En el PLD: Ni el uno, ni el otro

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Parece que este inusitado movimiento reeleccionista a favor de Danilo Medina responde al hecho de que Leonel Fernández, pese a todo, quiere regresar al poder para el próximo período electoral “con viento y marea”. Y si bien a Leonel se le quiere y respeta, su equipo, como dijimos recientemente, no puede volver a hacer lo que hizo durante los ocho años anteriores. Al exjefe de Estado se le imputa que fue extremadamente complaciente con personajes que sirvieron para él, sobre quienes pesan denuncias muy concretas de acciones que no resisten una experticia de doña Licelot Marte. Por eso se advierte ese nuevo empeño que ha comenzado a tener reacciones concretas dentro del danilismo. Temístocles Montas se ha erigido en el principal contradictor de Leonel Fernández tan pronto advirtió que su exjefe tenía el propósito de volver a ocupar nuevamente la “Silla de Alfileres”. Francisco Javier García ha sido claro al decir que él será el próximo presidente de la República y que no ve ningún viento que asegure el regreso de Leonel. Reynaldo Pared Pérez y Radhamés Segura entienden que su momento ha llegado y alegan que no volverán al redil del expresidente. Al menos eso es lo que están alegando. El reciente pronunciamiento del ministro de Obras Públicas, un hombre estrechamente vinculado a Danilo Medina, a favor de la reelección del jefe del Estado que ha negado tener esa intención, obviamente responde a una reinterpretación de la política de Danilo de no reelegirse. Lo mismo ha dicho Tony Isa Conde, un programador de las políticas del jefe del Estado. Pero si tales pronunciamientos fueran poco y podría alegarse que no responden a las genuinas intenciones del presidente de la República, la que hizo el director de prensa del Palacio Nacional no puede dejar ninguna duda al respeto. Se está construyendo la estructura reeleccionista de Danilo…¿por qué?.. Sencillo. Parecería que se habrá discutido intensamente el impacto de las distintas fuerzas en el PLD y en el pueblo y se ha encontrado que dada las circunstancias actuales Leonel y su grupo tendría una oportunidad de reasumir el control del Estado. Yo soy de los que rechazan desde lo más profundo de mis escrúpulos políticos la reelección presidencial de cualquiera. Sea Leonel o Danilo, porque creo que la reelección abre una caverna ominosa en la que se puede abrigar todo tipo de actos de corrupción, y tenemos ejemplos muy graves y recientes. Entiendo perfectamente que el Presidente Medina preferiría no dar ese paso arriesgado y plagado de todos los peligros, y que solo se sacrificaría, en el sentido correcto de la palabra, si ve peligros atentatorios a lo que él entiende que debe ser el papel de su partido en el escenario nacional. Si se tratara, como se hace saber, que es mejor una reelección de Danilo que un retorno de Leonel, todo aquel que tiene sentido de la realidad nacional acatará la ingente decisión de Danilo. Y no serán pocos los que preferirían ese continuismo. Se esperaría que sea el mismo Leonel que se oponga a un pleito abierto con Danilo por su afán de regresar. Entiendo que debe repensar lo que le están ofreciendo. Creo, por el contrario, que los dos deben reunirse y considerar la perspectiva política que se le presenta en este momento y auspiciar entre los dos un escenario que le abra las puertas a los cuatro candidatos emergentes que pugnan por ganar la nominación interna y acudir a la presidencial en el 2016. ¡Eso sí sería una decisión anticaudillista! Se podría especular que ninguno de los cuatro pre-candidatos que gane asegura un triunfo en el 2016. ¿Acaso no es el PLD el que va a competir? Es obvio que el arranque reeleccionista de Danilo se justifica por los pasos que está dando Leonel; es obvio, valga la redundancia, que los pasos que está dando Leonel es porque no se quiere dejar avasallar. Si es cierta esa premisa, entonces están dadas todas las condiciones para que “el uno o el otro” se junten para discutir sobre lo que mejor conviene a su partido y a la nación. Y que tras agotar ese diálogo, franco y honrado, ofrezcan al país una opción que lo saque de lo que yo definiría como el trauma de egoísmo político y de la insistencia en repetir lo que ha estado mal. Sería muy decoroso que ese diálogo ofrezca al país los resultados de lo que se ha llamado, quizás irónicamente, como “la fábrica de presidentes” y una baratija que la rechazarían hasta los mercaderes de la Duarte. Por qué hay que pensar y actuar mal, si se puede, y tienen el tiempo suficiente, de actuar bien. Esperamos que se imponga la razón y el sentido común en una coyuntura tan prometedora como la actual, y no se destruya el bello y honroso chance de “hacer lo que nunca se ha hecho”. ¿Sería mucho pedir? Si así fuera, tendría sentido eso de que no sea “ni el uno, ni el otro”. Veremos.

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