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El nuevo y el real Trump Vs Leonel Fernández
La campaña contra Trump se basó en tacharlo de racista, machista y xenófobo, entre otros calificativos. Pero esta hipócrita estrategia no funcionó, pese a ser cierta. Y digo hipócrita, porque si analizamos con profundidad estos aberrantes sentimientos llegamos a la conclusión de que también los demócratas (lo Hillaristas de hoy) también son racistas, machistas y xenófobos en el mismo grado o más que Trump y su gente; claro, exceptuando a Obama, por razones obvias, aunque por esas paradojas de la vida en sus casi dos periodos de gobierno han habido más deportaciones de latinos que en los periodos de cualquier otro gobernante; tampoco los negros no han sido objeto de sus atenciones.
Antes de continuar, procede definir los términos racismo y xenofobia para mejor comprensión de quienes no dominan estos conceptos. «Xenofobia: fobia a los extranjeros. Aversión hacia la cultura y las tradiciones de otros países o hacia los extranjeros».
Racismo: «doctrina que exalta la superioridad de la propia raza frente a las demás, basándose en caracteres biológicos. Sentimiento de rechazo hacia las razas distintas a la propia».
¿Qué importancia tienen estas definiciones en el contexto de este trabajo?
Pues bien…los latinos y en especial los dominicanos, votaron contra Trump indignados por su racismo y xenofobia. Pero sucede, que en toda la humanidad sin excluir etnia alguna subyace en estado latente o activo el maldito bicho de ambos sentimientos negativos. En nuestro país el antihaitianismo es visceral, a tal punto que se inventan una sentencia (168/13) para despojar de la nacionalidad a auténticos dominicanos como son los dominico-haitianos nacidos antes del 2012 en nuestra patria. En nombre de un falso patriotismo reniegan de ellos porque son negros, pobres, analfabetos y porque muchos de ellos, hoy por el aislamiento y la virtual esclavitud a que los sometimos durante más de cien años acusan una herencia genética, un estado primitivo de desarrollo físico y mental deplorable. Pero si esos haitianos tuvieren caracteres fenotípicos anglosajones (piel blanca y ojos azules) otro fuera el cantar. Ya hay precedente de esa conducta. Trujillo trajo al país europeos con el fin de mejorar la raza. En ese tenor nuestro racismo es tan acentuado que los negros y morenos dominicanos, con labios prominentes, nariz ancha y pelo rizo, niegan su herencia africana a la vez que exaltan una hispanidad que no tienen.
Siendo ciertas las puntualizaciones anteriores ¿qué calidad moral, humanista y hasta cristiana tienen los racistas y xenófobos dominicanos para reprochar a Trump esas prácticas mayormente inducidas por gente perversa, que solo buscan mantener vigencia política como el caso de los Vincho con el antihaitianismo? Pero fíjese usted, esos dominicanos racistas y xenófobos, en tierra ajena, quieren y reclaman todos los derechos que ellos le niegan a sus compatriotas domini-haitianos, y hasta se sienten con poder y derecho a elegir un presidente con la idea de influir en la política interna e internacional de la nación norteamericana.
Trump ganó con una estrategia de mercadeo capitalista e imperialista correcta sin dejar de ser perversa y maquiavélica, por lo que aquí cabe la máxima: «el fin justifica los medios». Desgraciadamente ese es nuestro mundo, donde impera el capitalismo deshumanizante y Darwiniano (sobrevive el más fuerte) en una humanidad de oscuro y pobre desarrollo espiritual. Trump ganó contra todos con esa estrategia. El puso en el oído de sus connacionales lo que ellos querían oír. En mi República Dominicana, también puede suceder que alguien gane las próximas elecciones, si enarbola el antihaitianismo rampante, tal como hizo Trump para ganar asumiendo el racismo y la xenofobia. Hillary perdió por muchas razones, una de ellas, la principal: polarizó las minorías contra las mayorías; Trump hizo lo contrario.
El nuevo y el real Trump
Una cosa es el discurso de campaña del aspirante a presidente y otro es el accionar y el discurso del ya presidente. En lo adelante tendremos una combinación entre el nuevo y el real Trump, donde se evaporará el hombre duro, racista, xenófobo, machista y hasta antisemita. No se puede obviar que en realidad el presidente de Estados Unidos no es más que el Secretario General (el brazo ejecutor) del Pentágono y de las élites de poder no solo de su propio país, sino también del mundo (los banqueros: los Rockefeller, los Rothschild) las transnacionales principalmente las petroleras, el Complejo Militar Industrial, la OTAN, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), Los ilumínate, los Bilderberg, etc.
