Crítica de "Nymphomaniac (Vol.I, Vol.II)"

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Es justo decir que, como los deseos de Lars Von Trier era exhibir la versión final de Nymphomaniac con una duración de cinco horas y media, considero que la evaluación cinematográfica que realizaré será desde la perspectiva de las dos películas como una sola.

¿Por qué? pues porque Nymphomaniac es un film visceral y provocativo en su totalidad. Comprende lo que sería la tercera y última parte de la trilogía de la «Depresión» que Von Trier inició con «Antichrist» y continuó con «Melancholia». Aunque hay disparidad en los conceptos fílmicos, la soledad, la tristeza y la misma depresión juegan un desenvolvimiento importante en los matices de este tipo de cine-arte.

Yo por mi parte, nunca pensé que Von Trier intercambiaría planos sexuales por planos humorísticos. De hecho, nadie. Es lo que hace. Y es que, la excentricidad de Von Trier desnuda los juicios del cine para criticar la idiosincrasia humana en todo su contexto. Nymphomaniac (Vol.I y Vol.II) no es la excepción; y a pesar de que la película se vende como una odisea sexual, no lo es. Sencillamente porque explora el mito de la liberación sexual sin temor a exponerse ante la verborrea de los moralistas.

El preámbulo presenta, bajo la luz de una luna malvada, la vida de Joe (Charlotte Gainsbourg); una mujer que ha sido golpeada brutalmente en un callejón -no sabemos porqué-. Sin embargo, encontrándose dolida y marginada, es ayudada por un intelectual llamado Seligman (Stellan Skarsgård).

En ese punto, mediante una conversación, Joe revela que ha sido diagnosticada como una ninfómana, cuya vida ha tenido una confrontación de aceptación en una población que repudia y esconde esos matices sexuales. Seligman, con su aire de «todólogo», le cree, y ella, en un aire de confianza, comienza una narrativa en voice-over con secuencias de flashbacks para narrar el vacío de su vida sexual desde su infancia hasta su adultez.

Aquí es donde el genio de Von Trier entra en juego. El guion utiliza una estructura narrativa con saltos de elipsis para narrar el argumento de Joe. Así, la película queda fragmentada por capítulos mientras Joe comienza a contar su historia. El Vol.I se desenvuelve en cinco capítulos para mostrar la lujuria de una joven Joe (Stacy Martin), mientras que el Vol.II utiliza tres capítulos para contar la decadencia de Joe adulta.

Con un manto de humor negro, Von Trier deja dicho que, en nuestro mundo, los tabúes que causa el sexo, cura todos los problemas; pero así como los cura también los causa. Para lograrlo, enfoca la atención del primer plano cerrado y los close-ups, en las escenas donde los actores tienen sexo explicito; o cuando están dialogando filosofías.

Esto es posible con un steadicam en mano que exagera los encuadres para generar dramatismo a los primeros planos. El resto es truco digital. Así se transmite la visión.

En el Vol.I, la interpretación de Stacy Martin deja de que hablar. Su expresionismo aplica todos los atributos creíbles de la psicología de su personaje. En el Vol.II, lo mismo pasa con Charlotte Gainsbourg; se convierte en una frívola hacedora de emociones.

Esta es una película sobre el auto-descubrimiento y la degradación mental de la mujer victimada por la misoginia, el candaulismo y la pedofilia. Esto sucede hoy en día cuando la falta de aceptación y supresión del deseo sexual conlleva al aislamiento de la mujer, ante un círculo que sacude y repudia los vetos por la falta de empatía. Las mujeres se han convertido en un objeto que simboliza el sexo en la sociedad contemporánea; y como eso hace y deshace los dilemas, Nymphomaniac (Vol.I, Vol.II) deja dicho que una liberación femenina se aproxima.

Sospecho que para algunos espectadores, Nymphomaniac será una película complicada y tosca de observar; pero para los costumbristas del cine de Lars Von Trier, será un plato oscuro donde el vigor de la sátira sexual es su mayor provecho.

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