Crítica de cine: «Far From the Madding Crowd»

Las películas románticas como «Far from the Madding Crowd» me recuerdan que en estos días la frase «y vivieron felices para siempre» está tan quemada en el cine y la literatura como los papeles de divorcio en una fogata. O sea, un cliché.

 

Pero es un cliché que viene desde la época victoriana, ya que esta película es una adaptación de la famosa novela de Thomas Hardy que trata sobre las indecisiones amorosas de una mujer ante tres hombres y el tratado de los estratos sociales que divide a cada uno de ellos.

 

En esta ocasión, el director Thomas Vinterberg (“The Hunt”, “Festen”) apaga el ritmo de la historia que exhibe con el melodrama de Bathsheba Everdene (Carey Mulligan) de forma tal que le da un machetazo en el tercer acto, donde la poca claridad comienza a cansar. Y aunque Carey Mulligan da una actuación muy expresiva en su rol de protagonista, de la película solo me quedo con la composición fotográfica y el diseño de vestuario. Y esto es así porque a la historia le falta motivación, le falta identidad, le falta conexión, le falta un mejor guion. De hecho, lo que no le falta lo tiene, que es el aburrimiento.

 

Al final no es más que otra historia de amor terriblemente desgastada.

 

Por cierto, alguien que por favor me recuerde el final porque, al igual que muchos en la sala, yo también me dormí.

 

Duración: 1 hr. 49 min.

País: Reino Unido

Director: Thomas Vinterberg

Guion: David Nicholls (Novela: Thomas Hardy)

Música: Craig Armstrong

Fotografía: Charlotte Bruus Christensen

Reparto: Carey Mulligan, Matthias Schoenaerts, Michael Sheen,

Tom Sturridge, Juno Temple

Calificación: 6/10

 

Jpm

 

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