Debates debatidos

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EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.

Si el plan era conocer las propuestas de los candidatos, todo quedó totalmente aclarado a manera de comparación doméstica y a saludable distancia sanitaria, aun cuando justo es decir que el debate estaba debatido, desde hace muchos años.

Debido, insisto, a que estos espectáculos políticos perdieron cadencia y el monopolio era prevaleciente después de la dictadura, en tiempo de guerra fría y excepcionalmente, en los clásicos instantes en que la Patria solo es de quien luche por ella con mayor desinterés.

Desde luego, como se trata de asuntos de simpatía y opinión, interés y democracia, pasión y suerte, vi a Gonzalo ganar por mucho, pues, lo aprecié más lúcido y lucido, más claro y específico, más personalidad y aún más estadista.

Por ejemplo, vi a Luis, más etéreo y más livianamente repetitivo; cambió el fondo por la forma y se  multiplicó por sí mismo en el atraso de las fantasías, pues a esta hora de la historia, solamente es válida la promesa de trabajar en aras de superar la acumulación de limitaciones sociales, fundamentalmente.

En cuanto a Leonel, se me antoja que si el expresidente hubiese recordado con insistencia histórica la ocasión en que Julio Sauri expresó, esencialmente, que “ni la virgen de la Altagracia está en capacidad de eliminar los apagones”  que afectaban al país, quizás hubiese saludado, discretamente, la obra más gigantesca e importante de la historia nacional.

Y de Catalina, sustento que la energía que produce ha sido la más limpia de todas, porque en 90 años de insuficiencia energética, millones de dominicanos perdieron la vida; se desangró el país e indecentes faltriqueras sedimentaron el proceso, hasta empobrecer al pueblo a nivel de indigencia. Poco más o poco menos, pero no había energía ni sucia ni limpia. ¡No había luz!

 Gonzalo, por su parte, resultó como despejada diferenciación, con respecto de los demás candidatos, esto es tras proyectar el sentido de un discurso de primera vuelta, tan llano y elocuente, como didáctico y esperanzador.

Sin embargo, entiendo que antes del 5 de julio los candidatos pudieran firmar un pacto susceptible de honrar la gobernabilidad que será difícil de cumplir, en razón del actual estado de cosas que prevalece en el mundo, incluso, más allá de George Floyd.

Caudalosos ríos de sangre correrán por todo el territorio nacional, ¡léalo bien!, si la comprensión permaneciera ausente del fundamento nodal de esta eventual posibilidad y los haitianos actuarán en proporción directa a su histórica ansiedad.

Cuarenta millones de desempleados en el país más poderoso del mundo; policías arrodillados por temor a perder la vida; asaltos a la propiedad privada; injusticia social, más un etcétera del tamaño de la crisis sanitaria con proyecciones apocalípticas.

Mi honestidad, impide jugar a la política barata y absurda, de manera que, ya está escrito, que el debate está debatido, los puños están cerrados a nivel mundial, pero aquí, aún están abiertos y debemos evitar confundir justos con pecadores, porque los tiempos son diferentes, desde que en el mundo apareció el primer portador del coronavirus. ¡No lo dude!

alberto.lopezdeschamps@gmail.com

JPM
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