Hoguera de profesores

Los maestros de los profesores tienen que ser examinados. Se torna necesaria la baja profesoral. Donde hay malos estudiantes y pésimos profesionales, se tiene que proceder a una evaluación de sus instructores y de las universidades donde cursaron estudios.

La reciente exhibición de ignorancia de profesionales aspirantes a maestros de la enseñanza pública nos indica, que hay alta proporción de fallas en el sistema de la educación pública.

Estamos hoy preparando a profesionales que lo único que llevan debajo del brazo es el diploma, mientras las cabezas las tienen llenas de vacíos y sueños irrealizables.

Graduados universitarios no pueden pasar un simple examen y se cierran la oportunidad a integrar los planes de la enseñanza oficial.

En primera instancia se podría echar la culpa al sistema de evaluación; a los mismos interesados; a las universidades y a la ausencia de preparación. De todo hay en este lamentable caso.

Entre los estudiantes, más de 25 mil, que fueron rechazados del sistema de educación pública, hay graduados de las más prestigiosas universidades del país, incluyendo a la Universidad Autónoma de Santo Domingo.Todas tienen lastres en la preparación de sus estudiantes y asi lo demuestra esta evaluación.
Para ser lo más justo posible, la primera evaluación y reprimenda tiene que ser para los profesores que guiaron a estos nuevos profesionales.

No llenaron su tarea de ser piedra de gestación de la casta profesional emergente, y por el contrario abrieron trochas para que haya más frustraciones y falta de empleo en la sociedad dominicana.

Es seguro que al correr del tiempo esos 25 mil profesionales rechazados tendrán que buscar empleos de subsistencia, alejándose de su profesión, o aceptando asignaciones con salarios reducidos y sin posibilidades de ascender. Hemos creado un monstruo colectivo que amenaza con devorarnos.

Las universidades están preparando mentes lastradas que no están diseñadas para entrar de lleno en el mercado de la competitividad mientras avanza el siglo 21.

Estamos dejando el camino del futuro en las manos de los sectores tradicionales, sean empresarios, ricos de vieja data o clase media alta, que se pueden pagar las colegiaturas de los colegios y universidades de primera, donde se da una buena docencia.

En este caso si podemos decir que todos somos culpables. Los que somos adultos por estar de espaldas a la suerte de nuestra juventud; los líderes comunitarios, que incumplen su papel.

Los forjadores religiosos que dan la espalda a realidades vividas de la población y también han fracasado los que quieren que su segmento de clase avance, pero no buscan la forma de dar el ejemplo y la formación para hacer frente a las variantes de un mundo en ebullición.
De los políticos mejor ni hablar, porque son los grandes culpables de una sociedad arrodillada al vicio del dinero, la corruptela, el dar vueltas sobre el mismo círculo de la miseria y de dar el salto social individual, sin importar el destino colectivo.

Los profesores de los profesores tienen que ir a la hoguera de la purificación. Por ignorancia, por frustraciones, por dar las espaldas, o por sólo buscar la paga mensual, son los responsables de preparar este ejército de ignorantes que ahora se encuentra parado obstaculizando la entrada de los dominicanos a la modernidad y el progreso.

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