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El aborto y la Iglesia Católica
POR: NICOLAS SANTOS
Todo proceso democrático es al mismo tiempo un proceso de debates y de disensiones permanentes.
La República Dominicana se precia de ser un democracia que ya no es incipiente.
Ella tiene sus limitaciones, fallas y su agujeros por ser cubiertos oportuna y eficazmente.
Las instituciones que tenemos funcionan con limitaciones y en ocasiones con disfunciones evidentes.
Entre estas instituciones está el Congreso Nacional que formula leyes y las aprueba o rechaza tras debates, puntos de vista, intereses políticos y de otra índole.
El tema del aborto se encuentra entre los temas más controvertidos de los últimos tiempos.
No es una cuestión simplista la que hay de por medio sino la vida misma.
La supervivencia de criaturas que aun se encuentran en el vientre materno.
Hay una corriente que apoya los abortos sobre todo cuando la salud física de la madre se hallare en peligro inminente.
Otra opinión, otro punto de vista, sostenido por la iglesia católica, es el de que todo proceso abortivo es lesivo a la vida humana porque la suprime y por tanto, se interna en el ámbito del crimen premeditado y realizado con alevosía sin importar las motivaciones oscuras que lo procedan.
Un tercer punto de vista es aquel que nunca se ha escuchado: el de las madres que se encuentran en la disyuntiva de aprobar o no el aborto.
Nuestro punto de vista es el de que, efectivamente, hay que escuchar y hay que debatir a profundidad a todos los congregados a esta importante discusión que, de manera indirecta, tiene que ver incluso con la seguridad nacional, dadas sus extensas implicaciones.
La iglesia católica tiene un lugar ganado en la sociedad dominicana. Hay que oírla como un sector predominante, muy importante, dado su discurso histórico y su incidencia en la historia nacional.
Hay que demostrar en los hechos que ella no tiene razón de lo contrario, se hace obligatorio hacerle caso a su posición antiabortiva.
Su posición es clara: no hay argumentos para suprimir una vida humana que pude ser salvada.
Hay una justificación atendible en esto.
La iglesia no es un sector a tomar en forma sesgada en esta cuestión básica y de interés nacional.
Y que predomine la justicia.
