Dividir Haití e instalar dictadura (OPINION)

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El autor es politólogo y teólogo. Reside en Nueva York

Este será el último artículo de la serie donde hago las propuestas definitivas de la viabilidad de un gobierno autoritario en Haití.

Y creer que proponer la división de Haití y que se pueda hacer en tres grandes regiones, parecería una idea utópica, al mismo tiempo que cada una tenga un gobernador o yendo más lejos un presidente.

Decir esto sonaría como una disrupción estructural interesante. Y no más.

Pero no es así.

Una evaluación exhaustiva desde el punto de vista histórico, social, político y práctico nos muestra la raíz de un problema cultural psicosocial de esa población.

Con Haití no traemos la idea para que irrumpa súbitamente, sino que su base material está dada desde la proclamación de su independencia la cuál ya vimos en la conformación de dos regiones:  Imperio  y República. Y con  su gobierno.

En el artículo anterior presentamos una mini-cronología.

Ahora la más actual.

Desde 1986 hasta 2024, Haití ha vivido una serie de crisis políticas e inestabilidad, con numerosos presidentes derrocados, asesinados, depuestos, o forzados a renunciar.

Aquí están los presidentes haitianos más destacados que enfrentaron derrocamientos o renuncias forzadas en este período:

Jean-Claude Duvalier (“Baby Doc”): Renunció el 7 de febrero de 1986, marcando el fin de la dictadura Duvalier.

Era de transición tras Duvalier (1986 – 1990)

Consejo Nacional de Gobierno (1986-1988): Junta militar liderada por Henri Namphy.

Henri Namphy (1988): Breve mandato como presidente.

Leslie François Manigat (1988): Derrocado por un golpe militar.

Prosper Avril (1988-1990): Presidente militar tras otro golpe.

Gobiernos democráticos y crisis (1990 – 2004)

Jean-Bertrand Aristide (1991, 1994-1996): Elegido democráticamente en 1990, depuesto en 1991 y restituido en 1994 tras la intervención de EE.UU.

René Préval (1996-2001): Primer presidente en completar un mandato completo democráticamente.

Jean-Bertrand Aristide (2001-2004): Segundo mandato; derrocado por una revuelta en 2004.

Transición y MINUSTAH (2004 – 2011)

Boniface Alexandre (2004-2006): Presidente interino durante la ocupación por la Misión de Estabilización de la ONU (MINUSTAH).

René Préval (2006-2011): Segundo mandato en medio de tensiones políticas.

Crisis y reconstrucción (2011 – 2021).

Michel Martelly (2011-2016): Llegó al poder tras un controvertido proceso electoral.

Jocelerme Privert (2016-2017): Presidente interino tras el fin del mandato de Martelly.

Jovenel Moïse (2017-2021): Su presidencia terminó con su asesinato en julio de 2021.

Crisis actual y vacío de poder (2021 – 2024)

Ariel Henry (2021-presente): Nombrado primer ministro tras el asesinato de Moïse; depuesto.

Desde el asesinato de Jovenel Moïse en 2021, Haití no ha tenido un presidente electo.

La intervención de la ONU y la OEA ha sido constante en los últimos 30 años, tratando de mediar en las crisis políticas y promover la estabilidad.

Las protestas populares, la intervención extranjera (particularmente de Estados Unidos y la ONU), y los problemas estructurales como la corrupción, crímenes, envenenamiento, terremotos y la pobreza han alimentado la constante inestabilidad.

Haití sigue siendo un ejemplo de cómo las crisis políticas recurrentes pueden impedir el desarrollo y la consolidación democrática.

Ahora, hay que considerar seriamente algunos aspectos  de  esta propuesta de dividir la nación para instaurar una dictadura.

Vamos de nuevo a recordar algo desde el contexto histórico y cultural.

Haití es una nación con una identidad profundamente unificada, basada en su historia de lucha por la independencia y su resistencia al colonialismo.

Y por eso reconozco que plantear dividir el país podría ser percibido como un retroceso en esa identidad unitaria, lo que supondría generar resistencia por parte de la población.

Estructura Federal

Aunque sabemos que Haití ni siquiera es una media isla, pero la idea no es que se observe geográficamente o poblacionalmente grande, por el contrario es detener sus convulsiones sociales que castran su desarrollo.

Un sistema federal, donde cada región tenga cierta autonomía bajo un gobierno nacional, podría ser más aceptable que una división estricta.

Es el caso de Estados Unidos, México o Brasil muestran como las regiones pueden tener gobernantes locales mientras comparten una identidad nacional.

Viabilidad práctica

Es altamente sabido que Haití carece de infraestructura adecuada para sostener tres regiones autónomas con administraciones independientes.

Dado los problemas de su economía de recursos ya limitados podría generar desigualdad entre las regiones.

Pero es preciso recordar que desde esa perspectiva y particularidad es que los cinco países miembros permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas deben ejercer el control y la tutela financiera.

Seguridad:

El riesgo de conflicto interno aumenta si las regiones compiten por el poder o los recursos.

Algo que puede corregirse focalizando y determinando la capacidad productiva y generadora de servicios de cada una.

Participación ciudadana

Cualquier cambio de esta magnitud requiere un amplio consenso nacional, dirían muchos, y yo pienso que no se logrará nunca si es por ellos, intentarlo a través de referéndums, diálogos entre sectores clave y la participación internacional como mediadora y ejecutora sería cuesta arriba.

El ejemplo de viabilidad.

Países como Bosnia y Herzegovina tienen sistemas políticos basados en divisiones regionales.

Aunque buscan representar mejor a sus comunidades, también enfrentan retos significativos, como la burocracia excesiva y tensiones políticas. Algo corregible.

