El regreso de Irán a la comunidad internacional

Analizar regímenes teocráticos como el que existe en la República Islámica de Irán, es una tarea sumamente complicada. Lo que son los objetivos geopolíticos de largo plazo, los intereses reales o las estrategias que pretende emplear esta potencia solo lo podemos suponer. Así las cosas, estudiando la conducta del régimen iraní en lo que respecta a movimiento de armamento, financiamiento, el apoyo a grupos revolucionarios y a gobiernos como el de Bashar Hafez al Assad en Siria. Podemos estimar que Irán busca mantener una especie de círculo de influencia chiíta en la región de Oriente Medio. Este vendría a ser una suerte de contrapeso geopolítico al poder sunita, el cual es por varios factores, que ya hemos visto en otras entregas, mucho más amplio.Este círculo de influencia se empezó a construir desde los días iniciales del triunfo de la revolución islámica. Saliendo de Teherán, extendiéndose al Mediterráneo del lado libanés, y alcanzando la Península Arábiga por el otro lado. Irán hace ingentes esfuerzos por mantener este círculo, el cual principalmente, viene a ser una estrategia de contención. Ejemplo de esto es el empleo de la influencia que tiene en las minorías afines al chiismo. Para mantener a las monarquías sunitas bajo presión constante en la Península Arábiga. Para el éxito permanente en el sostenimiento y tal vez expansión de este círculo de poder, Irán necesita mantener a Siria bajo su influencia, y necesita mantener el desarrollo de su proyecto nuclear. En la entrega de esta semana hablamos de estos dos componentes de la estrategia persa y de cómo la irrupción de Estado Islámico en el escenario parece conspirar a favor de Irán en la consecución de ambos objetivos, como también para que la República Islámica reciba por parte de Estados Unidos la bendición para reinsertarse en la comunidad internacional. La primera necesidad “mantener a Siria bajo su influencia” es lo que lleva a adversarios de Irán, como Arabia Saudita, Turquía y Qatar, a financiar, armar y respaldar la rebelión en contra del presidente de Siria Bashar Hafez al Assad, para romper ese círculo en su interior. Pero es a la vez lo que lleva a los ayatolas a financiar, armar y respaldar a Bashar Hafez al Assad. Para lo cual, se ha documentado, que han enviado incluso a las fuerzas de élite al Quds encabezadas por su mejor hombre, Qassem Suleimani, quien es el jefe de las brigadas Quds y es quien lideró los exitosos ataques de las milicias chiítas iraquíes contra las tropas estadounidenses tras la invasión por Washington a Irak en el año 2003. Esto es lo que explica la aparente prolongación eterna del conflicto sirio.En cuanto a la segunda necesidad “mantener el desarrollo de su proyecto nuclear” el presidente iraní, Hassan Rouhani, esta convencido de que al precio que sea necesario, la República Islámica de Irán debe mantener la ruta hacia la adquisición de la capacidad nuclear. Sin embargo, capacidad nuclear, puede no significar necesariamente construir una bomba nuclear. Podría ser, de acuerdo con los expertos, mantener la posibilidad de tener la bomba. Así las cosas, Irán no necesitaría ensamblar una bomba atómica funcional para producir el efecto disuasivo deseado. El presidente Rouhani y muchos líderes iraníes, piensan que Occidente podría reducir las sanciones que pesan sobre la República Islámica, si es convencido de que esta no busca ensamblar la bomba en sí, sino mantener la ruta hacia la adquisición de su capacidad nuclear. En ese escenario, al lograr la República Islámica convertirse en una potencia con capacidades nucleares, sin armar la bomba, pero con la capacidad de eventualmente hacerlo, podría evitar ser atacada, y también lograr sus anheladas metas de respeto y prestigio. Sin embargo actores como Israel y Arabia Saudita, así como algunos sectores en Washington ven como inaceptable este escenario. La idea de estos es que Irán permanezca bastante alejado, a años de la posibilidad de la bomba. Para Teherán, en cambio es un objetivo quedar a pocos meses de la obtención de la mencionada capacidad nuclear, aunque nunca ensamble el ingenio.La entrada de Estado Islámico a escena ha representado la llegada de un enemigo común a Washington y Teherán, así como también a otros actores. El presidente de Estados Unidos Barack Hussein Obama II en los apresto de formación de una coalición contra este, declaró que el objetivo era degradarlo y destruirlo pero, ¿Cómo degradar y destruir a Estado Islámico, sin fortalecer la posición del presidente de Siria Bashar Hafez al Assad y la posición de Irán?Esto es imposible, pues degradar y destruir a Estado Islámico solo puede ser posible a través del apoyo que Teherán, aunque sea de manera no pública, pueda dar a esta guerra, tanto en Irak como en Siria, así Irán irá de manera progresiva adquiriendo concesiones respecto de sus metas de largo plazo, algo que de otra forma sería poco menos que imposible obtener. De hecho a finales del mes de octubre el presidente de Estados Unidos Barack Hussein Obama II indicó que la Casa Blanca podría evadir al Congreso mediante una estrategia legal, para un posible acuerdo con Teherán respecto de su programa nuclear.Los actores involucrados saben esto, y es esa la razón por la que Israel, Arabia Saudita y Turquía, por todos los medios que les ha sido posible han tratado de comunicar a Washington que a largo plazo el enemigo cierto a vencer es en último caso Irán.

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