Convertirán en museo notoria cárcel de NY

NUEVA YORK.- Una vieja planta generadora de electricidad que una vez alimentó la silla eléctrica en Sing Sing podría ser la sede de un museo dedicado a la notoria prisión.
Los patrocinadores del proyecto imaginan a miles de turistas viajando «río arriba» desde la ciudad de Nueva York para ver artefactos como la silla eléctrica apodada «Old Sparky», una «jaula de cabeza» de metal usada cuando prisioneros eran transportados y una muestra de armas de los reclusos, desde hachas fabricadas en el taller de metales hasta cuchillos improvisados a partir de tenedores plásticos.
«Sing Sing es una marca», dijo John Wunderlich, presidente del Museo de la Sociedad Histórica de Ossining. «En cualquier parte de este país, incluso en Europa, todo el mundo ha oído de Sing Sing».
La fama de la prisión se deriva de los numerosos criminales notorios que fueron a parar a Sing Sing en algún momento y, en algunos casos, nunca salieron. Entre ellos estuvieron Julius y Ethel Rosenberg, que fueron ejecutados en 1953 por cargos de espionaje relacionados con entregar a la Unión Soviética información sobre la bomba atómica.
La prisión fue además el destino final de muchos miembros de Murder Incorporated, el célebre escuadrón de la muerte de la mafia en las décadas de los 30 y los 40. Y fue de donde el prolífico ladrón de bancos Willie Sutton se escapó en 1932 usando una escalera improvisada.
La reputación de Sing Sing fue bruñida por Hollywood, que la usó como escenario de películas de los 30 como «The Big House» y «Angels With Dirty Faces». El penal junto al Hudson 50 kilómetros (30 millas) al norte de la ciudad de Nueva York inspiró la frase ahora sinónimo de encarcelamient «río arriba».
«Está cargada de historia, no hay dudas», dijo Arthur Wolpinsky, agente correccional en Sing Sing desde 1971 e historiador del penal. «Electrocuciones, motines, intentos de fuga. Y ha cambiado mucho a través de los años. Ahora los reclusos pueden tener televisores en sus celdas.»
La planta generadora está separada de los 1.600 reclusos por un muro alto con torres de guardias. Fue una fuente de electricidad desde 1936 hasta al menos 1963, la última vez que se usó la silla eléctrica.
Y pese a la noción común en películas, dice Wolpinsky, «las luces no se atenuaban en Sing Sing cuando se usaba la silla».
Fuente: EL NACIONAL
jt/am

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