Gracias por la dádiva
Con notas de prensa y visitas a medios de comunicación, las autoridades anunciaron el inicio de la entrega de las cajas navideñas y fundas “reforzadas”. Un millón de unidades a repartir una por familia.
Con lujo de detalles explicaron lo que contenían y dejaron claro que en el reparto no habría banderías políticas.
Una explicación que solo tendría asidero si los gobiernos asumen que el Estado (léase todos sus recursos) le pertenece al partido oficialista
Llegó el día de la repartidera. Ayyy, entonces fue la empujadera, las discusiones y hasta los golpes de cuidado, como en Barahona
Un grupo de gente llena de precariedades acudió a hacer las largas filas para que le hicieran el favor de regalarle una caja o una fundita
Y desde ese día, otros anuncios invitan a la gente a acercarse a buscar más dádivas. Cada partido siente que está en el compromiso de contribuir con la cena de Nochebuena de la población más empobrecida
Quizás esos mismos que parten y reparten tomaron y toman la mayor parte del erario y son los que más han aportado al empobrecimiento de ese gentío al que ahora regalan los alimentos de un día
Así, como si no fuese su derecho tenerlos siempre sin mendigar, sin filas, sin insultos, sin golpes
Pero soñemos un poco con que despertamos en un mundo sin cajas y sin funditas. Un pedazo de tierra rodeado de políticos que propugnan por la igualdad
Es un buen deseo de Navidad. Quizás exista Santa Claus
jpm