Garibaldi, personaje fascinante (3 de 3)
Es importante señalar, aunque sea de soslayo, que antes de los acontecimientos descritos en las entregas anteriores, Giuseppe Garibaldi participó en hechos importantes fuera de su país. Fue un luchador internacionalista en favor de la libertad de países, centrando sus proezas militares en varios lugares de América Latina.
En el 1836 llegó a Brasil, el gigantesco país sudamericano. Allí hizo pequeños negocios mientras ampliaba su formación política y se compenetraba con la idiosincrasia de su pueblo. Para él la humanidad entera era su patria. Dejó sus huellas iniciales en la ciudad de Río de Janeiro, donde no fue a deleitarse en las cálidas aguas de la playa de Ipanema o extasiarse mirando el cerro de Pan de Azúcar que se eleva frente a la bahía de Guanabara.
Un año después estaba combatiendo contra las tropas del emperador brasileño Pedro II. Se alineó en favor del presidente de la República Riograndense, Bento Goncalves da Silva, con quien había hecho buenas migas, desde que se conocieron en la referida ciudad de los cariocas.
La activa presencia de Garibaldi en Brasil se puede resumir con palabras de la doctora en historia de la universidad de Rio Grande do Sul María Medianeira Padoin: “Por un lado aportó conocimientos militares. Por otro gracias a su personalidad carismática difundió sus ideales de igualdad y de lucha por la libertad”.
A Uruguay llegó en el 1841. Enseñó matemáticas y se involucró en actividades políticas y militares de esa tierra ubicada en el oriente del denominado Cono Sur. Dirigió la legión de italianos que pelearon en las afueras de Montevideo el 17 de noviembre de 1843. Según crónicas históricas de esa época muchos vieron en Garibaldi (por rasgos parecidos en la personalidad de ambos) una especie del héroe uruguayo José Gervasio Artigas.

En Montevideo hay un museo dedicado a Garibaldi, así como avenidas y logias masónicas. Igual en otras ciudades de ese hermoso país. Forma parte de la iconografía sagrada del pueblo uruguayo, como puede comprobarse, además de la ciudad capital en otras como Canelones, Colonia y Maldonado.
En esa época también estuvo en Argentina. Combatió al férreo caudillo de la Confederación Argentina Juan Manuel de Rosas, quien intentó sobornarlo para atraerlo a su lado recibiendo de este una respuesta contundente: “Ninguna suma de dinero podrá comprar mi fe en la libertad de los pueblos”.
El 16 de agosto de 1842 participó en una batalla naval sobre las aguas del río Paraná, a la altura de la provincia de Corrientes, en Argentina. Estuvo del lado de los combatientes del Partido Unitario, el mismo al que pertenecieron Bernardino Rivadavia, primer presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y entre otros los también brillantes generales independentistas argentinos Martín Rodríguez, José María Paz y Gregorio Aráoz de Lamadrid, definido por Faustino Domingo Sarmiento en su novela histórica Facundo “el más valiente de los valientes”.
Cuba
El 17 de noviembre de 1850 Garibaldi llegó al Caribe desde la ciudad de New York, EE.UU. Arribó a la ciudad de La Habana, Cuba, con un nombre falso, porque la isla mayor de Las Antillas estaba bajo el control de las autoridades coloniales españolas. El historiador cubano Enrique Pertierra escribió sobre su presencia allí lo siguiente: “Creo que Garibaldi vino a Cuba a palpar el sentimiento nacional”.
El organizador de la lucha independentista de Cuba, el poeta, filósofo, periodista y ensayista José Martí, escribió diversos comentarios acerca de Garibaldi. Resalto este por su impacto allende los mares de América Latina: “Un corazón existe en Europa basto y ardiente en que hay lugar para todo dolor y goce humano y eco a todo acto heroico o sentimiento generoso…” El polímata habanero Fernando Ortiz Fernández también hizo importantes valoraciones sobre el unificador de Italia.
El mismo Garibaldi, en carta a la cubana Emilia Casanova, esposa de Cirilo Villaverde, el autor de la novela costumbrista Cecilia Valdés, la primera de Cuba, le expresó en el 1869, entre otras cosas, lo siguiente: “Con toda mi alma he estado con Uds. desde el principio de su gloriosa revolución”. También le dijo: “…deseo a su bella patria la total independencia por la cual tan heroicamente pelea”. (Carta del 22 de febrero de 1870).
El 5 de octubre de 1851 arribó a Perú por el puerto de El Callao. Fue recibido con júbilo. Visitó diversos lugares de ese país del altiplano andino. El escritor Ricardo Palma, autor de la obra “Tradiciones Peruanas”, escribió un texto que tituló “Entre Garibaldi y yo” en el cual señaló que “por el renombre que vino rodeado, hizo que en Lima se le contemplase con admiración y se le saludase con respetuosa simpatía al encontrarlo por las calles centrales de la ciudad.”
Resumiendo, debo decir que Giuseppe Garibaldi fue un personaje fascinante, que siempre luchó de frente en favor de lo que él consideraba justo, y que no hay pruebas de que sus acciones bélicas estuvieran motivadas por intereses económicos u otros tipos de ventajas para su beneficio particular.
jpm-am
Al ser derrotado el ejercito de Giuseppe Garibaldi fue pasado a cuchillo !50 mil hombres!
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