Pero después de la balcanización hoy existe la estabilidad, aunque ese proceso -balcanización- fue una vergüenza para la Comunidad Internacional.

En el caso de Haití el fenómeno es muy distinto.

Alternativa

No se puede seguir con la idea de que se podría fortalecer un gobierno centralizado y estar realizando “elecciones democráticas”. Ya que en los  hechos han fracasado.

Hay que romper esa cohesión nacional y dar paso al proceso de transición a un gobierno autoritario que resuelva la inestabilidad política, social y económica a través de la ruptura de la cohesión nacional.

Riesgo y Dudas

La seguridad y el riesgo de conflicto interno estarán latentes en la cohesión nacional más que en territorio dividido.

El riesgo aumenta cada vez que las regiones compiten, como está sucediendo hoy día, por el poder o los recursos.

Planteamientos anteriores.

Cualquiera puede pensar que tengo ideas extremistas y quiero que sepan que no es así.

Estas teorías se han planteado antes.

Sí, a lo largo de los años, organizaciones internacionales y expertos han considerado enfoques descentralizados o regionalizados como posibles soluciones a los desafíos de Haití.

Aunque la idea de dividir el país en regiones con presidentes no ha sido planteada formalmente, hay propuestas que promueven la descentralización del poder y el fortalecimiento de las capacidades regionales.

Descentralización administrativa:

La descentralización ha sido una recomendación recurrente por parte de instituciones como las Naciones Unidas y el Banco Mundial.

Estas propuestas buscan fortalecer los gobiernos locales y las capacidades regionales para abordar desafíos específicos, como: desarrollo económico local. Mejorar el acceso a servicios básicos en áreas rurales y urbanas, etc….

Planes de desarrollo por zonas

La ONU y la OEA han sugerido dividir Haití en regiones funcionales para el desarrollo económico, con enfoque en sectores clave:

Zona Norte: Desarrollo agrícola e industrial.

Zona Metropolitana (Puerto Príncipe): Enfoque en servicios y comercio.

Zona Sur: Turismo y recuperación ecológica.

Estas divisiones no implican un cambio político, pero promueven estrategias diferenciadas para cada región según sus recursos y necesidades.

Ejemplos de gestión compartida

Proyectos como el “Plan de Recuperación de Haití” de 2010, liderado por la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití (CIRH), destacaron la importancia de integrar a comunidades locales en las decisiones, dividiendo las responsabilidades entre el gobierno central y actores internacionales.

Federalismo como opción

Algunos académicos y organizaciones han planteado que un sistema federal podría resolver los problemas de gobernanza en Haití.

Este enfoque permitiría una mayor representación de las comunidades locales. Y la reducción de la dependencia de un gobierno central históricamente débil.

Retos en la implementación.

A pesar de estas propuestas, Haití enfrenta barreras importantes como la corrupción y la gobernanza.

La descentralización obliga gradualmente a que el clientelismo no se transforme en bandas que sustituyen las autoridades.

Resistencia política.

Las élites tradicionales podrían oponerse a perder poder centralizado.

Ejemplo comparativo: Bosnia y Herzegovina

El modelo de división administrativa en Bosnia, supervisado internacionalmente, ha demostrado que un sistema descentralizado puede mantener la paz en sociedades fragmentadas.

Sin embargo, también ha generado divisiones burocráticas y políticas que obstaculizan el desarrollo a largo plazo.

¿Qué buscan las organizaciones internacionales hoy?

Actualmente, muchas propuestas se enfocan en: Promover el diálogo nacional entre todos los sectores haitianos.

Asegurar elecciones justas para reconstruir instituciones legítimas.

Impulsar programas de desarrollo económico a nivel comunitario.

La ONU y la OEA han emitido diversas resoluciones relacionadas con la situación en Haití, enfocándose principalmente en estabilización, seguridad, fortalecimiento de instituciones y gobernabilidad.

Sin embargo, no se ha abonado en terreno fértil para fructificar.

Debo esclarecer que no hay evidencia de resoluciones formales; que proponga la división administrativa de Haití en regiones autónomas con presidentes independientes o la que estoy sugiriendo de un dictador.

Aquí algunos puntos clave:

La Resolución 2743 (2024) del Consejo de Seguridad extendió el mandato de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH).

Su objetivo es apoyar al gobierno haitiano en estabilidad política, seguridad, estado de derecho y transición democrática.

También se coordina con la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, liderada por Kenia, para enfrentar la violencia de pandillas y promover elecciones nacionales futuras .

Las resoluciones relacionadas con MINUSTAH (2004-2017) incluyeron apoyo a la descentralización y fortalecimiento de instituciones locales, con la intención de extender la autoridad estatal y promover gobernabilidad a nivel regional .

Participación de la OEA

La OEA ha respaldado procesos de gobernabilidad y elecciones, pero principalmente ha colaborado en el fortalecimiento institucional y la mediación en crisis políticas.

La descentralización ha sido una prioridad en varias estrategias internacionales, pero siempre dentro del marco de un Estado unificado.

Y es precisamente el llamamiento que hago después de algún análisis con raíces históricas.

Debemos descentralizar e instaurar un gobierno autoritario con apoyo internacional.

Aquí  les dejo un enlace relevante sobre la conexión entre pandillas, políticos y empresarios en Haití, que detalla como estas relaciones han impactado la situación del país.

Se puede percibir y analizar el crecimiento de las pandillas y su relación con políticos, empresarios y redes internacionales.

Parte de las raíces del problema.

A través del informe de: Global Initiative Network – Gangs of Haiti.

jpm-am
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