Dinero y poder

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EL AUTOR es educador. Reside en Villa Vásquez.

Sin dudas es un deleite analizar los escritos, análisis y opiniones del Dr. Santiago Caba, el cual además de especialista en materia de derecho es un excelente comunicador social y un estratega político de renombre.

Cada semana el Dr. Caba manifiesta sus pensamientos con respecto a temas diversos; estos los plasma en su muro de Facebook o los comparte mediante la red social de WhatsApp.

Recientemente compartió el artículo presentado a continuación para el cual usaremos mi columna para análisis de mis amigos lectores.

Por Santiago Rafael Caba Abreu

El dinero no es santo, pero hace milagros», es la  expresión en la que la base social popular entiende las distintas soluciones que se producen  utilizando el capital o la riqueza como instrumento material para solventar las dificultades propias de naturaleza individual.

Es bien sabido que el «dinero es todo activo o bien generalmente aceptado como medio de pago por los agentes económicos para sus intercambios y que además cumple las funciones de ser unidad de cuenta y depósito de valor.

Algunos ejemplos de dinero son: las monedas, las divisas y los billetes, las tarjetas de débito, y las transferencias electrónicas, entre otros»

Los gobiernos, a través de las leyes, son quienes determinan cual es el tipo de dinero de curso legal que circulará en su territorio o dentro de determinados estados que hayan producido una unidad monetaria común en las comunidades miembros de un núcleo de Naciones.

Pero son otras entidades, como los bancos centrales y las casas de la moneda, los que se encargan de regular y controlar la política monetaria de una economía, y de crear las monedas y billetes según la demanda y la necesidad de tener en circulación dinero físico.

En ese entendido, hemos de colegir que, desde un punto de vista de las Ciencias Sociales, entra en juego el factor social, ya que la moneda al ser «un bien público», en tanto que presta servicios de tal naturaleza, debe ser regulada por las autoridades públicas en cuanto son representantes del interés público.

Así las cosas, al final del día, tenemos que ver el dinero como un mecanismo de poder, es decir, que su producción y regulación tienen su origen en una decisión política para proveer el mercado de un instrumento mediante el cual los individuos producen un intercambio por bienes y servicios.

«El capital», escrito por Karl Marx, una crítica de la economía política y también leído como una obra de filosofía o como un tratado de economía, nos da en última instancia que el dinero (visto como instrumento del capitalismo), que se trata de una herramienta  política de dominación entre las clases, de un lado los proletarios y de otro los burgueses.

En ese contexto parecería que en la República Dominicana las clases dominantes no utilizan el dinero para ellas mismas erigirse como gobierno, sino que les sirve de instrumento de sojuzgamiento y dominación utilizando la plataforma del capitalismo moderno, es decir, el sistema político democrático a través de la publicidad sutilmente colocada en la comunicación social.

Luego la estructura de negocios juega un papel transversal de retorno de los capitales utilizados en beneficio de quien se selecciona para convertir la inversión en liderazgo político, y para ello se burla la ley, se encubren tras el antifaz de empresas creadas de gabinetes,  se simulan procesos de transparencia, se sobornan los mecanismos de controles y se compromete la renta pública, se repiten nombres y se entroniza la impunidad, mientras la sociedad duerme en los brazos de algunas marcas de borracheras y bachatas.

Los sustos de cambio que atentan contra la tradición de poder incubado en las entrañas del capitalismo rancio, en manos de la ultraderecha y los conservadores de la aristocracia pulgosa, les obliga a combinar esfuerzos para evitar el resabio popular, y en ese afán van creando una corriente de acercamiento con los sentimientos generalizados de rechazo al continuismo, le sacan la alfombra procurando aparentar su desprecio, obviamente esto plantea que no hay respeto a las aspiraciones de sobrevivencia política en un Estado donde impera la corrupción administrativa.

El dinero y el poder son gemelos en la obra maestra de perseguir a la familia y abandonar el país a su suerte, sólo necesitan tener un chin de la cuota política con que se les permita reinventar nuevas fórmulas de dominación y de impunidad desde el Estado.

JPM

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