La batalla en varios frentes

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EL AUTOR es profesor universitario. Reside en Santo Domingo.

Por EDWARD VERAS

Constituye un error fatal prolongar un enfrentamiento militar contra varios ejércitos a la vez y más si entre estos, existe una distancia considerable. Se limita a la mitad la infantería y la capacidad de artillería, se duplican las líneas de suministro haciéndolas más vulnerables, se disgrega la estrategia y las masas pierden la fe en la victoria. Una muestra de ello fue el fracaso total de la Operación Barbarroja, en la desenfrenada conquista de Moscú en 1941 por parte del ejército nazi..

En política, nada distinto si así lo indican las circunstancias. En el cumplimiento de los procesos y actividades programados para los momentos específicos de una campaña electoral, los administradores de esta no pueden dejar cabos sueltos. Cualquier situación no resuelta en los plazos establecidos, puede gestar la apertura de un frente que reste eficiencia a la ofensiva.

La oposición política tiene varios frentes abiertos. El deseo de constituir un bloque representativo fuera de la agrupación política que representan, ha limitado la asignación de los puestos de representación congresual y municipal en la boleta electoral, generando truños e inconformidades dentro de sus filas.

La desesperación de los miembros de esa organización tras un cargo electivo el próximo año, refleja la falta de fe y la poca creencia en una victoria que garantice la ocupación del gobierno central.

Un segundo freno que tienen los opositores es el surgimiento de terceros, cuartos y quintos frentes. La timidez mostrada en encarar temas, como el de la soberanía, energía, combustibles, corrupción, entre otros, ha dado paso a que grupos con figuras notorias y reconocimiento del organizador del torneo electoral, se constituyan con roles de obstrucción a la gestión de gobierno, ganando terreno que solo obre en pos de mantener dividido al frente opositor.

La reciente aprobación de la reelección presidencial con la modificación de la carta magna, dejó un sinsabor en la sociedad dominicana al exhibir la forma desaprensiva en que se discutieron los términos globales para consensuar la propuesta. Un plebiscito o referéndum hubiese legitimado la opción del ciudadano presidente a repostularse, sin que los hechos conocidos se conviertan en un primer escollo ante sus pretensiones.

El incumplimiento de los pactos y acuerdos perentorios a la reforma constitucional, socializan un camino escabroso de frente a las aspiraciones de los miembros del partido en el poder y el accionamiento político de las bases, que hasta ahora se muestran deslucidas, en comparación con procesos anteriores.

El éxodo de figuras notables hacia las aceras del frente, son una muestra del descontento generado a partir del forzoso reparto de lo que queda del poder y los nuevos socios del viejo partido.

Los conflictos escenificados en Medio Oriente, Asia, Suramérica y en la Europa Mediterránea manifiestan un giro a la Política de Estado gestada desde Washington. La geopolítica estadounidense es totalmente distinta frente a Centro y Suramérica, ubicando y señalando muy bien a los pseudoaliados de los grupos económicos alrededor del llamado BRICS en Centroamérica y el Caribe.

El accionar de la Embajada Americana en el país, devela una clara tendencia sobre sus preferencias en mayo próximo. Luchar contra este poder fáctico ha generado desenlaces electorales complejos como en 1966, 1978 y 1994. Solo analicemos el caso actual en que las instalaciones de la Embajada Americana son muy distintas a las de hace unos años.

El empresariado ya empezó a tomar partido. Aun se muestra clara la división existente entre importadores e industriales heredada desde 2012. El modelo económico predominante exhibe por sí mismo la preferencia electoral a la que beneficia esa división.

Algunos discursos centrales en reuniones de grupos empresariales, reflejan el deseo de impedir el fortalecimiento económico de sectores políticos a causa de actividades señaladas por corrupción, que limiten el accionar de los capitales en las tomas de decisiones electorales.

La lucha anticorrupción que al parecer es el eje transversal de la campaña actual, marca una actitud defensiva por parte del gobierno, generando inacción, silencio y hermetismo en funcionarios y la figura del propio presidente. El gobierno tiene de frente a todos los sectores sociales a una sola voz contra el uso indebido de los recursos estatales. Tratando de descifrar la estrategia del reeleccionismo, estos juegan a apagar el barril de pólvora en el último momento y repitiendo la misma estrategia cada vez que se encienda otro.

edwardverasdiaz@gmail.com

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