En busca del barrio perfecto: NY se sueña “ciudad inteligente

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Cerveza rubia y canapés de beicon tostado relajan a los concursantes: 15 empresas de nueve países que llevan dos días de conferencias y ahora tienen dos minutos para seducir a la Ciudad de Nueva York.
El ayuntamiento les observa. Si lo consiguen, obtendrán el premio W2NYC a la innovación en ciudades inteligentes y una buena posición para emprender en la Gran Manzana.
Los participantes venden imagen y proyectos; hacen su pitch. Unos salen confiados, otros parecen tener símbolos de dólar en vez de ojos, como si Nueva York fuese una montaña de oro con sus 1.360 millones de dólares contando el área metropolitana, PIB muy similar al de España. Y ahora mismo sus políticos mencionan constantemente la etiqueta de moda: smart, inteligente. Levantar una infraestructura que mejore la calidad de vida de forma barata y ecológica.
Las prioridades de Bill de Blasio
El alcalde, Bill de Blasio, que tomó posesión este año, ha prometido reducir un 80% las emisiones de CO2 en 2050 respecto a niveles de 2005. De su agenda emanan terminales wifi, paneles solares, techos reflectantes, parques y bicicletas compartidas. El propio De Blasio encabezó el pasado septiembre una manifestación contra el cambio climático (la más grande de la historia, según sus organizadores), un día antes de la cumbre del clima de Naciones Unidas.
El director del Centro para la Transformación Económica de Nueva York, David Gilford, explica a El Confidencial los principales retos de la Gran Manzana. “Nueva York es un mercado increíble para las tecnologías de ciudad inteligente. Es la más grande del país: 8,5 millones de habitantes, por eso necesitamos una enorme cantidad de innovación para asegurar la calidad de vida de los ciudadanos”.
El 70% de la contaminación neoyorquina proviene de los edificios. Reducir un 10% su gasto energético (reformando 3.000 edificios oficiales por 1.000 millones de dólares hasta 2025) sería como sacar 700.000 vehículos de la carretera. Es ahí donde se centran los planes, que, según Gilford, ya están en marcha con la instalación de paneles solares en escuelas públicas de la ciudad, una de las 300 que asistirá el 18 y 19 de noviembre a la cuarta edición de la Smart City Expo World Congress.
La 'Costa Dorada' de Manhattan
El barrio perfecto crece bajo las grúas y el sonido de los helicópteros: rascacielos de 84 plantas sin columnas, medidores de la calidad del aire, espacios amplios y terrazas a 400 metros de altura conformarán una zona hiperconectada. Tan smart que no tendrá ni camiones de la basura, ya que sus deshechos circularán a 72 kilómetros/hora por tubos neumáticos subterráneos.
Esta herida de 1,2 kilómetros cuadrados, que supura polvo y atascos entre las calles 30 y 34, se llama Hudson Yards y es el proyecto inmobiliario privado más grande de la historia de Estados Unidos. Un tecno-jardín del Edén con 6 rascacielos, 100 tiendas y 5.000 viviendas que abrirán progresivamente hasta 2018.

La joint venture Related/Oxford, encargada del proyecto, ha sumado una lista VIP de empresas para materializar lo que el exalcalde Michael Bloomberg llamó la Gold Coast de Manhattan. 20.000 millones de dólares de inversión en una gesta que generará, según sus autores, 23.000 empleos. Hudson Yards ya nació rodeado por el high line, un hermoso “parque lineal” de 2,3 kilómetros levantado en 2009 sobre una vía de tren abandonada, y que siempre está cubierto de neoyorquinos.
El dinero también es smart y los apartamentos de alrededor han sido ocupados por inversores que no dudarán en aguantar años de ruido, traqueteos y polvo como requisito para futuros beneficios. Los precios inmobiliarios de la zona crecen cincon veces más rápido que en el resto de Manhattan y pronto estarán conectados con Times Square por la ampliación de la línea 7.
Los descontentos han criticado al Ayuntamiento por pagar las obras del metro y librar a la compañía Related de 328 millones de dólares en impuestos. Pero, por si Hudson Yards pueda parecer una ciudadela de cristal para ricos, sus constructores han reservado 1.000 de las 5.000 viviendas para familias de bajo nivel adquisitivo, y levantarán una escuela pública con 750 plazas.

Amortiguar las supertormentas
Una herida diferente fue la que dejó el Huracán Sandy hace dos años: 44 personas muertas y 19.000 millones de dólares en daños que todavía cicatrizan en el paisaje urbano. El jefe de tecnología de ZeroBase, Jaron Rothkop, sabe cómo limitar los efectos de desastres naturales: “Queremos tomar la tecnología que nos ha funcionado en lugares como Afganistán, Haití, Kenia o Sudáfrica y emplearla en Nueva York cuando se caiga la red eléctrica por fallos o desastres”, dice a El Confidencial.
ZeroBase diseña unidades híbridas de bajo coste que acumulan energía desde varias fuentes (paneles solares, generadores, red eléctrica) para usar en emergencias. “Todas las tecnologías de las que hablamos para una ciudad inteligente… Si no hay energía, no funcionan”.
Los concursantes vuelven a la cerveza rubia y los canapés. Desde rascacielos que monitorizan la salud hasta maneras de controlar tu casa desde el móvil, pasando por miles de aplicaciones para usar el transporte, reservar una mesa, caminar sin cruzarte con gente o encontrar un retrete limpio, la información concentrada en folletos y discursos desafía la imaginación.
Al otro lado de los ventanales, los edificios de Wall Street permanecen erguidos como gallos de pelea. Nueva York se perfila, una vez más, como el premio gordo de un nuevo mercado.
Fuente: EL CONFIDENCIAL
jt/am

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