En buen cristiano
Alguien debería explicar en buen cristiano la compleja interioridad del proyecto de Presupuesto General del Estado, porque sería injusto que el ciudadano ordinario sea vapuleado con desinformaciones que solo procuran ganancias políticas a costa de la ignorancia o la confusión.
Debería señalarse es que el monto global del Presupuesto se corresponde con un previo “estimado” de ingresos que recibiría el Estado por impuestos, tasas, donaciones, ventas de inmuebles, participación en beneficios obtenidos por empresas con participación estatal o por deuda pública.
A partir de esa presunción ingresos, se diseña un proyecto de Ley de Gastos Públicos, que para 2016 ascenderá a RD$663,934 millones. Como ha sido una constante, el ingreso será menor al gasto, lo que generará un déficit fiscal, que sería en términos absolutos de RD$75,000 millones.
Se sabe que déficit fiscal es el resultado negativo entre ingreso y egreso, como superávit seria a la inversa. También debería entenderse que es obligación del Gobierno procurar disminuir ese déficit, que es igual a deuda, pues se suple mediante empréstitos o emisión de bonos soberanos.
El Presupuesto General de 2015 ascendió a 630,934 millones de pesos, superior al de 2014 en RD$ 25,864, en tanto que el propuesto para 2016, es mayor al del 2015, en RD$33,624. Ese incremento ha sido en términos promedio de unos 30 mil millones.
Es fácil de entender que las demandas de bienes y servicios de la población crece mucho más rápido que el ingreso por tributo, lo que se refleja en los elevados déficits fiscales que han afectado a la economía en los últimos años. ¿Qué hacer? ¿Reducir gastos o aumentar ingresos?
Aquí ocurre lo de la canción “Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio/contigo porque me mata/ sin ti porque me muero”. Si se incrementa el gasto, sin sustento de ingresos, se eleva el déficit fiscal, pero si aumentan los ingresos sin que refleje incremento del PIB, entonces también se perturban los indicadores económicos.
De los RD33.6 millones de incremento en el Presupuesto General, 10.5 millones deben ser destinado a Educación; 7.0 millones a Salud y la mitad sobrante repartidos como milagros de pan y peces. Señal de que los ingresos no alcanzan y no se puede reducir más el gasto.
La solución de todo lo planteado está en la concertación de un Pacto de Fiscalidad, que incremente los ingresos tributarios en proporción al PIB, de 13.5% a 17,5%, en cuatro años, lo que significarían unos cien mil millones de pesos adicionales. Ese dinero deben tributarlo las diez o 15 familias a donde va a parar el 60 por ciento de la rentabilidad empresarial.