Digamos adiós al 2024 (OPINION)
POR MARCELINO LARA
Este año que ya casi nos deja ha sido un año económico duro y desesperanzador para la clase media y para los más pobres. También, muy especialmente, para las pequeñas y las medianas empresas dominicanas.
La política económica aplicada por las autoridades desde agosto de 2020 ha sido un duro golpe al bolsillo de clase media y pobres, pero también al corazón financiero de los pequeños y medianos empresarios. Ha sido una política económica implacable y sin tregua.
Esta política económica de demanda inducida a través de la ampliación exagerada del gasto público corriente sustentado en deudas, ha empezado a mostrar su cara económica más negativa que es la devaluación monetaria y la inflación, que nos traerá de regalo la desestabilización macroeconómica en próximo año 2025.
Los sectores más importantes de la producción dominicana en cuanto a generación de empleo ya se han empezado a debilitar. La producción agropecuaria nacional se ha debilitado y no se vislumbra su fortalecimiento ni en el corto ni el mediano plazo.
Por otra parte, algunos representantes del sector industrial han dicho que han sentido fuertes amenazas a su actividad, relacionadas con la competencia desleal y el costo de la energía.
Dificultades
Los constructores inmobiliarios que se financian a través de la banca comercial están confrontando serios inconvenientes para alquilar o vender sus unidades, afectados tanto por el alza en el costo de la materia prima como por el alza de la tasa de interés.
En el sector turístico se observan signos de agotamiento a juzgar por los niveles de desocupación observados en la llamada temporada alta.
Despidamos a este año 2024 con esperanza y optimismo pero muy consciente de que la política de demanda inducida a través del aumento exagerado del gasto público corriente que estamos aplicando de nuevo, después de haber transcurrido más de 40 años, de su primera vez, no augura nada beneficioso para la economía dominicana en 2025.
Más bien, estamos a punto de regresar a la ya superada etapa de la desestabilización económica y de los odiosos programas de ajustes patrocinados por el FMI.
Nadie pensó que volveríamos a recorrer ese trayecto de aplicar una política económica de demanda inducida a través del exceso del gasto público corriente basado en préstamos.
La primera vez para sustentar esa política económica perversa fueron tomados 185 millones de dólares a bancos privados internacionales que fueron terminados de pagar casi 40 años después.
En esta ocasión la implementación de la misma política económica de demanda inducida ha estado sustentada en más de 45 mil millones de dólares, lo que significa que nos tomaremos casi 500 millones de años para terminar de pagarlos.
Así no se puede. Que el año 2025 nos encuentre a todos confesados. Que así sea.
jpm-am
marcelino prevé unas perspectivas oscuras para el próximo año 2025. como había comentado antes, me preocupa el sector del arroz, que produce un bien de la seguridad alimenticia del país. me preocupa que he visto cifras de las importaciones de arroz, que de enero a noviembre de este año superan las 150,000 tm. qué pasará a futuro, habrá que buscar más dólares para adquirir dicho producto en el mercado mundial.