El Papa Francisco ¡Lluvia de mensajes!

Con rostro sereno y voz pausada, en apretadas síntesis, lanzaba pinceladas de principios, para enseñar al individuo a encontrar paz, alegría; para que los servidores públicos, conduzcan el Estado y las instituciones por un proceso de bienestar colectivo; para que las naciones se reconcilien, trabajen unidas, sean solidarias, cesen las guerras, vivan en paz.

Entre otras cosas, lo escuché decir…Ser cristiano es ser los primeros en servir los hermanos frágiles ¡Imposible un mundo acogedor con posiciones egoístas, radicales, sin amor! 

Cada individuo puede ser un Jesús, cada hogar una iglesia. Una familia es donde encuentre amor. Evangelicemos con el ejemplo. Cuidar la forma de presentar el fondo, la esencia, es la manera más efectiva de penetrar el mensaje. Aprendamos a ver a Jesús en los que sufren y tienen hambre y a estar atentos como la Virgen María.

La política es efectiva cuando va cargada de justicia social. Hay que rechazar los que solo sirven los suyos. Quien no vive para servir, no sirve para vivir. Los congresistas deben empujar procesos, no detenerse en buscar lo suyo.
Dejemos fuera los obstáculos, odios, terquedad, ambición, rencores. Deben construirse puentes de reconciliación, diálogo, perdón, caminar en la verdad, justicia y misericordia. Quien quiere ser el primero, el líder, que ayude al último a tener una vida digna.
¡No, a la condena de muerte! Demos una esperanza a la reivindicación, al arrepentimiento.

Una cultura es grande cuando permite soñar. Los gobernantes deben fomentar los sueños y abrir puertas para que se hagan realidad. Respetar la forma de ser felices si no ofenden los demás. La capacidad de contribuir al
bienestar colectivo, de cuidar los frágiles, determina la grandeza de los líderes.

Ojala los gobernantes, administradores de la justicia, empresarios, miembros de las iglesias, cardenales, sacerdotes, etc. hayan escuchado al Papa e imiten sus acciones. Llama a hacer una revolución sin tiro, basada en amor. Exhorta a cuidar los infelices y poner los recursos accesibles a todos.

El Papa habla de principios cristianos, olvidados en la práctica. Invita a desempolvarlos, a buscar el valioso tesoro de la paz espiritual. Ojala los adictos al poder y riquezas materiales, tengan el valor de hacerlo. Viven angustiados, temerosos, por eso se guarecen en esas ambiciones. Dan pena.