Cuando la economía está al servicio de unos pocos

Hace unos días se anunció como un gran logro, haber llegado a un acuerdo para que solo se hagan dos siembras de arroz al año. Según el sector interesado, incluyendo a funcionarios gubernamentales, con el fin de proteger a los productores. La noticia como tal podría ser calificada de positiva por los que de alguna forma están ligados a esa actividad agrícola, y por los que obedecen o son patrocinados por los sectores de producción, incluyendo gente del gobierno como de la oposición, pero para la población mayoritaria, eso que se anunció, no tiene que ser necesariamente una noticia positiva ni halagadora, sino pone al desnudo que por lo menos en esta parte del mundo, la economía está solo al servicio de unos pocos y que los Estados o los gobiernos de alguna forma los auspician o protegen. Durante largo tiempo se han hecho millonarias inversiones en investigaciones y buscando asesoría extranjera para lograr mayor producción, así como variedades capaces de producir más de dos veces por año. La idea era producir más, no solo para satisfacer la demanda local, sino para exportar cualquier excedente en mercados que lo requirieran, sin hablar de la incorporación de mano de obra masiva a dicha labor. La consigna era: satisfacer la demanda nacional y exportar. Entre de las razones que se esgrimieron cuando se crearon el INESPRE y CEDOPEX estaban precisamente contar con entidades oficiales que, conjuntamente con los otros organismos del Estado, regularan la producción y promoviera la exportación, incluyendo rubros agrícolas como el arroz, luego de cubierta la demanda nacional; pero desde hace tiempo, pasando por varios gobiernos, la influencia de sectores de poder impidieron en gran medida su razón original de ser. Cuando una economía tiene cara humanitaria, lo importante es que se produzca mucho y que los efectos de esa producción beneficien a los ciudadanos, no solo a quienes producen. Y esa deber ser la función primaria de los organismos del Estado. Pero no, la protección que el confuso sistema que se ha ido implementando, solo va en beneficio de una parte, indudablemente importante, pero no la única. Ni siguiera la fundamental. Ahí está la diferencia entre una economía neoliberal y otra popular, o por lo menos con ribetes de humanitaria. Lo lamentable es que una parte importante de los que asesoran, opinan y ejercen funciones públicas, incluyendo algunos que se les considera avanzados y hasta revolucionarios, están bajo las influencias del poder. Adocenados como he dicho tantas veces. Al servicio de los que tienen y pueden. Deslumbrados por el poder. De un poder económico que no tiene límites. De organismos que dependen de las presiones y decisiones de las cúpulas económicas. De políticos que navegando sin orientación ideológica, no saben ya lo que es enrumbarse hacia la derecha o la izquierda y ni siquiera lo que significa conciencia humanista. Lamentablemente el pueblo está a merced de un sistema cuya economía está al servicio de unos pocos. tabasa1@hotmail.com

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