Familia Puig objeta artículo publicado en ALMOMENTO.NET
Santo Domingo, 08 de agosto de 2016.
Señor
Saúl Pimentel
Gerente General
Almomento.net Noticias en la red
Ciudad
Distinguido señor Pimentel,
Hemos leído con asombro e indignación un artículo publicado el 16 de junio pasado en el medio que usted dirige, titulado “Acusan hermanos Imbert Barreras crimen en Puerto Plata en 1943”, bajo la firma de Francisco Reyes.
Este artículo afecta gravemente la memoria de nuestro padre, doctor José Augusto Puig Ortiz, fallecido hace 35 años, quien fuera luchador antitrujillista desde sus años mozos y sufriera a lo largo de toda la tiranía persecuciones constantes y múltiples, así como crueles encarcelamientos.
El texto al que hacemos referencia recoge un relato fantasioso y contradictorio, plagado de inexactitudes, atribuido a la señora Casilda Guzmán de Reyes (Doña Ca), en el que se detallan hechos supuestamente acaecidos en la ciudad de Puerto Plata en 1943.
En lo concerniente a nuestro padre, el relato está construido sobre bases total y absolutamente falsas. Según la narración de Doña Ca, el señor Domingo Marión, empleado ferrocarrilero, habría sido asesinado por el oficial del Ejército Nacional Segundo Imbert en el año 1943, después de Marión haber descubierto un cargamento de armas destinado a Imbert “en el tren Sánchez-Puerto Plata”. A raíz del crimen, el doctor Puig habría realizado la autopsia de Domingo Marión, “para exculpar a Segundo Imbert e inculpar a Doña Caró de Los Ángeles, esposa de Domingo, acusada de homicidio en primer grado”, haciéndose “cómplice del asesinato”.
Siempre de acuerdo a la misma fuente, la casa del doctor Puig habría sido allanada poco después. Dice la informante que durante la requisa no se hallaron armas pero que a Puig “se lo llevaron preso y lo desaparecieron”. Para colmo, la autora de la versión pretende haber sido testigo ocular de los hechos.
Esta serie de imaginarios hechos constituye un relato disparatado que no se compadece en absoluto con la verdad histórica, particularmente en lo que se refiere a la vida y ejecutorias de José Augusto Puig Ortiz, como pasamos a explicarlo en las líneas que siguen.
El señor Domingo Antonio Marión, Cédula de Identidad No. 001100-037, falleció en Puerto Plata el 3 de marzo de 1949, por causa de muerte no especificada, según consta en “acta in extensa de defunción” (anexa), expedida en Santo Domingo el 28 de julio de 2016, por el Lic. Herminio Ramón Guzmán Caputo, Director de la Oficina Central del Estado Civil. De acuerdo a este documento el señor Domingo Marión habría fallecido, pues, seis (6) años después de la fecha indicada por la señora Casilda Guzmán de Reyes.
Según la informante, señora Guzmán de Reyes, Domingo Marion “descubrió armas en uno de los vagones del tren que iba de la ciudad nordestina de Sánchez hasta la norteña Puerto Plata, atravesando el corazón de Santiago, la segunda ciudad del país”. Lo cierto es que nunca hubo una línea de ferrocarril que, desde Sánchez, llegase a Puerto Plata. Hubo una línea de ferrocarril Sánchez-La Vega y otra Santiago-Puerto Plata, pero éstas nunca empalmaron entre sí. Este empalme era, por demás, técnicamente imposible, ya que la anchura de la vía entre los rieles no era la misma en las dos líneas, lo que no permitía que un vagón de la línea de tren Sánchez-La Vega circulara en la línea Santiago-Puerto Plata. A la luz de esta realidad, lo que el autor de la nota informativa llama “entramado de novela de suspenso” se cae por su propio peso.
Refiere doña Casilda, o doña Ca, que a raíz del asesinato de Domingo Marión “en 1943”, la residencia de nuestro padre, José Augusto Puig Ortiz, fue allanada y éste desaparecido. La verdad es que el hogar de los esposos Puig-Miller, nuestros padres, fue allanado a inicios de 1947, más de dos años antes de la muerte de Domingo Marion. La verdad, también, es que doña Casilda ni más nadie, se encontraba en el hogar de nuestros padres, excepto mi madre, en el momento del allanamiento, por lo que ella no pudo haber presenciado absolutamente nada.
