Democracia: defensa vs. secuestro

Y de nuevo volvemos a la cuna de la civilización, la Antigua Grecia, en donde se registra el término democracia por vez primera en la historia. Algunos historiadores suscriben la hipótesis de que a pesar de que existen registros documentados que avalan a Atenas como primera ciudad-estado en establecerla, en otras sociedades no organizadas –con anterioridad- hubo muestras de  comportamientos democráticos.

En cualquiera de sus manifestaciones, la democracia no es otra cosa que libertad e igualdad de derechos ciudadanos, ejercidos de forma participativa y soberana, dentro de un orden legalmente establecido. Inevitable que ese poder resida en el pueblo.

Nuestra historia republicana vivió un período imposible de borrar. La personalización del poder político de un régimen que nos sometió durante 30 años a todo tipo de represión, violación a los derechos humanos e irrespeto a las leyes. Se le consideró como una de las más sangrientas tiranías de la región.

Sin importar lo sangriento que pudiera ser, todo tuvo su tiempo de madurez y conciencia en lo que fue la trama del derrocamiento. En la disposición de llevarlo a cabo no hubo dudas.

El 30 de mayo de 1961 es una fecha que guarda relación con el determinismo de los dominicanos a la hora de defender sus causas. Ese determinismo se consagró de igual forma en el movimiento cívico-militar de la Revolución del 1965.

Ambos hechos reflejan una conciencia democrática y alianza de clases en defensa de una causa.

Esta es una semana que para el poder político pinta crítica. Se pondrá de manifiesto el grado de inteligencia emocional de que están hechos algunos políticos. Y nosotros tendremos la oportunidad de medir si piensan en función de individuos o del colectivo.

Para los peledeístas, Juan Bosch debe ser el referente. La Constitución de Bosch fue la más democrática, progresista y de un marcado contenido social y humano. Bosch pensó en el colectivo dominicano, no en su coyuntura particular.

Y por ahí es que debemos marcar: la defensa de una causa, que no es más que nuestra bien ganada democracia y el fortalecimiento institucional.

A algunos partidos del sistema se les olvida que sin importar la regla del juego, es el pueblo quien elige. Y su comportamiento está seriamente vigilado a partir de algunas acciones que son del dominio de la mayoría.

Consenso, pluralismo, tolerancia y discernimiento van de la mano con la democracia, si no existen o no se dan en el momento histórico que vivimos, podríamos estar a las puertas del derrumbe de nuestras conquistas.

Apelamos al buen juicio de quienes nos dirigen, a su vocación democrática, al recuerdo de sus luchas por el bienestar de la nación. Creemos que al final se impondrá la buena voluntad de los que piensan y sienten que en sus manos está el porvenir dominicano.

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