La CELAC y la economía de guerra

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El autor reside en Nueva York

Xiomara Castro, presidenta de Honduras y presidenta Pro Tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (CELAC), ha convocado con carácter urgente a una reunión de presidentes y jefes de Estado. Los temas por tratar serán la migración, el medio ambiente y la unidad latinoamericana.

Más que una reunión de urgencia, la CELAC debería declararse en sesión permanente, pues la situación actual lo amerita.

La CELAC representa un esfuerzo para consolidar una identidad propia de América Latina y el Caribe en el escenario mundial, destacando la importancia de la cooperación entre naciones vecinas para enfrentar los desafíos regionales y globales. Desde su fundación, ha buscado ser un contrapeso al predominio de la Organización de Estados Americanos (OEA). 

 Contexto actual

Ante la difícil situación que enfrenta esta comunidad con las deportaciones masivas de migrantes irregulares desde EE. UU.  debería contemplarse la posibilidad de que los 33 países que componen la CELAC emitan un decreto de emergencia económica y declaren una economía de guerra.

La economía de guerra se define como un sistema económico que se implementa no solo en momentos de conflictos bélicos, sino también en situaciones de crisis extrema. En este modelo, un país reorganiza su patrimonio y actividades económicas para priorizar la supervivencia nacional, buscando maximizar la eficiencia en la asignación de recursos para sostener las necesidades básicas de la población.

Características economía de guerra

Los expertos señalan las siguientes características fundamentales:

1. Control estatal reforzado de la economía para garantizar el funcionamiento de actividades esenciales.

2. Implementación de medidas para fomentar la autarquía, desarrollando la capacidad de autoabastecimiento mediante la producción nacional y la reducción estratégica de importaciones.

3. Búsqueda de autosuficiencia en la satisfacción de necesidades básicas poblacionales.

4. Establecimiento de sistemas de racionamiento de bienes de consumo y recursos energéticos.

5. Desarrollo de políticas para incentivar el ahorro y moderar el consumo privado.

6. Movilización estratégica de la mano de obra, incluyendo la incorporación planificada de nuevos trabajadores con salarios regulados.

7. Priorización de cultivos de alto rendimiento y producción de bienes esenciales.

8. Implementación de mecanismos para reducir la dependencia de importaciones.

Situación regional

Si bien ningún país de la CELAC enfrenta actualmente una crisis extrema, las proyecciones indican que la llegada masiva de ciudadanos deportados, en su mayoría sin recursos, incrementará la demanda de servicios sociales básicos: salud, educación y asistencia general.

La situación se agrava considerando que los países que componen la CELAC son los más cercanos a los Estados Unidos, lo cual los convierte en receptores primarios de estas deportaciones. Colombia, por ejemplo, ya experimenta un impacto significativo en sus sistemas de asistencia social.

Impacto presupuestario 

El momento actual presenta desafíos adicionales por encontrarse al inicio del año fiscal, cuando las partidas presupuestarias nacionales ya han sido distribuidas. Tradicionalmente, estos presupuestos no contemplan fondos para emergencias, sino que se elaboran considerando préstamos internacionales.

En este contexto, destaca el caso excepcional de El Salvador, donde el presidente Nayib Bukele ha anunciado que el presupuesto de 2025 no incluirá deuda externa.

Un factor crítico adicional es la dependencia de las remesas: en la mayoría de los países miembros, estas transferencias constituyen una fuente principal de ingresos. Las deportaciones masivas amenazan con reducir este flujo de capital.

Estrategias de mitigación

La implementación de una economía de guerra facilitaría:

1. La reducción controlada del gasto gubernamental

2. La redistribución eficiente de recursos

3. La implementación de medidas de emergencia económica adaptables

Objetivos estratégicos 

En este contexto, la organización debe:

1. Fortalecer la cooperación económica, política y social entre sus miembros

2. Coordinar esfuerzos regionales para enfrentar desafíos comunes

3. Priorizar las necesidades latinoamericanas y caribeñas

4. Incrementar el comercio intrarregional

5. Desarrollar mecanismos de respuesta rápida ante la crisis

Conclusión

La CELAC enfrenta un desafío histórico que podría redefinir su rol en la región. La implementación de una economía de guerra, aunque drástica, representaría una opción viable para garantizar la estabilidad socioeconómica ante el impacto de las deportaciones masivas y las presiones arancelarias.

Esta estrategia, similar a la adoptada informalmente durante la pandemia de COVID-19, requeriría un nivel sin precedentes de coordinación regional y compromiso político.

La efectividad de estas medidas dependerá de la capacidad de los países miembros para implementar reformas coordinadas y mantener la cohesión social durante el período de ajuste. El éxito de esta iniciativa podría establecer un nuevo y necesario paradigma de cooperación regional en América Latina y el Caribe.

CarlosMcCoyGuzman@gmail.com

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