Evitemos la oclocracia

Nosotros hemos insistido en que la democracia no funciona en los pueblos que no tienen una verdadera educación.

Regularmente estos pueblos terminan confundiendo la democracia con el libertinaje y los políticos, oportunistas consuetudinarios, comienzan a utilizar la demagogia, para congraciarse con los potenciales electores y la mentada democracia empieza a degenerar y termina en una oclocracia, que es el gobierno de la plebe.

El caso de David Ortíz nos ha puesto a pensar de nuevo en este concepto.

El término Oclocracia fue acuñado por el historiador griego, Polibio, alrededor del año 200 A. C.  Polibio hablaba de la sucesión cíclica de los diferentes regímenes al cual llamó anaciclosis.

Esta sucesión él la colocaba en este orden: Tiranía. Aristocracia, Oligarquía, Democracia y finalmente Oclocracia. Luego se repite el ciclo.

El atentado contra David Ortiz, dada la trascendencia del personaje, ha dado la vuelta al mundo.

Desafortunadamente, esto ha coincidido con algunos desgraciados incidentes que les han ocurrido a turistas que nos visitan.  Cosa que sucede de manera rutinaria y regularmente se le da la atención que amerita, cada caso en particular, sin estridencias innecesarias.

Pero el morbo de los dominicanos, políticos incluidos, le ha dado otra connotación a estos casos y el gobierno se ha dejado arrastrar por el populacho, ahora con una presencia constante y a nivel mundial, debido a la utilización indiscriminada de las redes sociales y está presionándose a si mismo adelantando explicaciones de investigaciones que en cualquier otro país tomarían años.

Es sumamente peligroso cuando las autoridades, por apremios de un pueblo, que como dijo el presidente en sentido figurado, “lo que quiere es ver sangre” se deje arrastrar y se meta en el campo de las improvisaciones y comience a dar detalles innecesarios y a destiempo, de investigaciones en proceso.

Hay declaraciones desafortunadas o inoportunas, que pueden darle municiones a unos abogados que están siempre a la caza de gazapos judiciales, con los cuales ensamblar una defensa, ante la cual los jueces, no tienen otra alternativa que declarar no ha lugar por insuficiencia de pruebas o por contaminación de estas.

Se ha llegado hasta pensar que esto lo hacen adrede, algunos fiscales inescrupulosos, en combinación con corruptos abogados y jueces venales.

Todas estas situaciones se pueden evitar si el gobierno entiende que el pueblo le dio su voto para que lo gobierne con ponderación, sin pausas, pero sin prisas.

Augusto, primer emperador romano decía: “Caminad lentamente si queréis llegar más pronto a un trabajo bien hecho”

CarlosMcCoyGuzman@gmail.com

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