Danilo y Leonel: Un encuentro personal por el país

Danilo Medina y Leonel Fernández, antes de que sea demasiado tarde para ambos, deberían encontrarse cara a cara. Deberían tomarse todo el tiempo en un diálogo que contemple todo lo que ellos son y todo lo que ellos representan. Entre ambos han gobernado el país por casi 20 años desde el mismo partido. Uno por ocho y otro por doce. Ambos fueron jóvenes que soñaron la política juntos, colaboraron uno con el otro.  Son alumnos de una misma escuela y aprendieron la política de un mismo maestro. Ambos tienen un sitial en la historia dominicana, por lo que ambos, por el bien del país y las futuras generaciones, deben encontrarse fraternalmente en ánimo de evitarles más dolores y traumas a este sufrido pueblo.

Estos hombres deben juntarse para humanizarse un poco, para reencontrarse con su pasado, para reírse un poco de la historia y de la vida. Para preguntarse uno a otro, ¿quién nos hubiera dicho aquella tarde, hace 40 años, sentados debajo de la mata de mango en el patio de doña Candita (nombre y situación supuesta) que nosotros dosíbamos a gobernar este país por 20 años? y luego reírse a carcajadas. Después de jugar una mano de dominó, comer juntos, dar un paseo y recordar cosas simples del pasado, ambos van al grano y conversan.

–Pues mira– dice Leonel–, aunque ni soñábamos con eso, lo logramos. Ahora, después de este sueño, lo peor que podríamos hacer tú y yo es continuar enfrentados en una lucha de intereses que nos trasciende, que un día quedará atrás y, al final, nosotros seremos escombros.

–Eso es así, compañero Leonel –asiente Danilo–. Somos los hombres del momento, tenemos grandes responsabilidades ante nosotros y de nosotros dependen muchas cosas buenas o malas para nuestro país. Un acuerdo simple y sensato, en el que no haya ganadores ni perdedores, un ganar-ganar entre nosotros puede significar un gran aporte para nuestra sociedad. ¿Tú estás dispuesto a hacerlo?

–Sí, yo estoy dispuesto –responde Leonel–, si tú también lo estás. Vamos a darle la oportunidad a un nuevo candidato y vamos a aportarle nuestra experiencia y liderazgo al partido y a la nación. Vamos a abrir las compuertas a nuevos líderes para que compitan en las primarias nuestras por la presidencia en este torneo electoral del 2020.

–Es buena idea –amplía amplía Danilo–, quizás el que venga haga las transformaciones sociales y políticas que en términos éticos ni tú ni yo logramos hacer. Así, ambos tendríamos la oportunidad de ver cumplir, aunque sea en otro, el sueño del profesor Bosch, ya que eso no lo vamos hacer nosotros, aunque cualquier de los dos gobierne el país por más tiempo.

–Vamos a entender esto –acota Leonel, con su proverbial e ilustrada retórica–. ¿Dónde están las rivalidades Santana-Báez, por recordar una de las más sonada; y las más recientes: ¿Balaguer-Augusto Lora, Guzmán-Jorge Blanco, Balaguer-Peynado, Peña Gómez-Majluta,  y otras? Fueron rivalidades enconadas, agrías, pero a fin de cuentas infructíferas y ya son cosas del pasado. Ahora la historia en una de sus fintas siniestra y alevosa pretende escogernos a nosotros, como dos tontos más de su juego perverso.

–Si nos ponemos de acuerdo –reacciona Danilo, con su pragmatismo frío y calculador–  podemos burlar esta trágica asechanza y salir unidos y fortalecidos y no destruidos por nuestra propia obstinación. No juguemos más a la política. Vamos a jugar al honor de hombre, ni tú ni yo, y nos retiramos. Ya nosotros hicimos lo que pudimos que hacer. Sin nosotros enfrentados, no nos engañemos, el país será mejor. Con nosotros en retiro, como vigilantes y árbitros, el país será mejor. Nosotros, reconciliados y en paz, sin dudas, seríamos mejores y disfrutaríamos más de nuestras familias y de nuestras vidas personales.

–Yo sé que esta no es la salida política esperada —argumenta Leonel–,  pero  es la más inteligente y la que más nos conviene a ambos. De todas maneras, dejémonos de cosas, esa masa agitadora que hay tras nosotros, no se trata de simpatía personal, ni de afectos sinceros que se puedan valorar, se trata de intereses, por lo que tú y yo representamos. Pase lo que pase entre nosotros dos, mañana ellos no nos necesitarán, y tú y yo, como quiera, estaremos solosHabrán filas de seguidores, habrá vítores y clamores, pero ya no serán para nosotros, serán para otros.

–Si tú supieras que yo he pensado en eso –reflexiona Danilo–. Si somos realistas, para que esto suceda no pasará mucho tiempo. La política es un engaño. Nos ha engañado a todos. Pongámonos de acuerdo, aprovechando que ambos tenemos poder, engañemos ahora nosotros a la política.  Celebremos la vida. La política es tan veleidosa como traidora y si ambos no buscamos una salida honrosa y a tiempo, seremos devorados por la vorágine mercantil de este monstruo que todo lo absorbe sin piedad.

–Estoy convencido de eso, compañero, compañero –apunta Leonel–.  Pienso que aún estamos a tiempo de encontrar la mejor salida. Aún queda un poco de luz en este cerrado túnel y tenemos que aprovecharla antes de quedar por más tiempo fatalmente atrapados por esa sombra misteriosa e intangible que los hombres llaman poder y con la que nosotros hemos venido lidiando desde que éramos muchachos.

–Está bien, pero tú sabes que eso se sale del librito clásico de nuestra política –comenta Danilo.

–Excúsame una vez más –responde Leonel–, pero es importante entender que repetir lo mismo, hacer lo que siempre se ha hecho, ha sido nuestra gran desgracia histórica. Vamos hacer  y yo juntos lo que nunca se ha hecho, y veremos que ¡e’palante que vamos!

Los pormenores de este encuentro, que estremecerían al país y al mundo, serían dados a conocer en una rueda de prensa en la que  únicamente estarán dos hombres y solo dos: Danilo Medina y Leonel FernándezNadie más Ambos sonrientes y satisfechos.

El pueblo rebozará de alegría después de este insólito encuentro. Habrá rabia ruidosa por un lado y regocijo desbordante por otro. Los precandidatos del partido retomarán sus posiciones de combate y una oposición tan inocua, timorata e incapaz, que no hace nada por ganarse el favor del pueblo, se retiraría amargada para seguir ensayando sus amagos políticos por cuatro años más.

of-am

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