La autoestima: un componente vital

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El autor es educador. Reside en Santo Domingo

POR FRANCIS ANTONIO LORA RAMÍREZ 

La autoestima, según la RAE, es “la valoración generalmente positiva (que) de sí mismo” /a, toda persona debe tener (y mantener)». Sin embargo, es el aspecto de la vida que más se tiende a descuidar, sostenido por el alegato de no contar, muchas veces, con el tiempo para ello.

En los particulares argumentos, entran como enganches sugestivos, “las apretadas agendas sociales”, en las que afloran, de barricadas, las muchas ocupaciones cotidianas.

El hecho de que las personas no dispongan de un tiempo de calidad, para reflexionar sobre ello, es obvio que no habrá espacio para mínimamente inventariar los procesos cotidianos de su vida.

¡Y cuántas cosas se pierden cuando se descuidan, aunque esporádicamente, el pasar revista a los detalles personales: de recapacitar sobre esto, de ordenar aquello o enmendar las faltas o excesos cometidos… En fin, ¡de saber cómo se anda en lo personal!

El afán y la ansiedad, por las cosas materiales y frugales de este mundo, son los factores que más consumen a diario a la humanidad. Todo se mueve muy rápido, mientras que en los aspectos: psíquicos, físicos, emocionales y morales, muchas personas ni siquiera perciben ir, por los tantos afanes, como barcos a la deriva.

Hay quienes logran mantener una excelente autoestima, pese a las peripecias foráneas y/o personales. Otros, sin embargo, no. Pues al sentirse impedidos, limitados o coartados, son los primeros en tirar las toallas; todo por la realidad que conscientemente esquivaron tanto, pese a las múltiples alarmas corporales que recibieron a través de los tiempos.

La aspiración divina, es que toda persona cuente con los controles para gozar de una excelente autoestima. Sin embargo, las estadísticas al día de hoy no son tan halagüeñas como se quisieran.

En la sociedad, en la que solo importa “el capital económico”, es decir «el dinero», es predecible que ello llegue a constituirse, para muchas de las personas, en algo mucho más importante, inclusive que su vida, su salud mental, y, por consiguiente, que la propia valoración de lo que son, y representan, en el ámbito social.

La apreciación de lo que se es como persona, va mucho más allá de una simple postura, apariencia y/o percepción. Es, sobre todo, que en lo personal se esté consciente y sano: mental, física, moral y emocionalmente; y de que esos factores sean: reales, equitativos, y consistentes en el tiempo.

Es por eso que la autoestima se aprecia como un componente vital en la vida de toda persona, esto es: de sus pensamientos, sentimientos, emociones, actitudes, etc., y que ello a su vez, se puede apreciar y hasta calificar, al simple contacto social.

Esto es: al hablar, indicar, proponer, argumentar, o dejar saber algún punto de vista personal, ante los demás, por establecido; y sin muchas veces percibirlo, aflora su real condición psíquica, física y/o emocional.

En cuanto respecta, el filósofo griego, Sócrates (470 a.C. id., 399 a.C) esbozó una frase hasta el día de hoy lapidaria y célebre, que bien encaja con este humilde planteamiento y/o juicio de quien escribe y suscribe este artículo. Dijo el sabio: «Habla para que yo pueda conocerte».

En cuánto concierne, se sabe que a través de los cinco sentidos corporales (oído, vista, tacto, olfato, y gusto) las personas pueden captar, asimilar e interiorizar un sinnúmero de impresiones de cuánto les rodea en el mundo.

Pero con respecto a lo que en lo personal pueden exteriorizar, las palabras dicen mucho más de lo que a la simple articulación de las mismas se puedan percibir y apreciar… (moduladas, ciertamente, por el aparato fonador), dejando entrever lo que hay en la cabeza, es decir: cómo se piensa, siente y valora, exclusivamente, la propia vida.

Los ademanes, por su lado, e incluso las poses, suelen revelar mucho más de lo que comúnmente las personas suelen saber, imaginar y expresar…

Y no es que eso sea un secreto: el propio cuerpo siempre comunica directa o indirectamente, acerca de su estado anímico.

La verdad es, apreciado lector/a, que todos podemos tener y mantener una excelente autoestima, esto es, por medio de la fe en Dios: al aceptarnos, perdonarnos, amarnos, y reconocernos como lo que realmente somos: seres humanos, con virtudes y defectos, capaces de soñar y lograr cuánto de positivo nos propongamos en la vida. ¡Amén!

fancislora3@gmail.com

JPM

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