¿Es la monogamia amor sin libertad?

 

Amor, atracción, pasión, apareamiento, sexo o cualquier otro nombre –en término práctico- significa lo mismo.  Este elemento es el motor de la fisiología humana.  Lo ha sido en todas las épocas.  La literatura se ha encargado de sublimar el amor y el sexo, construyendo formas estilizadas de su expresión y concreción.  Es primero la Literatura y luego la Psicología quienes nos han demostrado que la actividad sexual trasciende la gimnasia mecánica o los efluvios consecuentes, o el éxtasis emocional.  El sexo y/o el  amor transportan el cuerpo y la mente humana a una sensación de plenitud como ningún otro acto hecho o practicado por el género homo.

En el marco de la sexualidad, durante siglos la religión predominante y la escuela occidental privilegian la monogamia, y a nivel político las instituciones jurídicas de las naciones de este hemisferio también han impuesto la monogamia como forma amatoria o de cohabitación matrimonial.  Pero los hombres y las mujeres prisioneros de este modelo han diseñado y practicado formas -sutiles y burdas- de traicionar y vencer las relaciones monógamas, construyendo relaciones pasionales paralelas o polígamas.

Por ejemplo, la prostitución siempre ha existido –no siempre discreta-, en muchos casos como fuente de iniciación sexual para mozalbetes y nóveles amantes, o como escape al tedio y la rutina del cuerpo anclado en la habitación hogareña, al que tenemos licencia para tomar cada día o cuando nos apetece.

Igualmente, las ventanas de la infidelidad –en todas las épocas y en todas las clases sociales- siempre han estado abiertas para escurrir a los insatisfechos o deseosos de pecar.  Es que el amor es tan indescifrable, inverosímil, capaz de penetrar los resquicios más insondables del ser humano.

La monogamia choca con la condición fundamental del individuo que es la libertad.  La monogamia es parte de la dictadura universal que ha querido imponer el dogma religioso.

Hoy los jóvenes asisten a nuevas formas y estilos en su socialización y practica conyugal: el coito precoz, la cohabitación sin matrimonio legal o unión libre; la familia monoparental, el swinger, sexo grupal, el matrimonio homosexual y de manera excepcional,  la bigamia “consensuada”.

Muchas parejas de jóvenes casados o no, con hijos o sin ellos, o simplemente “novios con derechos”, asumen los fines de semana como un tiempo para la diversión y parranda.  Eso ha sido así por muchos años, pero la novedad es que ahora cada cónyuge sale por su lado con sus amigos y amigas y puede retornar a la casa a la hora que quiera de la noche o la madrugada.  Es decir, no es solo el macho el que sale a fiestear, sino que la hembra también lo hace sin tapujos.

Cuando me comentaron de esta nueva práctica que se ha iniciado pensé que era una exageración, pero comprobé –tras entrevistar a varios jóvenes- que esto comienza a hacerse normal.  En esta nueva lógica, cada cónyuge asume su propia agenda lúdica o parrandera el fin de semana, pudiendo irse al colmadón, bar,  discoteca o festejos patronales que desee, tomar alcohol, bailar y… disfrutar sin tener luego ninguna dificultad.

Cuando regresan a su casa el reencuentro es normal y feliz.  No hay preguntas, ni reproches, ni nadie tiene que rendirle cuenta al otro de lo que hicieron en su fiesta.  Algunas veces salen juntos, o salen a horas distintas y pueden encontrarse en un mismo espacio de entretenimiento y sentarse en mesas separadas.  Pero esto se trata de evitar.

Es una relación de pareja light, donde los celos se disipan y la infidelidad es intrascendente.  Nadie agobia ni sofoca al cónyuge con celos fútiles.

Los prejuicios machistas al parecer comienzan a declinar entre los jóvenes.  Conocí en San Juan de la Maguana una popular fiesta que se hacía al final del año en la intersección de las calles Santomé con Sánchez en San Juan de la Maguana, donde eran “reconocidos y premiados” públicamente los hombres más “cuernudos” con los aplausos de todos los de ese barrio.  Muchos de los “perjudicados” con la infidelidad de su esposa recibían sin chistar el “galardón”.  Luego hubo que liquidar el premio, porque la sangre llegó a correr.

Al parecer estrenamos nuevas formas de amor urbano estilo libre. Todo esto evidencia la crisis de la familia tradicional.

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
guest
2 Comments
Nuevos
Viejos Mas votados
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios