El patético servicio exterior dominicano

 
 
           En el actual conflicto con los haitianos, el Canciller de la República Dominicana, Arquitecto Andrés Navarro García, se vio en la necesidad de hacer un periplo por varias naciones en diferentes  continentes, para explicarles a los gobernantes de nuestros países amigos, cual es la real intención de la ley 169-14, que contempla la regularización de todos los extranjeros ilegales, no solo los haitianos, en nuestro país.
        
    Con esto, nuestra Cancillería admite que, con muy pocas y honrosas excepciones, nuestro cuerpo diplomático y consular,  no entendieron o no tienen la capacidad para explicar los alcances de una ley tan importante para el futuro de la República Dominicana.
         
    Un peregrinaje de esta magnitud toma tiempo.  Cuando nuestros funcionarios del exterior, repetimos, con honrosas excepciones, reaccionaron ante la embestida de la diplomacia haitiana, ya era tarde.  Una vez más, nuestros eternos beligerantes vecinos, tomaron la delantera y habían ganado la batalla de la opinión pública y desde Alcaldes en los Estados Unidos, hasta poderosos sindicatos obreros, sumariamente nos condenaron.
       
      Xenófobos, esclavistas, racistas, el Apartheid del Caribe. 
       
      La defensa nuestra ha sido tan pobre, tan tardía y tan torpe, que nuestro propio pueblo se ha auto convencido de que la diplomacia haitiana es muy superior a la nuestra.  Podemos afirmar, sin el más mínimo temor a errar, que son pocos los dominicanos que han interactuado con un diplomático haitiano, sin embargo, es muy común oír a un ciudadano dominicano decir: “Los diplomáticos haitianos hablan cinco idiomas”
        
    Como decía Joseph Goebbels y cambiando la palabra mentira: “Un rumor repetido mil veces, se convierte en verdad”
        
    Contra los haitianos, hemos ganado mil batallas físicas.   Hemos tenido que sacarlos de nuestro territorio, a tiros y a carga de machetes, en más de una ocasión.  Al parecer y con su obsesión de la isla única e indivisible, estos han cambiado de táctica y han establecido una invasión pacífica y una guerra mental.  Un conflicto de percepción donde ellos se han hecho las víctimas y casi siempre, la tendencia general es a solidarizarse con el más débil.
        
En este enfrentamiento, han ganado algunas batallas, pero están muy lejos de ganar la guerra.  Todavía el gobierno dominicano tiene la oportunidad de llevar al Servicio Exterior a nuestros mejores intelectuales.         Buscar hombres para los puestos y no puestos para los hombres.
       
  Que la Cancillería deje de ser, el lugar donde se  pague el esfuerzo de los compañeros del Partido en la lucha para llegar al poder.  Hay otras formas.  Otros métodos, éticos y morales, de como retribuirles por su dedicación. 
 
Hay excelentes escuelas de diplomacia alrededor del mundo.  La diáspora dominicana es una cantera de talentos.  Nuestros hijos y nietos hablan más de un idioma.  Muchos son profesionales y políglotas. 
 
Démosle la oportunidad de preparase diplomáticamente para que defiendan nuestra patria, en un ambiente que conocen y manejan.  Si no lo pueden hacer como diplomáticos por su condición de ciudadanos del país donde nacieron, por lo menos lo podemos utilizar como lobistas, como cabilderos.  Exactamente igual como lo hacen otros países.
        
    Hoy tenemos el dilema haitiano.  Mañana podríamos tener  problemas con el turismo, con nuestra producción, con nuestro desarrollo, con nuestro progreso en sentido general.
       
  Preparemos nuestra juventud, nuestros mejores hombres, para tener buenos gladiadores. Que puedan echar la pelea, con amplias posibilidades de ganar, en cualquier coliseo que se les presente.

 

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