El misterio de las offshore

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EL AUTOR es Consultor Legal y de Negocios. Reside en El Salvador.

Es evidente que las redes sociales se han convertido en desahogo para los dolidos, terapia para los solitarios, catarsis para los reprimidos, liberación para los encarcelados, un espacio de opinión para los sin voz. El lugar perfecto para escribir que lo se venga en gana, incluyendo difamaciones, ofensas, malas palabras, entre otras, sin importar las consecuencias.

Es decir el escenario para una generación que no piensa lo que escribe, y escribe mal lo que piensa, dado que algunos usuarios no estiman las reglas mínimas de redacción y ortografía.  Por ello las redes sociales están inundadas de personas solitarias que no los escuchan en la casa, ni son tomados en cuenta en otros ámbitos o círculos sociales, ni tampoco son capaces de expresarse de la manera en que lo hacen en las redes sociales de forma personal.

Dicho de otro manera las redes sociales le dan poder mediático a cualquiera que desee destacar en cualquier ámbito, solo debe ser extraño, repulsivo y ofensivo, lo cual es suficiente para ganar varios likes. Por supuesto que existen otras categorías de usuarios; los educados, los que hacen negocios y los religiosos. Digo lo anterior dado que en los últimos días se han visto inundadas las redes sociales de comentarios altamente negativos que despotrican en contra de las personas que han invertido capital en sociedades “offshore”

Y hablan de ello con tanta propiedad como si fueran expertos en comercio exterior o derecho corporativo. No obstante vale la pena hacer las siguientes aclaraciones; una sociedad mercantil “offshore” no es ilegal en ninguna parte del mundo, tampoco lo es tener dinero en paraísos fiscales como Panamá o Suiza. Sin embargo podría llegar a ser ilegal si la creación de una “offshore” se utiliza para ocultar patrimonio con ánimo de eludir el pago de impuestos o que el capital tenga procedencia ilícita.

De manera que las “offshore” están acogidas a regulaciones legales y fiscales con poca exigencia, que supone una exención casi total de impuestos. A estas ventajas fiscales se suman otras ventajas como: tramitología minina (pueden ser constituidas en 72 horas y con poca documentación), simplicidad en su administración (no estando obligadas a presentar las cuentas anuales en algunas jurisdicciones).

Por ejemplo: algunas empresas multinacionales europeas y estadounidenses tienen o han tenido filiales “offshore” para operar en otros países donde existen beneficios fiscales que favorecen el incremento de su capital en las diversas inversiones que realizan desde esos domicilios, lo cual responde a una lógica empresarial que busca mantener consolidado el capital, libre de cualquier persecución fiscal.

Por lo tanto es lícito, ampliar las inversiones y aprovechar las ventajas fiscales. Es decir, si bien las sociedades “offshore” no tributan en el país en el que se domicilian, los activos y bienes con los que operan sí deben haber liquidado los correspondientes impuestos en el país en el que se originaron estos capitales. Lo explico de otra manera, no es inmoral ni ilegal que los empresarios busquen resguardar sus capitales y hacer inversiones en otros países que tienen mejores ventajas competitivas.

De hecho la gran mayoría de países latinoamericanos contemplan en sus legislaciones sociedades “offshore” y no únicamente Panamá, por ejemplo en El Salvador, existe la Ley de Zonas Francas y la Ley de Servicios Internacionales, donde crea una atmosfera de cero impuestos de Renta e IVA, incluso exonera a los inversionistas de impuestos municipales hasta por un periodo de 10 años. De manera que las zonas francas, los parques de servicios y los recintos fiscales gozan de estos beneficios a los que se hacen acreedores los inversionistas.

Ahora bien, sí es importante investigar de donde han salido los patrimonios de todos aquellos que han utilizado las sociedades “offshore”. Dado que es creíble el patrimonio los grandes empresarios. Pero es bastante extraño que algunos políticos que entraron endeudados hasta el tope, no solo salieron sin deudas, sino que pudieron ahorrar pese al estilo de vida de realeza que llevaron, y como si fuera poco pudieron invertir en una sociedad “offshore” a través de testaferros.

jpm

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