Contrario a la versión recogida en almomento.net a propósito del referido allanamiento, las autoridades declararon haber encontrado en la casa de la familia Puig Miller un revólver que, en realidad, los propios agentes de la dictadura habían colocado allí para poder acusar a nuestro padre. Utilizando esta supuesta prueba, José Augusto Puig fue sometido ante los tribunales trujillistas y condenado “por porte ilegal de arma de fuego”.
Lo cierto, en este caso, es que nuestro padre fue condenado, y no desaparecido como pretende Doña Ca en su fábula. Ciertamente, esta señora confunde por completo las cosas. Esto así, ya que nuestro padre sí fue secuestrado y desaparecido, pero muchos años después de lo que ella pretende o cree recordar.
En efecto, el 31 de julio de 1958, nuestro padre fue secuestrado por agentes de la tiranía. Requerido para prestar servicios médicos de urgencia, fue extrañado a la fuerza de su hogar para ser luego salvajemente torturado, antes de ser recluido en el hospital psiquiátrico Padre Billini, es decir, en el Manicomio de Nigua. Este episodio, que forma parte de las persecuciones y abusos reales de que fue objeto nuestro padre durante la tiranía trujillista, no tiene nada que ver con su supuesta desaparición en 1943, inventada por la señora Guzmán de Reyes, a raíz de una muerte que vendría a producirse, en realidad, seis años más tarde, en 1949.
Vale precisar también que Doña Ca le atribuye a José Augusto Puig Ortiz la condición de médico legista para el año 1943. Al respecto, debemos señalar que este se había graduado de Doctor en Medicina en la Universidad de Santo Domingo en 1940 y no ocupaba ninguna función pública en 1943, año del supuesto deceso de Domingo Marión. Tampoco ocupaba función pública alguna en el año 1949, en ocasión de la real muerte de Domingo Marión. El doctor Puig Ortiz fue designado como Médico Legista de Puerto Plata en el año 1955, como creación, o sea, como puesto recién creado, desempeñando esta función hasta el 31 de julio de 1958, fecha en la que, como indicamos más arriba, fue secuestrado y encarcelado hasta el 4 de octubre de 1960.
Queda claro que nuestro padre, José Augusto Puig Ortiz, no pudo servir como médico legista en 1943 ni en 1949, puesto que para esos años dicha función no existía y no pudo, por consiguiente, ser ejercida por ningún médico, fuese éste quien fuera. La idea de que nuestro padre hubiese podido inculpar o exculpar a alguien del asesinato de Domingo Marión, sea en 1943 o en 1949, es total y absolutamente insostenible. Dicho sea de paso, los médicos legistas no tienen la facultad de inculpar o exculpar personas, de dónde el relato completamente tergiversado e interesado de Doña Ca y de Francisco Reyes.
Al hacer las aclaraciones que anteceden no pretendemos limitar el esfuerzo que almomento.net, o cualquier otro medio de comunicación, pueda realizar con vistas al esclarecimiento de cualquier hecho, presente o pasado. No obstante, consideramos que cualquier afirmación que se formule debe resultar de una comprobación fehaciente, a fin de evitar situaciones hirientes e injustificadas tanto para las personas desaparecidas como para aquellas que pudiesen ser indebidamente incriminadas, al igual que para sus descendientes, justamente indignados ante el maltrato de que es objeto la imagen y el recuerdo de sus familiares.
Creemos en el “deber de memoria”, considerando que este no se limita a rescatar del olvido hechos sobresalientes marcados por la dignidad y el heroísmo, sino que implica también prevenir las deformaciones orientadas a justificar los hechos ominosos del pasado y a mancillar el recuerdo de quienes se opusieron a las tiranías, atribuyéndoles comportamientos que no fueron suyos ni por asomo.
Con perfecto conocimiento de los agravios morales, físicos, psíquicos y públicos que padeció nuestro padre, y por cuya rectitud no se prestó a componendas como la referida en el artículo publicado por almomento.net, todo por defender sus creencias en pos de la democracia y de una mejor calidad de vida para nuestro pueblo le solicitamos, además de la publicación de esta carta, una satisfacción formal del medio que usted dirige señalando explícitamente que se incurrió en error en el texto al que hemos hecho referencia.
Agradeciéndole de antemano su atención a nuestros requerimientos, se despiden de usted,
Muy atentamente,
Maximiliano Rabelais Puig Miller María Isabel Puig Miller
(Max Puig) (Maribel Puig de Abbott)
Sulamita Puig Miller Fernando Mayobanex Puig Miller
(Sulamita Puig de González)
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Acusan hermanos Imbert Barrera crimen en Puerto Plata en 1943