Gobernar en medio de una pandemia
POR ALEJANDRO HERRERA
Al gobierno de cada país le corresponde la magna tarea de encarar y dirigir las estrategias y acciones de contención de la pandemia provocada por el nuevo coronavirus que causa la enfermedad mortal conocida como COVID- 19, sabiendo, de inicio, que como problema de dimensión global, no existe solución global, ni receta aceptada o única, y que los vaticinios más consistentes indican que la posible vacuna o cura inmunológica no llegará antes de que transcurra el primer año desde su aparición en diciembre de 2019 en China.
Los más probados expertos coinciden en que la mejor manera de enfrentar el COVID-19 varía según el país, y siempre será, tal como hemos visto, “el desafío de un tira y afloja tripartito entre combatir la enfermedad, proteger la economía y mantener a la sociedad estable”. Las mentes sensatas, racionales, o quienes están en plena acción de gobernar pueden dar fe o reconocer lo difícil que, en la realidad de los hechos, resulta lograr el equilibrio entre estos tres objetivos estratégicos esenciales y más o menos alcanzar ciertos logros.
Al cabo de un mes y varios días de enfrentar la realidad de tener el virus circulando en nuestro territorio, los dominicanos hemos pasado el proceso de aceptar, acatar y apoyar las oportunas medidas dispuestas por el gobierno que encabeza el Presidente Danilo Medina. Es admirable cómo hemos desplegado de forma colectiva nuestro mejor espíritu colaborativo y solidario, practicando el aislamiento social, quedándonos el mayor tiempo posible en nuestros hogares, y utilizando casi todos los recomendados mecanismos de protección individual, como guantes, mascarillas, y guardando metros de distancia en las filas cuando procuramos la obtención de algún servicio básico.
Es muy loable, cómo para la proteccion de nuestra propia salud, hemos aprendido y logrado rápidamente evadir el contagio del COVID-19, viviendo en estado de cuarentena. Conozco muchas personas que desde el 19 de marzo pasado no “han vuelto a poner un pie fuera de casa”, y mucho menos reciben dentro de su hábitat visita alguna, por muy cercana que esta sea.
La efectividad y buenos resultados del conjunto de medidas dispuestas por nuestro Gobierno, que está pasando esta extraordinaria prueba con buenas notas, es un claro ejemplo de correcta actuación gubernamental, y que no deja dudas acerca de su ineludible responsabilidad de gobernar el país afectado por la pandemia del COVID-19, no obstante encontrarnos en el tramo final del mandato constitucional, como bien lo explica el buen amigo y ex Director de Estadísticas, don Pablo Tactuk, en un artículo publicado recientemente.
En dicho artículo hace un ejercicio bajo estimación del método estadístico de “evolución del coronavirus en RD en marzo y abril”, vemos cómo este virus tuvo en una primera etapa, hasta el 30 de marzo, un promedio de crecimiento de casi un 31%, que de no haber intervenido las medidas del gobierno, los casos de contagios “hubieran ascendido a casi 3 millones y medio al 30 de abril, un escenario catastrófico”. No obstante estar sorteando la catástrofe, lo cierto es que la pandemia sigue siendo una amenaza real entre nosotros, la tenemos por aquí y sabemos ya que no es un juego, ni nada parecido a algo que alguien pudo desear y se sentó a esperar. Las consecuencias por igual están con nosotros. Aun cuando seremos la única economía de América Latina que no cerrará el año en rojo, lo que continúa es administrar la crisis en todos los órdenes, y concebir e iniciar de forma inmediata un plan de recuperación del país, que para cualquier ente responsable, debe saber que no se trata de un premio, regalo o distinción para nadie gestionar la situación que nos viene.
Ante el proceso electoral pendiente para el 5 de julio, ¿están los actores más importantes de la sociedad dominicana conscientes del inmenso reto que como país tenemos por delante en los órdenes sanitarios, económicos y sociales como situación nueva fruto del COVID-19? ¿Está el liderazgo nacional en capacidad de discutir y pactar un gran acuerdo tendente a lograr la recuperación económica del país? ¿Qué nos asegura que estaremos listos desde el punto de vista sanitario para acudir a elecciones generales el próximo 5 de julio de forma confiable?
De lo que no hay dudas es que, aun cuando gobernar en democracia como la nuestra requiere de habilidades de acróbata o cirujano político, el Gobierno del Presidente Danilo Medina, que transita el tramo final de su mandato constitucional, ejercerá hasta el último momento su responsabilidad de gobernar para dejar en feliz resguardo la salud del pueblo dominicano y su encauzamiento por el trayecto seguro de la recuperación, sin importar el nerviosismo que esta pudiere general en sectores políticos de oposición que no terminan de ponerse a la altura de las circunstancias y entender que aquí, de forma inesperada, todo cambió.
¿Quién puede seguir guiando el barco de la nación hacia puerto seguro? Confiamos en la sabiduría del pueblo dominicano, puesta de manifiesto en cada momento estelar de nuestra historia.
of-am