Trump como presidente podrá mejorar y cambiar algunas cosas, pero no el libreto imperialista. Si lo intenta, si se pasa de contento, podrían matarlo y hasta comérselo con yuca. Las revoluciones las hacen los pueblos al mando de hombres revolucionarios, y se da el caso, que Estados Unidos no hará esa revolución, porque no tiene conciencia revolucionaria, ni Trump es revolucionario. El pueblo de los Estados Unidos y sus élites al nivel en que están, con pobre desarrollo político y espiritual, querrán desaprensivamente seguir viviendo con su consumismo y derroche a costa de lo que sea; sin reparar en las guerras de exterminio y de saqueo a otras naciones.
Visto así el panorama, el Trump presidente será todo lo contrario a lo que han vaticinado la mayoría de los cerebros que han reflexionado sobre un eventual Trump en Casa Blanca, previendo catástrofes económicas, incluso, esta postura la sustentan personajes del calibre intelectual y visionario de Noam Chomsky y Fidel Castro. Pero también ellos se equivocan. Castro se equivocó cuando evalúo las virtudes cívicas y morales de Leonel Fernández, y Chomsky cuando vaticinó que Obama no llegaría a presidente por un asunto de racismo. Chomsky también se equivocó con su vaticinio de victoria para Hillary Clinton. También este pensador se equivoca una vez más, cuando vaticina un desastre mundial, de Trump alcanzar la presidencia de los Estados Unidos. Al contrario, creo que la elección de Trump libra al mundo de una tercera guerra mundial. Señores, hasta Julian Assange se equivocó, al afirmar que a Trump el establishment no lo dejaría ganar.
Por qué voté por Trump
Las personas que cuatro días antes de las elecciones leyeron mi trabajo: El gran dilema: ¿Trump o Hillary?, saben perfectamente que voté por Trump aunque lo hice tapándome la nariz. No podía votar por Jill Stein y su partido verde, porque matemáticamente favorecería a Hillary. No podía votar por Hillary porque traicionaría al comandante Chávez, el líder que ella hostigó hasta llevarlo a la muerte. No podía votar por Hillary por solidaridad con los millones de mujeres que sufren la política imperialista apoyada por ella. Si votaba por Hillary, no me lo perdonaría Berta Cáceres, la hondureña asesinada en meses pasados, ni las mujeres de Libia, Siria, Irak, Palestina, las de la antigua Yugoslavia y Afganistán. No podía votar por ella, por sus conspiraciones para desestabilizar a Venezuela, Honduras, Argentina, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Haití etc. Estos son algunos de los motivos por los cuales no podía votar por Hillary, claro; sin obviar el motivo Leonel Fernández que trataré en seguida en un aparte.
El nuevo y real Trump Vs Leonel Fernández
No podía votar por Hillary teniendo ella el apoyo de Leonel Fernández y su partido. Hillary y Leonel son amigos, socios políticos y al servicio del conjunto de gente de poder que defienden sus privilegios y procuran mantener el orden mundial establecido (establishment). Entre bomberos no se pisan la manguera. A esos grupos Leonel regaló nuestro oro de Cotuí. De ganar ella, Leonel hubiese quedado empoderado para en el 2020 buscar la presidencia de la República, y eso, los ciudadanos consientes no podemos permitirlo. Si coincido con el enemigo, tengo que revisarme. Ustedes me dirán que Hipólito también la apoyó, bueno, él no tiene las misma relaciones con ella. Leonel es su ficha, con quien puede comunicarse en su mismo idioma.
Conclusión
Por todo lo expresado se puede colegir, que por la camisa de fuerza imperialista que tienen los presidentes de Estados Unidos, con cualquiera de dos (Trump o Hillary) la política económica y exterior de los Estados Unidos seguirá siendo la misma o con ligeras variantes; no obstante, en la posición de presidente (en lo adelante Trump o cualquier otro que fuera) si se lo propone, puede hacer la diferencia. Hillary ya sabemos quién es, por cómo actuó. En sus elevados cargos no marcó diferencias. A Trump, por lo menos, le podemos conceder el beneficio de la duda. En ese tenor estamos seguros que Trump no nos conducirá a una tercera guerra mundial ni a la catástrofe económica mundial que sus adversarios políticos le endilgaban en la campaña. También estamos seguros de que Leonel Fernández no contará con el apoyo de Trump para gobernar nuevamente la República Dominicana. Este es un aspecto extremadamente importante para el pueblo dominicano. Definitivamente, como diría Balaguer, con Trump queda cerrado el camino malo de Leonel.
Posdata a mis lectores:
Siempre he estado de acuerdo con la llamada Regulación de la inmigración y con sellar la frontera al paso de más indocumentados haitianos. También apoyo la deportación de los indocumentados; solo me opongo al abuso de la sentencia 168/13 que desconoce la nacionalidad de los dominico-haitianos nacidos antes del 2012, que tienen ese derecho heredado de sus ancestros, amparado por un Jus soli de más de cien años de historia, que compendia y certifica el haber nacido y vivir en suelo dominicano. Amo a mi patria y a todos los míos. Mi patriotismo no discrimina, porque sean pobres y negros, es algo de justicia, amor y sentido común.