Dioses y religiones

Por RUBEN MORETA

Los hombres y mujeres en todas las épocas han enarbolado divinidades  para atender  diferentes circunstancias terrenales y no terrenales. Todas las culturas y civilizaciones eran en sus inicios politeístas, es decir, adoraban a varias deidades.

Por ejemplo, en nuestra isla los tainos tenían decenas o  cientos de dioses: el día, la noche, la luna, las estrellas, los animales, los árboles, sus alimentos, todos eran divinidades.  Los principales dioses aborígenes guardaban relación con la naturaleza y más esencialmente con las necesidades de  subsistencia de la gente, por eso el Dios de la Yuca (Yocahu) era el Dios principal, porque ese era su  alimento fundamental.

 

Los miedos y temores, la ignorancia o la falta de explicación objetiva a hechos y/o fenómenos son factores que   llevan a los individuos a definir deidades que luego son impuestas o asumidas colectivamente.  Isaac Asimov sobre esto llegó a afirmar que “rendirse ante la ignorancia y llamarla Dios, sigue siendo la base de las religiones”.

El monoteísmo corresponde a etapas superiores  de  los pueblos mediadas siempre por el factor político.  Concretamente, el modelo religioso  monoteísta cristiano-católico vigente en occidente es un paradigma impuesto a la fuerza.  Lo impusieron los romanos en todo el mundo  conocido, que ellos llegaron  a dominar en una extensión de 6.2 millones de kilómetros cuadrados.

 

La sociedad occidental, a partir de la Edad Media, bajo la égida del imperio Romano y atendiendo a razones estrictamente políticas, asumió  este  modelo  religioso.

 

Este enfoque dogmático se impuso también –a sangre y fuego- en los  nuevos territorios ocupados por las potencias europeas  a partir del siglo XV  -África y América-  con el cruento proceso de  conquista y dominación  de los que fueron víctima estos “nuevos mundos”,  a través de un  proceso de desculturación que destruyó no solo su basamento  cultural, sino  que en el caso de  nuestra isla, se produjo un genocidio cruel,  que exterminó a la totalidad de los aborígenes pobladores originarios de estas tierras en menos de un siglo.

 

Créalo o no, acéptelo usted o no, la religión y los sistemas de creencias de los pueblos no son  un fenómeno ingenuo o inocente, sino impuesto por los dominadores, y son  el principal medio de ideologización y  dominación de las sociedades.

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