuda pero como si se tratara de niños desobedientes las autoridades de turno hacen caso omiso a sus recomendaciones y siguen por el mismo sendero del endeudamiento.
Como algo paradójico se tiene un país con un Producto Interno Bruto estable, con altas reservas internacionales, con bajo déficit de cuenta corriente pero con alto déficits fiscales y endeudamiento, entonces se podría decir que dicho crecimiento se erige sobre bases movedizas.
Consejos y advertencias vienen, consejos y advertencias van y nada de ponerle coto a esa carrera desenfrenada de endeudarse para cubrir deuda lo que ha llevado al país a una situación financiera de pronósticos reservados.
El país hoy en día se encuentra casi en cuidados intensivos debido a las maltrechas finanzas dominicanas pero nada de eso importa ya que el país se maneja como si fuese un barril sin fondo.
De manera irónico este es el país de las maravillas. Si se agota la capacidad de endeudamiento eso no tiene importancia pues el gobierno se la ingenia siempre y con una barita mágica seguirá invirtiendo en el país y podrá seguir cubriendo sus gastos operacionales.
Quién dijo miedo, si todo está resuelto, eso de sobrepasar el límite de endeudamiento es cuento de camino. Se dirá que ningún país por endeudarse por encima de sus posibilidades ha desaparecido de la faz tierra, así que eso no es nada, que siga la fiesta y mañana gallo.
Las autoridades no miden las consecuencias negativas que esa situación acarrea. Tampoco se miran en el espejo de países que no han podido honrar el gasto social ni cumplir con sus programas de inversiones, incumpliendo con sus deudas o en default, atrasándose cada día más y quedando mal parado ante la comunidad financiera internacional o ante los mercados financieros.
Lo triste del caso es que el dinero adeudado es improductivo es muy poco o casi nada lo que genera como retorno pues todo es para pagar deuda. Es cierto que el país no desaparecerá del mapa mundial pero su atraso se acentuará y con el ello el atraso del desarrollo humano de los dominicanos.
Se emitirán miles y miles de consejos y recomendaciones, vendrán como todos los años cinco o seis miembros integrantes de la misión del FMI, se harán muchos estudios y cálculos pero hasta que no se busque sanear las finanzas dominicanas.
Y se aplique una reforma fiscal integral que abarque tanto los ingresos como los gastos y hasta que no se establezcan limites a los endeudamientos, se defina la aplicación de los fondos tomados en préstamos y se castigue a los corruptos, se estaría arando en el desierto o en aguas turbulentas.
Se dirá que lo expresado en el párrafo anterior es más de lo mismo pero el secreto de las finanzas exitosas está en la planificación, disciplina y en un estilo de vida comedido donde prime la calidad y el control de los gastos, de lo contrario, todo lo que se diga es hablar por hablar.
¡Ya basta!, el tema de la superdeuda es manido, es cansón. Tal vez se está tratando con muchachos o personas inmaduras o se hacen los desentendidos ante los consejos y recomendaciones que se emiten con miras a disminuir la deuda pública y de que se administren eficazmente las finanzas.
felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com
of-am

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