El Bigañuelo del siglo XXI: a falta de pan cazabe

En estos días de pataleo demócrata vemos dos lados de la moneda el anverso y el reverso. El PRM con su paciencia y calma celebró una fiesta democrática para ellos. ¡Cómodos! Hipólito está como la perra de mamá Bélica en carnicería. Y eso hay que aplaudírselo a todo un equipo que se olvidó del asare nacional con lo que significa la ambición de poder. Ese es el anverso.

 

El reverso es la crisis nacional del PLD que dentro del marco de la fábrica de presidentes hubo uno que se quiso comer todo el pan sin darle oportunidad a los hambrientos de poder. Los muchachos del Bigañuielo del siglo XXI son irreflexivos… en vez de buscar una salida al callejón sin salida pensaron que las redes sociales serían su salvoconducto. Hoy ese grupo de fanáticos dominicanos tendrá que comer casabe por largo tiempo si no se montan en el tren que marcha hacia Palacio con Gonzalo Castillo o con Luis Abinader.

El casabe que tendrán que comer les recomienda, como dice la frase de corte española, tendrán que conformarse con la alternativa si no hay algo mejor. Les aconsejo a acomodarse a esta situación precaria: A falta de pan, casabe. Esta filosofía de vida es aplicable a cualquier circunstancia. Señala que si no se tiene lo mejor, conformarse con lo que hay.

El filósofo de Guayabal, Aridio el sabio, manifestó en una ocasión que “con mentiras no se llega a Roma.” Eso es lo que ha ocurrido en este escenario político. El Bigañuelo del siglo XXI demostró un parecido grandioso a los televangelistos que todas las ofrendas del señor son para ellos. Todo el poder era para el Bigañuelo del siglo XXI y así no puede funcionar un país. Con un tigre vestido de León.

El Bigañuelo del siglo XXI pensó que como fue una especie de Faraón al estilo de Buenaventura Báez, el Bisonte, en los tres períodos que ocupara la presidencia, podía salirse con la suya. El ex presidente pensó que los dominicanos somos tarados. Buscó un sinnúmero de tecnicismos que lo llevaron al derrocadero. Algoritmo: En su etimología se relaciona con los sustantivos guarismo (‘cada uno de los signos o cifras arábigas que expresan una cantidad’) y algoritmia, ‘ciencia del cálculo aritmético y algebraico; teoría de los números’. Sin embargo, un logaritmo es el ‘exponente a que es necesario elevar una cantidad positiva para que resulte un número determinado’, mientras que un algoritmo, como se ha indicado, es la secuencia de operaciones que soluciona un problema.

Dijo, luego de conocer su derrota el día 6 del mes en curso, que el problema no era la algoritmia que sufría sino el software que se empleó, para los cómputos, con el sentido de ‘conjunto de programas, instrucciones y reglas para ejecutar ciertas tareas en una computadora u ordenador’; también se quejó del hardware, que designa el ‘conjunto de los componentes que integran la parte material de una computadora u ordenador’. En este sentido al verse perdido se fue como un fantoche Faraón a tratar de cortar camino al Tribunal electoral y puso toda una tramoya nauseabunda de mentiras y relatos falsos. Se habló de los hackers rusos y que hasta en los tornillos de los computadores había hackers. Se le olvidó al Bigañuelo del siglo XXI que ya estaba “agarrao”. El León herido de muerte llamó al pueblo a tirarse a las calles. Pensó que los tiempos de antes estaban a su disposición. El Águila del Sur le había tendido la trampa y el Bigañuelo cayó en la trampa del queso. Pensó que era queso y fue cebo lo que le pusieron.

 

Con todo su montaje el Bigañuelo del siglo XXI pensó que en materia de computadores sabía más que Shizuoka Honda, Torakusu Yamaha, Shozo Kawasaki, y Micho Suzuki. La moraleja nos enseña “que unos saben de rosarios y otros saben de cuentas”. Al Bigañuelo por todos los medios le advirtieron y no hizo caso. Señores, hay personas que quieren aparentar que saben mucho pero solo conocen una parte de lo que sucede.”

 

Vemos sumamente divertido, aunque pocos sospechen que hay en ello una enjundiosa lección de filosofía. Sean espejos, sean espejismos, lo cierto es que el contraste entre la realidad y la apariencia preside el hecho total de la vida, así en lo físico como en lo moral. Verdad está que nadie ha captado como los poetas.

Recordad aquello de

Porque este cielo azul que todos vemos
ni es cielo ni es azul, ¡lástima grande
que no fuera verdad tanta belleza!

Y, desde luego, el clásico:

En este mundo traidor
nada es vedad ni es mentira;
todo es según el color
del cristal con que se mira.

Para poner punto redondo a este artículo en este caso la lección se hace patente en el campo de la historia. La cinematografía episódica del acontecer reproduce en versión literal el fenómeno de los cambios de atmosfera. Cosas, valores, y personas discurren por la escena con una apariencia falsificada por las circunstancias. La rápida sucesión de las imágenes y los estados emocionales de la trama trastornan lamentablemente la perspectiva. Se ve lo que no es. Alturas y distancias se confunden ante un decorado artificial.

Hay casos de miopía como los hay de espejismo. Y también de Bigañuelos que se burlan de los espectadores. De líneas rectas que se hacen aparecer como quebradas, y de perpendiculares que en realidad no lo son. De gigantes a los que les disminuye la talla, y de enanos que de pronto aparecen como gigantes.

Espero que los dominicanos nunca se olviden que todo lo que comienza, termina. No hay Bisontes eternos, ni leones que siempre rujan; gimen; los hieren y luego por su torpeza mueren.

cafebambu76@gmail.com

JPM

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