El PLD y su “España boba”

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El veto o la observación presidencial a la ley que pretendía declarar Loma Miranda Parque Nacional además de marcar un antes y un después en el ritmo de aceptación pública del gobierno, ha puesto de manifiesto hasta donde el PLD, como partido de gobierno, está viviendo una suerte de “España boba” que lo ha relegado a simple espectador del accionar político-jerárquico de su Comité Político y, en menor medida, de las aspiraciones continuistas de sus legisladores y de la campaña presidencial –a destiempo- de sus líderes. ¡Vaya frenesí¡ Agrava aún más la situación dos desfases orgánicos: no existe –y desde hace mucho tiempo- una secretaría general efectiva y en cumplimiento cabal de su rol orgánico-estatutario y, por vía de consecuencia, la relación partido-Gobierno ha devenido prácticamente en una relación univoca: Comité Político-Gobierno. Y mientras la agenda del país y del gobierno se debate entre Loma Miranda, Bahía de las Águilas, el antaño problema eléctrico, el fenómeno de la migración y sus bemoles (ley 168-13 y 169-14), la erradicación del analfabetismo, la agenda social y la reactivación del sector agropecuario nacional; el PLD, como partido de gobierno, se debate en seminarios y talleres sobre Historia, Declaración de principios, aspectos ético-doctrinarios (¿o física quántica?), cuadros olvidados, acumulación de demandas y compromisos partidarios (estos dos últimos aspectos los agrego yo, porque en verdad nadie lo quiere tratar –o digámoslo mas clar ¡son malas palabras en oídos jerárquicos!), etc., y los resultados de un VIII Congreso que nadie sabe, a ciencia cierta, qué se aprobó. Precisamente, es a ese desfase político-orgánico-institucional al que llamo “España boba”. Un proceso de desfase que, en su aspecto orgánico-institucional, le ha hecho mucho daño al PLD y que erróneamente se asocia y se justifica con la masificación o paso de partido de cuadros ha partido de masas. Craso error pues el Comité Político del PLD ha sido, en su composición de nombres y figuras, prácticamente el mismo –de cuadros- desde hace veinte o veinticinco años (con el agravante de que desde el 2005 no son refrendados en votaciones); pero además, esos mismos miembros y figuras –con todos sus méritos y trayectorias partidarias que no discuto-, han ocupado, en los gobierno del PLD, los ministerios y cargos de mayor relevancia en el organigrama estatal. ¿De quién es la culpa, pues? La otra excusa-justificación, ha sido que el partido está en el poder y ello ha obligado a ir posponiendo los procesos y los relevos. Al respecto, la cura estatutaria la dejó Juan Bosch: el que ocupe una posición de jerarquía en el partido no puede ocupar otra de jerarquía en el gobierno, con la excepción de puestos legislativos (creo era el principio-espíritu de aquella cláusula estatutaria). Demás esta decir que esa cláusula estatutaria fue abolida. O quizás, valga mencionar aquí –para ser más gráfico- lo que se coló-dijo un ex Presidente de Chile –frente a una connotada comisión-visita: si todos son ministros –los del CP-, ¿quién cuida el partido? Y de paso, le explicó como ellos –el partido socialista chileno- lo resolvía: quien fue ministro en un cuatrienio, en el próximo, va al partido. Por ello y ante esos desfases políticos-orgánicos-institucionales, he planteado que el PLD (mi partido) necesita urgentemente un relanzamiento en tres líneas: a) redefinición de su relación partido-Gobierno (entre otros asuntos: ¡un canal efectivo para elevar demandadas sentidas de los organismos nacionales-seccionales); B) apropiación política-técnica-científica del debate de la agenda nacional, y ello implica, la obligación orgánica del conocimiento y estudio de esa agenda a nivel de su Comité Central que deberá exigir a los demás organismos sus opiniones, observaciones y sugerencias, para luego, elevar-instruir al Comité Político su implementación y defensa en el día a día del quehacer político nacional; y c) la definición y coordinación de una línea de defensa del gobierno que sea sistemática, oportuna e informada. Sin embargo, la “España boba” del PLD no terminará si seguimos no pensando el partido (entendido como aquel arquetipo de organización política que Juan Bosch pensó), sin secretaría general que funcione adecuadamente, sin relación clásica partido-Gobierno, sin agotar ni asumir los procesos y los relevos internos, sin debatir orgánicamente la agenda nacional, y mucho menos, sin definir una línea de defensa, consensuada e informada, a favor del gobierno que ahora encabeza el Presidente Danilo Medina. En otras palabras, si no hacemos una ruptura orgánica-doctrinaria con estos desfases, mucho me temo que podamos seguir gobernando hasta el 2044 (que siempre que sea vía elecciones libres y transparentes, e independientemente de asombro y criticas de adversarios o de intelectuales-políticos, es una aspiración genuina y natural de todo partido político en Francia, en Inglaterra o en la China), y más, si no olvidamos –¡ni por un instante!- que como partido político, en el 2012, y si no me equivoco, perdimos en 28 provincias, y en casi todas las seccionales. Y no es que quiera –con esta perorata- llamar al diablo, pero tampoco, es saludable, hacer como el avestruz. ¿O me equivoco?

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