El cyberbullying o cyberacoso
El uso de la tecnología de la información y de la comunicación para ofender, amenazar y acosar de manera deliberada, hostil y repetitiva con la intención de hacerle daño a un individuo y/ o grupo de personas, es denominado como Cyberbullying. Aunque todos podemos ser víctimas de Cyberbullying, son los niños y adolescentes comprendidos en edades de 8 a 17 años los más afectados, anteriormente este fenómeno solo ocurría las escuelas y colegios privados, sin embargo, con el desarrollo de la tecnología, puede practicarse fuera del ámbito escolar y con un alcance global. Cuando esta conducta es realizada por un adulto hacia otro adulto es denominado como Cyberacoso. La distribución o la comunicación al público por internet de imágenes íntimas sin el consentimiento de la persona, representa una forma de cyberacoso ya que estas imágenes afectan la reputación de la víctima al ser degradantes, humillantes y son utilizadas como venganza o como soporte de una amenaza. Esta conducta ha sido prevista en algunas legislaciones internacionales, normalmente en el ámbito penal. El impacto social que trae consigo ser víctima de cyberbullying o Cyberacoso puede ser explicado por la exclusión social y la esparcion de rumores que afectan y hieren a la persona. Cuál ha sido la respuesta a este fenómeno? Un enfoque multi-sectorial ha sido considerado como la mejor forma de prevenir y luchar contra este comportamiento en ell ámbito internacional. Tanto los educadores, organizaciones no gubernamentales, el gobierno, la policía y grupos del sector privado han iniciado campañas de sensibilización contra esto en el ámbito internacional, de igual forma plataformas de denuncias de casos de cyberbullying y cyberacoso han sido puestas a la disposición del público en general. En algunos países las leyes de educación, reglamentos de escuelas y colegios privados han incluido en sus previsiones esta actividad, comprometiéndose a sancionar disciplinariamente a un docente que incurra en este tipo de conducta, dentro y fuera del recinto escolar. Al igual que responsabilizar a los padres por daños y perjuicios si este hecho es cometido por un menor de edad. Nuestra legislación no posee ningún instrumento legal que defina y regularice el cyberbullying como tal, sin embargo, la ley 53-07 tipifica algunos comportamientos comprendidos dentro del Cyberbullying o Cyberacoso. Según esta ley “la difamación o la injuria cometida a través de medios electrónicos, informáticos, telemáticos, de telecomunicaciones o audiovisuales, se sancionará con pena de tres meses a un año de prisión y multa de cinco a quinientas veces el salario mínimo”, estaos hechos son considerados como delitos de contenido. Según un informe rendido por el Departamento de Investigación de Crímenes y Delitos de Alta Tecnología (DICAT), organismo competente para la ejecución de esta ley sobre Crímenes y Delitos de Alta Tecnología, el delito electrónico más común en el país es la difamación y amenaza vía telefónica y la difamación y amenaza vía correo electrónico e Internet, de este último indica que se han resulto 109 casos. De igual forma “el chantaje realizado a través del uso de sistemas electrónicos, informáticos, telemáticos o de telecomunicaciones, o de sus componentes, y/o con el propósito de obtener fondos, valores, la firma, entrega de algún documento, sean digitales o no, o de un código de acceso o de algún otro componente de los sistemas de información, se sanciona con la pena de uno a cinco años de prisión y multa de diez a doscientas veces el salario mínimo”. El Cyberbuyllying es un fenómeno que vivimos a diario y que presenta varias formas y modalidades, nuestra ley aún no utiliza como tal este término ni abarca todas las actividades que pueden considerarse como cyberbullying. Esto afecta no solo a los menores de edad sino también a los adultos, y la solución no reside en una reforma legislativa pura y simple sino en una sensibilización de un uso responsable del internet, en la cooperación de las instituciones públicas y los organismos privados a fin de reducir una práctica que siempre ha existido y que cuenta ahora con un nuevo medio, en el cual las consecuencias podrían ser nefastas.